España

García-Page reclama un pacto de Estado sobre inmigración y que Casado «escuche al Papa»

"Veo que se pone muy vaticanista en muchas cosas menos en ésta", dice el presidente de Castilla-La Mancha sobre el líder del PP

"Hay que mirar a Bruselas, pero antes hay que mirar a Rabat", apunta, "Marruecos controla los flujos"

El presidente de Castilla-La Mancha, el socialista Emiliano García-Page, ha afirmado que para que España afronte el reto de la inmigración es necesario alcanzar un pacto de Estado, pero también contar con la ayuda de la Unión Europea y, sobre todo, del Gobierno de Marruecos, que controla el flujo de inmigrantes en las fronteras de Ceuta y Melilla.

En materia de migración, «yo creo que tiene que haber un pacto de Estado, lo he reclamado siempre», ha declarado en una entrevista con Europa Press, añadiendo que este es un objetivo alcanzable si el presidente del PP, Pablo Casado, «hace caso al Papa Francisco».

«Veo que para algunas cosas se pone muy vaticanista, pero me gustaría que con la inmigración se pusiera vaticanista también y escuchara al Papa Francisco», ha manifestado. Sobre esta cuestión, el Pontífice ha pedido que se protejan y defiendan los derechos fundamentales y la dignidad de los inmigrantes y que los distintos países asuman conjuntamente esa responsabilidad basando su actuación en «la justicia, la solidaridad y la compasión».

Acuerdos con Marruecos y apoyo de la UE

Al mismo tiempo, García-Page ha subrayado la importancia de que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, «gestione y consiga un auténtico pacto europeo por la migración», ya que hasta ahora en la UE «sólo ha habido parches». «No nos engañemos, es todo improvisado y atropellado», pero si Sánchez logra ese acuerdo europeo y se aplica «una estrategia de fondo», entonces «ya hay una parte resuelta», ha añadido.

Pero antes de «mirar a Bruselas», el presidente castellano-manchego cree que «habría que mirar a Rabat». Tras destacar que en África las mafias organizadas «hacen negocio con la explotación y el tráfico de personas», ha apostado por «intensificar» los acuerdos «acertados» que alcanzaron los anteriores Ejecutivos socialistas con el Gobierno de Marruecos, que tiene sobre sus fronteras «una presión de más de 100.000 subsaharianos».

Por último, ha afirmado que el Gobierno de España «tiene que dejarse informar bien por los especialistas tanto de la Guardia Civil como de la Policía Nacional», que, a su modo de ver, «están haciendo un trabajo inmenso en las fronteras de Ceuta y de Melilla y tienen mucho que decir en esto».

«Sin duda, hay que preguntar a los que están trabajando sobre el terreno. No sólo sobre las concertinas, sino sobre toda la estrategia», ha dicho en referencia a las cuchillas colocadas por el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero en las vallas de las dos ciudades autónomas que ahora el Ministerio del Interior quiere retirar.

Respecto a la respuesta que ha dado la Comisión Europea a la petición de ayuda de emergencia por parte de España —se ha comprometido a acelerar el desbloqueo de 55 millones de un programa de gestión de fronteras para Marruecos y Túnez—, ha dicho que no se puede comparar con el acuerdo que la UE firmó con Turquía en 2016 para devolver a este país a las personas refugiadas y migrantes que llegasen a las islas griegas.

«Aquí hay que diferenciar; la emergencia social internacional que hubo en Grecia y en Turquía tenía que ver fundamentalmente con una decisión política mundial por la guerra de Siria», y quienes huían de este conflicto «se acogían a un estatuto, una coyuntura y un ritmo temporal diferente», ha explicado.

Abandonar la demagogia

En cualquier caso, ha indicado que la emigración por motivos económicos también tiene «una realidad de fondo penosísima» porque «hay mucha gente pasándolo muy mal», y ante eso hay que reaccionar con «una actitud humana». «El problema», ha apuntado, «es que la gente en España es muy solidaria con el problema de la inmigración pero no llega a ser del todo solidaria cuando hay que hablar de las soluciones al problema».

Al mismo tiempo, el presidente autonómico ha señalado que hay «cuatro quintas partes del planeta que quieren vivir como los europeos y con los europeos», y «es evidente que eso no es posible». Sin embargo, ha pedido es que se enfoque este asunto «con luz larga y, sobre todo, sin demagogia», porque España precisa de la inmigración.

De hecho, ha resaltado que, «en los momentos de bonanza económica», en España residían muchos más extranjeros más de los que hay ahora. «Es más, esos inmigrantes, cuando se les hizo cotizar a la Seguridad Social, en buena medida eran los que la sostenían», ha afirmado.