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GUARDIA CIVIL

Guardias civiles denuncian la «ruina» de las motos de Tráfico mientras Interior «coloca más radares»

Los agentes de las Agrupaciones de Tráfico de la Guardia Civil se hartan del estado de la flota de motocicletas con las que tienen que realizar su trabajo: chasis oxidados y próximos a la rotura, motores que rondan los 200.000 kilómetros o frenos que ya apenas funcionan. Los agentes reclaman al Ministerio del Interior que se deje «de motos camufladas y radares de tramo» en busca de multas y de aumentar la recaudación, y en cambio se dedique arreglar este problema.

La situación, señalan fuentes de la Asociación Unificada de la Guardia Civil (AUGC) afecta «gravemente a la seguridad» de los agentes, en una unidad ya «especialmente expuesta a sufrir accidentes laborales», aseguran en referencia a los guardias de la Agrupación de Tráfico. Sus motoristas, efectivamente, son víctimas habituales de accidentes de tráfico. Y en algunos casos, mortales: el último tuvo lugar en Galicia este mismo mes de mayo.

Han sido los agentes destinados en Canarias quienes han dado la voz de alarma y han denunciado la situación, pero fuentes de la Guardia Civil admiten que es un problema extendido a prácticamente todas las Agrupaciones a nivel nacional. Faltan medios, faltan cascos, no hay chalecos inflables y en ocasiones se obliga a los agentes a patrullar con motocicletas «que no pasarán la próxima ITV».

Las imágenes que difunden los propios agentes del estado de las motos hablan por sí solas: amortiguadores carcomidos por el óxido y frenos agotados, lo que supone un «peligro, ya que afecta a la estabilidad». «El mantenimiento es lamentable», aseguran. Además, la flota ya alcanza una cantidad de kilómetros acumulados «que asusta», dicen: hay motos que rondan los 200.000 kilómetros, «que para un coche sería como medio millón de kilómetros».

Por ello, piden a Interior y al director General de Tráfico que se dejen «de motos camufladas y radares de tramo», dos de las herramientas que más se están utilizando en la actualidad y que suponen un aumento de la recaudación, y que se fije como prioridad dar medios a los agentes para hacer su trabajo en condiciones dignas y seguras.

Deficiencias en la ropa

Agentes de la Guardia Civil denuncian ante su Dirección General y el Ministerio del Interior que dirige Fernando Grande-Marlaska que sus agentes del Servicio Marítimo tienen carencias severas de material. Incluso de ropa y calzado. Por ello, le han enviado a la Dirección General un escrito en el que recopilan todas esas deficiencias, que van desde zapatos náuticos cuya suela se deshace en contacto con carburante a pantalones largos recortados por los propios agentes para soportar las temperaturas del verano.

Lo ocurrido el pasado mes de febrero en el puerto de Barbate, cuando dos agentes de la Guardia Civil fueron asesinados y otros dos resultaron gravemente heridos tras ser embestidos por una narcolancha, es sólo la punta del iceberg de los problemas que tienen los agentes del servicio marítimo para cumplir sus misiones diarias.

En ese día a día, tal y como señalan desde el propio Cuerpo, se enfrentan a problemas más mundanos -pero también determinantes para su eficacia- como la falta de vestuario o la nula adaptación de las prendas disponibles a sus tareas.

Por ello, desde la plataforma JUCIL han enviado un escrito a la Dirección General señalando todas las carencias detectadas en los últimos meses. Ahí relatan, por ejemplo, que en Cádiz «hay guardias civiles que tras un año en dicha especialidad aún no han recibido monos de intervención, calzados y otros complementos de seguridad adecuados para sus cometidos».

En Algeciras, añaden, la situación es más precaria aún: «El personal traslada la necesidad de bermudas de pantalones de tipo rip-stop, tras años sin acceder a ellos, los guardias civiles del servicio marítimo se ven obligados a recortar los pantalones de los uniformes de campaña, o los de servicio rural. Este arreglo es abonado por los propios efectivos».