España
TAUROMAQUIA

Federico Arnás: «Es ridículo poner etiquetas antitaurinas a grandes autores para atacar a los toros»

El periodista presenta su nuevo libro "¡Qué sabrás tú... de toros! 365 preguntas que todo aficionado se ha hecho alguna vez"

Federico Arnás tiene nuevo libro y ningún pelo en la lengua. Es de los pocos que puede presumir de dar verónicas con el capote de la palabra. Sus crónicas de toros son pura erudición. Emana humildad y cercanía. Es un sabio. A sus 66 años está radiante, aunque eso en TVE no lo entiendan, y por «edad» haya tenido que dejar su casa. Una casa con la que es crítico por arrinconar la «realidad», y no televisar «el 2.º espectáculo de España». Es claro: «Los taurinos también pagan con sus impuestos la televisión de todos».

OKDIARIO conversa en Zaragoza con el periodista Federico Arnás a propósito de la presentación de su nuevo libro, ¡Qué sabrás tú de toros! 365 preguntas que todo aficionado se ha hecho alguna vez.

Pregunta.– Don Federico Arnás, el libro que hoy presenta en Zaragoza, ¿Con qué ambición lo ha escrito? Son 365 preguntas, no 350 ni 400…

Respuesta.– Me salían más de 700 cuestiones. Hubiera salido un volumen de demasiado trapío y no especialmente manejable. Se me ocurrió que 365 es un número simbólico. Es raro que, un día al año, un aficionado a los toros no se pregunte ¡Qué sabré yo de toros!

P.–  Usted se caracteriza por la excelencia en el lenguaje. En el mundo del toro, hay polémica con ello… Algunos piensan que la jerga taurina distancia a los jóvenes por no ser capaz de entenderla…

R.– La jerga taurina, como en otros campos de la cultura, forma parte del acervo cultural. La clave está en cómo la utilizas. Hay que trabajarla con cierto equilibrio aclarando términos que puedan llevar a confusión si es un medio generalista.

Si es una crónica en un informativo, hay que aparcarla casi definitivamente para que llegue el mensaje.

Federico Arnás más allá de su libro: Goya

P.– Hablemos de persuasión e inspiración en la tierra de Goya. ¿Qué representa el artista en la tauromaquia?

R.– Goya representa en la tauromaquia un pilar. Además, en un momento en que curiosamente se trata incluso de decir que Goya era un antitaurino. Y Goya fue un gran redactor, informador, desde el punto de vista pictórico, de lo que era su tiempo.

Era una tauromaquia que vista, con el paso del tiempo, lógicamente era una tauromaquia dura, dramática, trágica, y todo esto está reflejado perfectamente en la obra de Goya.

P.– ¿Se podría entender Goya sin la afición a los toros?

R.– A Goya le apasionaron los toros, se inspiró en ellos y los sintió. Hay documentos como las cartas a Martín Zapater, que se muestra que era totalmente aficionado.

Me parece ridículo que para atacar a los toros se tenga que poner etiquetas antitaurinas a grandes autores y personajes del mundo de la cultura, y que sí se han manifestado a favor del mundo de los toros.

Siempre ha habido antis y pro de la fiesta. La generación del 98 es generalmente antitaurina, por la pérdida de las colonias y la situación de España, pone el foco en lo que la fiesta tenía de atraso, y sin embargo, la generación del 27 es totalmente taurina, que tiene incluso un mecenas como es Ignacio Sánchez Mejías.

P.– El Ayuntamiento de Zaragoza propone una corrida de toros goyesca como preludio en el centenario del fallecimiento de Goya.  ¿Fueron dos toreros sevillanos los primeros la impulsaron en Zaragoza?

R.– Así es, Zaragoza fue el primer escenario de una corrida goyesca en el año 1927, todavía quedaba un año para cumplirse el centenario. Fue el empresario Eduardo Pagés quien inventó aquello y Zuluaga quien la adornó.

Además en esa corrida de toros hay un hecho interesante. El paseíllo tradicional, según lo vemos de frente, el torero más antiguo va a la derecha, a la izquierda el siguiente, y en el medio el más joven. En aquella corrida, fue Rafael el Gallo, el más antiguo, quien hizo el paseíllo en el centro, porque en tiempos de Goya el torero más veterano iba flanqueado por los otros dos toreros. Esto que te cuento, viene de protocolos militares…

¡Por cierto, también la primera raya de picar se dibujó en Zaragoza!

P.– Usted está revelando muchas cosas de su libro…

R.– Aragón tiene mucha importancia en la historia de la tauromaquia, y está reflejada en alguna de las cuestiones del libro.

«Son tiempos de crisis en el periodismo»

P.– Los toros no existen prácticamente en TV. Sin embargo, las plazas están llenas, editoriales dedicadas exclusivamente al mundo taurino emergen, como es el caso del Paseillo…, usted ya va por la tercera edición… ¿Vivimos en el Show de Truman?

R.– Sí, hay una realidad contada y una realidad real. No siempre lo publicado y lo público coinciden. Son tiempos de crisis en el periodismo. Yo como periodista muchas veces no me siento identificado por la forma en cómo se está tratando la información.

La fiesta de los toros en un fiel reflejo de esto. Hay un silencio informativo, en los públicos también que tendrían que ser que reflejaran una realidad social, económica, política y ecológica que tiene la tauromaquia.

Los jóvenes van a los toros, hay una acción reacción. Lo percibí tras la prohibición de los toros en Cataluña, que luego fue revertida por del Tribunal Constitucional. Muchos jóvenes se plantean que quieren conocer aquello que le quieren prohibir.

Hay más jóvenes que nunca. Solo hay que ver los tendidos, ¡hay una renovación capilar! Desde un plano cenital se aprecia, hay más cabellos oscuros que canas! Además de la incorporación de la mujer.

P.– ¿Echa de menos la libertad de antes en el periodismo?

R.– Más que libertad en el periodismo, echo de menos el espacio para ejercer esa libertad. Entré en 1977 en TVE, a mí nunca me ha dicho nadie lo que tenía que decir o cómo tenía que tratar una información. Se han ido estrechando los campos de difusión de la tauromaquia, como la retransmisión de corridas de toros.

Por cierto, aquí en Zaragoza se televisó la primera corrida de toros en octubre del 1958, una vez inaugurada TVE el año anterior.

Una televisión que se dice que es de todos, sin embargo, no es de todos. No refleja la realidad. Están los compañeros de Tendido Cero luchando por sacar el programa adelante, no es fácil por la escasez de medios.

No hay una presencia de los medios en directo para el segundo espectáculo del país en número de asistentes. ¿Los aficionados a los toros no pagan con sus impuestos también la televisión pública? Afortunadamente televisiones autonómicas como Castilla la Mancha (gobernada por socialistas…), Telemadrid, Canal Sur. Aquí en Aragón desgraciadamente también han desaparecido las corridas de toros en directo, y también tenían una importancia.

Vemos cómo deportes super minoritarios que difundidos, me parece muy bien, pero el arte de los toros lo vemos en muchas cadenas escondido.

«El verbo prohibir cada vez más conjugado por los políticos»

P.– Qué les pasa a los políticos con los toros… Usted es bien recibido en la Diputación Provincial de Zaragoza, pero se ha suprimido el premio de Tauromaquia

R.– Son decisiones contradictorias, no sé el motivo. Es verdad que aquí generalmente en la Diputación y en el Ayuntamiento han estado arropados los toros. A mí me parece muy triste que la difusión esté condicionada por las etiquetas políticas, es absolutamente grave.

Hay gente de muy izquierdas aficionada, como gente muy de derechas que no lo es, ¡porque no tiene absolutamente nada que ver! Es un ejercicio de libertad. El verbo ‘prohibir’ lo conjugan cada vez más los políticos, en un momento en que se habla tanto de libertad, empatía y diálogo…

R.– Exactamente, un toro facado, con una ‘V’, símbolo de ‘victoria’ que usaba Churchill, cuando ganó la 2.ª guerra mundial. Ese toro lo toreó Manolete en 1944, y lo tuvo hasta que falleció el torero, y Churchill mandó una carta de condolencias a doña Angustias, la madre. Son historias muy ocultas, que he intentado sacar a la superficie.

Federico Arnás junto con los periodistas Ángel González y Javier Valero y el jefe de Gabinete del presidente de la Diputación Provincial de Zaragoza, Francisco Martínez.

«En los festejos, las fórmulas mixtas pueden estudiarse»

P.– Estamos en una ciudad cuya plaza se presenta como la catedral del toreo popular. Los festejos populares atraen a gran cantidad de público joven. ¿Apostaría por promocionar algún festejo mixto, como ya se han dado en México, entre recortadores y matadores?

R. – Son fórmulas mixtas que pueden estudiarse. Yo no soy reacio a desechar cualquier propuesta que haya. ¿Por qué? Hay mucha gente joven que se acerca a los festejos populares y después les cuesta más entrar en la plaza. Pasaba con el toreo cómico casi extinguido, era muy importante porque los pequeños y nuevos valores se forjaran en la parte seria de lo cómico.

Incluso hubo unos intentos en la década de los años 20 del s. XX, de un festejo conceptuado como un mosaico de todos los tipos de tauromaquia.

Una de las ilustraciones del libro en la que aparece Joselito y Belmonte, realizadas por su hermano, el artista Vicente Arnás.

Federico Arnás sobre la infancia y el rito de la tauromaquia

P.– La presencia de los niños en los toros la discuten los que no son aficionados y no tienen recuerdos de infancia en los toros. Su padre fue torero, ¿Qué recuerdo de infancia tiene?

R.– Como se dice en el mundo del toro, soy hijo del cuerpo. Mi padre fue un modesto torero, que iba a debutar en las Ventas el 26 de julio de 1936… ¡Imagínate por qué se suspendió aquella novillada! Tuvo dos pasiones: los toros y los libros y, en cierto modo, este libro es un homenaje a él. Me he nutrido de su biblioteca que heredé junto con mi hermano, un referente en la pintura del realismo mágico. ¡Nuestro padre fue fundador de la Unión de Bibliófilos Taurinos!

Cuando se dice ‘¡hay que llevar a los niños a los toros!’, yo creo que tampoco es esencial. Es un espectáculo complejo de entender, necesitas un desarrollo intelectual, es de continuo aprendizaje, un cierto poder adquisitivo, y esos estatus se van adquiriendo a medida que uno crece.

Siempre pongo este ejemplo. A los niños no se les da vino de pequeños para beber, pero luego hay amantes, porque es algo que se va descubriendo. Al final cada uno esa llama bebe de ella, en función de una serie de factores que concurren y que alimentan el rito del toreo.

P.– Muchas gracias por su tiempo y erudición…

R.– Gracias a vosotros… Este libro está planteado como un juego, también como un reto consigo mismo, ¡Qué sabré yo de toros! Con otros, ¡Qué sabrás tú de toros!, o como una lectura convencional…

P.– Le diré que utilizando la jerga posmoderna… ¡Es una enciclopedia deconstruida! 

R.– (Risas…)