El futuro ministro del Interior de Pablo Iglesias, a favor de los presos de ETA

El futuro ministro del Interior de Pablo Iglesias, a favor de los presos de ETA
Imagen del tuit borrado por Errejón.

Hace unos días procedió a borrarlo, siguiendo la consigna que él mismo instauró en Podemos y va recordando a todos sus miembros: eliminar cualquier rastro en forma de tuit, post o comentario en redes sociales que sirva de munición a los adversarios para dejarles retratados. Pero no cuentan con la celeridad de los internautas, prestos a desenmascarar la impostura de quienes abusan de la  palabra democracia y transparencia como armas de destrucción masiva.

El posible ministro del Interior Íñigo Errejón en un gobierno de Podemos presidido por Pedro Sánchez, intenta ocultar sus escarceos en el pasado con la ideología abertzale, algo que le hemeroteca se empeña en sacar a la luz en vídeos, tuits, post y comentarios (como el que acompaña al texto), que no hacen sino validar las tesis de quienes defienden la impostura de una formación que se siente cómoda en la estrategia maquiavélica de la omertá. El tuit es de 2012, pero nos cuentan que la relación de la asociación Contrapoder, fundada entre otros por el propio Errejón y Rita Maestre e impulsada por el decano de la Facultad de Políticas Heriberto Cairo, afín a las tesis chavistas, sigue a pleno rendimiento, politizando cada centímetro de cada aula y haciendo de una de las instituciones académicas más longevas de España un laboratorio de ideas revolucionarias.

Ahora que de nuevo el Ayuntamiento de Madrid, que dirige con mano blanda Manuela Carmena, está en el foco mediático por la irresponsabilidad de su concejala Mayer en la gestión del Carnaval de Madrid, la realidad de la sintonía entre las ideas abertzales y los líderes de Podemos vuelve a desmontar la máscara de la supuesta vis democrática de sus integrantes.

Más allá de sátiras buscadas, mensajes encriptados y totalitarios de quita y pon, los verdaderos títeres están en un Ayuntamiento que se gasta una fortuna en contratar «artistas» de dudoso gusto reresentativo, pero son incapaces de resolver, por ejemplo, el acuciante problema de suciedad que invade la capital. Vivimos en una democracia sacudida por actores que interpretan papeles coyunturales sin que gran parte de los espectadores les pidan que muestren su verdadero rostro. Los ciudadanos de Madrid ya empiezan a ver (y sufrir) la verdadera de cara de los ‘apóstoles del cambio’ y con «ministros» de Interior como Errejón, ya sabemos cuál sería el trato a los que ensalzan, protegen alientan o fomentan conductas vandálicas o terroristas.

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