Entrevista al autor de 'Iván Redondo: el manipulador de emociones'

Graciano Palomo: «Iván Redondo es un jesuita carlistón con ínfulas de estadista que destruye a sus rivales»

Graciano Palomo: «Iván Redondo es un jesuita carlistón con ínfulas de estadista que destruye a sus rivales»
Graciano Palomo.
Manuel Cerdán

Llevaba tiempo tras la presa y, finalmente, Graciano Palomo ha logrado pulir un gran libro sobre el gurú de Pedro Sánchez en La Moncloa: ‘Iván Redondo: el manipulador de emociones’. La primera obra que ve la luz sobre la segunda persona con más poder en España. Ni el Rey, ni los poderosos del Ibex 35, ni el presidente de la Conferencia Episcopal, ni los amos de la Banca, ni la Embajada de Estados Unidos, ni la jefa del CNI… Nadie ha amasado tanto poder en España como el jefe de los fontaneros de La Moncloa.

Iván Redondo, el spin doctor de 40 años -nacido un 14 de abril-, como recuerda Graciano Palomo en su libro, recuperó para Sánchez la Secretaría General del PSOE, propició la moción de censura contra Rajoy, unió al líder socialista e Iglesias para formar un Gobierno socialcomunista, subió el cadáver de Franco en helicóptero, fustigó a Ayuso y ahora pretende que los españoles traguen el sapo de los indultos a los golpistas catalanes.

Por su excelente trabajo, el avezado y sólido periodista ya ha logrado el reconocimiento de la opinión pública: que su libro se sitúe entre los más vendidos en un tiempo récord. Y Graciano Palomo no ha necesitado acudir a la “manipulación de las emociones” para convencer a sus lectores. ¿Cuál ha sido el mérito del periodista y escritor para atraer la atención del gran público? Su independencia, su valentía para enfrentarse al poder con mayúsculas, su meticulosidad para plasmar en un flashazo de fotomatón la crudeza del personaje, su enorme ejercicio de investigación y su desparpajo para encarar la prepotencia y la perfidia del Rasputín de La Moncloa.

Muy pocos, como el veterano periodista, que con sus libros ya ha retratado a políticos como Aznar o Rajoy, se atreven -ante el riesgo de ser laminado por el aparato monclovita- a llamar a Redondo “jesuita carlistón con ínfulas de estadista que sólo busca acabar con el adversario”, “experto copista y plagiador” o “manipulador de emociones”.

Graciano Palomo tenía otros títulos alternativos para etiquetar su libro: ‘El otro presidente’ o ‘El manipulador’. Pero entendió que ‘el manipulador de emociones’ definía meridianamente el trabajo diario del aparato de agit-prop de la Presidencia del Gobierno. También lo podría haber titulado: ‘La cuadratura del círculo’. Principalmente, por lo difícil que cuesta definir al Gobierno sanchesztein y bipolar del PSOE y Podemos.

En la entrevista de OKDIARIO, Graciano Palomo explica todas las claves de su libro: ‘Iván Redondo: el manipulador de emociones’.

PREGUNTA.- Usted tiene el mérito de ser el primer escritor que ha elaborado una biografía crítica sobre un personaje que expande entre otros periodistas miedo o pleitesía, ¿espera algún tipo de represalia o veto del gurú de La Moncloa?

RESPUESTA.- Espero que esto no acabe como en una historia siciliana… Desde el principio supe que estaba haciendo ese trabajo que no iba a ser complaciente para él, porque sabe que le he pillado en muchas mentiras, así como sus cobros del Partido Popular. Calculo, en términos generales, que de los siete clientes del PP habrá cobrado un millón de euros, como mínimo. Ha intentado que el libro no apareciera y desacreditarme personalmente a través de los periodistas botafumeiros que tiene, no sé si por precio o por amistad. Pero, todavía esto es una democracia. Eso creo.

P.- Le adelanto que se atrevió a llamar en persona al presidente de Unidad Editorial para parar su libro. ¿Le aporta ese miedo atroz del personaje con más poder mediático de España más valor a su libro?

R.-Evidentemente. Yo nunca he escrito libros para complacer. No he tenido esa vocación nunca. Porque además no se venden nada. ¡Claro que le da mucho más valor! Este personaje ha establecido un precedente histórico en el corazón mismo del poder en España, que lo ha modificado a su gusto. Tiene un valor histórico. Será recordado como, sin cambiar una coma de la Constitución, ha creado un Consejo de Ministros paralelo al oficial, ha convertido a los ministros en meros subsecretarios y a su jefe y cliente en un jefe de Estado. Habría que preguntar al Rey de España qué opina de todo esto.

P.- ¿Sabía usted que Redondo había realizado esa llamada al presidente de la empresa que ha editado su libro?

R.- Sí, me enteré unos meses después. El propio Fernández Galiano lo comentó durante un almuerzo con un columnista muy conocido. Le comentó las presiones que había recibido de La Moncloa para cambiar la línea editorial crítica del director Paco Rossel hacia el Gobierno de Sánchez y, de paso, que había recibido mucha presión para que no publicara mi libro. Cierto es que unos meses después fue decapitado el señor Galiano. No sé si eso guarda alguna relación, pero desde luego por presiones del poder, sí.

P.- Dice usted que a Redondo le importan mucho los medios de comunicación…

R.- Mucho, no, muchísimo. Los utiliza como parte esencial de su agit-prop en el control de las emociones. Su puesto le ha permitido lo que nunca soñó: tener hilo directo con los grandes editores de España, después de haberse paseado por los platós de todas las televisiones marginales suplicando un minuto de gloria. Ahora, dicen, que es el inspirador del periódico en Madrid del Grupo Moll, donde trabaja por cierto uno de los personajes más oscuros, que ascendió gracias al PP en cargos en Admira y en Renfe. La elección de Garea para dirigir el nuevo medio tiene todo el marchamo de Redondo.

P.- Habrá mucha gente que no conoce al personaje. Hágame un bosquejo del Rasputín de Sánchez.

R.- Es un tipo acomplejado y como todo acomplejado es agresivo. Hay que reconocerle una enorme capacidad de trabajo. Es un estajanovista que se levanta a las cinco de la mañana para servir a su jefe. Le pone todos los papelitos. Esa es su enorme ventaja. Desde pequeñito siempre quiso ser consultor y se dedicó a estudiar los discursos de Felipe González, un personaje al que dice admirar, pero de quien no sigue su ruta. Luego ha bebido en las fuentes de los consultores americanos más ultras. Su ideología consiste en acabar con el adversario. Ya lo hizo contra Fernández Vara en Extremadura. Luego se ofreció para llevar a Casado a la Presidencia del Gobierno. Y terminó abrazando a Iglesias y a la extrema izquierda. ¿Crees tú que esto es normal?

P.- ¿Cómo se explica, al menos intelectualmente, que Redondo cobrara más que Rajoy de las arcas de Génova y luego se convirtiera en el alter ego del presidente del primer gobierno socialcomunista de la Transición?

R.- Es no tener ningún principio. Habiendo hecho una campaña xenófoba y racista con Albiol, ideada por él al margen del candidato a la Alcaldía de Badalona, luego saca a Franco y se da abrazos con el comunismo populista. Es que no tiene ningún principio. El único principio que tiene es el poder. Lo demás se la suda.

P.- ¿Le llama a usted la atención que, pese a su pinta de curilla, sea el muñidor de un Gobierno socialcomunista y el valedor de los indultos a los golpistas?

R.- Es un asesino político, metafóricamente. Amenaza al portavoz del PP en la Comisión de Seguridad Nacional del Congreso. “En la calle lo esperaré” o “lo voy a investigar”, algo así le dijo. Luego al diputado de Foro Asturias le dijo que era un viejo y le espetó: “La España actual es de los jóvenes”. El personaje no tiene desperdicio. El culmen será cuando Sánchez lo haga ministro de la Presidencia o vicepresidente. Él liquida a todos los que están al lado del jefe. Es un experto copista y plagiador. Ha dicho: “Yo me tiro por un barranco”, que es una frase copiada. Con Basagoiti copió la campaña del senador Bill Richardson, en Nuevo México. Y lo del triturado de las supuestas armas de ETA fue copiado de Hugo Chávez, que ya lo hizo en Caracas en el 2014.

P.- ¿Por qué subtitula el libro: ¿“El manipulador de emociones”?

R.- Él considera que la política y la vida en general lo primero que provocan al ciudadano es la emoción. Y lo que él hace es manipular las emociones. La prueba es lo de Franco. Su exhumación es una excitación de las emociones de la izquierda y lo de la Memoria también. Sabe que en ese camino la prensa es fundamental y él explota la manipulación de las emociones. Por lo general, el ser humano, primero se emociona y luego piensa. Excita las bajas pasiones y las manipula en beneficio de su cliente de turno. Lo hizo con Albiol, en el 2007, cuando la gente se emocionaba con la inmigración ilegal. Entonces la prensa de izquierda le ponía a parir por xenófobo y fascista. Ahora, en cambio, no se mete nadie con él porque le tienen miedo: si te pasas, te quita de la televisión.

P.- Usted cuenta en el libro cuáles son las obsesiones de Redondo. Explíqueselas a nuestros lectores.

P.- La primera obsesión es el poder. El poder a toda costa. También tiene la obsesión del dinero, sencillamente. La obsesión del control de todo lo que le rodea. Su obsesión es que el jefe sólo despache con él. Y la cuarta obsesión es hacer a un candidato de la derecha presidente del Gobierno.

P.- Le planteo la misma pregunta que se hace usted en su libro: ¿Cómo y cuándo se produce la alianza personal y política entre Sánchez y Redondo?

R.- Cuando es despedido de la Junta de Extremadura donde era consejero, un cargo político, queda en paro. Entonces, entra en depresión. La versión es que Sánchez y Redondo ya se conocían al haber coincidido en alguna tertulia. Al final, coadyuva a recuperar la Secretaría General en las Primarias del PSOE y, poco tiempo después, idea la presentación de una moción de censura por los papeles de Bárcenas.

P.- Una de las obsesiones de Redondo ha sido propalar una campaña de destrucción contra Isabel Díaz Ayuso. Se sirvió de sus iniciales -IDA- para infundir a través de sus periodistas de cabecera que la presidenta estaba loca. ¿Cómo le pueden afectar a Redondo los resultados electorales en Madrid que han supuesto la primera gran derrota del gurú de La Moncloa desde que está con Sánchez?

R.- Ahí empieza la caída de Redondo, como piden muchos socialistas. Lo que sucede es que Sánchez no lo puede dejar caer porque sabe que él va detrás. Todo su andamiaje de poder está sustentado en Iván Redondo. Además, tiene veneración por él, porque lo ha aupado a la Presidencia del Gobierno. Es lógico.

P.- ¿Cree usted que seguirá en su campaña contra Ayuso?

R.-Por supuesto, pero Ayuso les gana todos los pulsos. Pero, cuando Redondo deje el poder y se descubra la verdad, nos enteraremos de algo que a mí me llama poderosamente la atención: el señor Bolaños -secretario general de la Presidencia- y Redondo han utilizado dinero oficial para pagar una campaña contra Ayuso. La zafiedad no me sorprende, lo que me sorprende es que sea un grupo de periodistas el que se haya prestado a ese plan. Dos de ellos, asustados ante la obscenidad de la operación, fueron a contárselo a Ayuso. Esto no lo había visto en mi vida.

P.- ¿En ese duelo entre asesores de postín se podría decir que Redondo ha perdido la contienda con Miguel Ángel Rodríguez?

R.- Pues, a tenor de los hechos, sí se puede afirmar. La gran aportación de Rodríguez ha sido convencer a su jefa de que “resistir es vencer” y de que no era fácil ganar con todo el aparato, con toda la prensa en contra. Son caracteres muy diferentes. Rodríguez es bronco, listo y con mucha experiencia. El otro es un jesuita carlistón con ínfulas de estadista que sólo busca acabar con el adversario.

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