España
Museo del Prado

Los activistas de ultraizquierda que se pegaron a Las Majas de Goya provocaron casi 4.000 € en daños

OKDIARIO desvela que el Juzgado de Instrucción ha alargado seis meses la instrucción

El Museo del Prado suma a los 3.650 € cantidades "intangibles" por las quejas y el daño a la reputación

El Museo del Prado ha trasladado un informe al Juzgado que investiga el ataque por parte de dos activistas de extrema izquierda a Las Majas de Goya: cifra en 3.650 euros los daños producidos. Tal como consta en informes sobre el caso, a los que ha tenido acceso OKDIARIO, la célebre pinacoteca esgrime que, además, ha sufrido otros «costes intangibles», porque «el valor reputacional del museo se ha visto afectado».

El pasado lunes dos activistas climáticos atacaron con un martillo un cuadro de Velázquez en la National Gallery de Londres. En España, el ataque más grave ha sido el que vivió el Museo del Prado hace justo un año. Doce meses después continúa la investigación para determinar las responsabilidades de los jóvenes que protagonizaron los hechos, el sábado 5 de noviembre de 2022, a las 13:08. La juez del caso ha decidido ampliar seis meses más la investigación para recabar más pruebas. En particular, se ha citado a las dos vigilantes que estaban en la sala atacada, para que en las próximas semanas declaren como testigos.

La estimación de gastos cuantificables incluyen 796 euros en el pago de horas extra a personal de seguridad, restauración, registro, expertos en movimiento de obras de arte y mantenimiento. A ello se suman 350 euros que se tuvieron que gastar en comprar materiales de pintura, limpieza y maquinaria. Igualmente, la restauración de los marcos dañados ha ascendido a 2.500 euros, según la estimación realizada por especialistas del área de Coordinación de Restauración y Documentación Técnica.

A esto hay que añadir el perjuicio ocasionado a los 4.600 visitantes que estaban en el Museo en ese momento y que no pudieron ver las obras. El 88% de ellos habían llegado de fuera de Madrid. Además, los informes indican que el ataque al cuadro de Goya también pudo mermar la venta de entradas al Museo, aunque este aspecto es «difícil cuantificar y trasladar». Se recibieron varias quejas formales y la imagen del Prado conlleva previsiblemente «el endurecimiento de las condiciones y costes en futuras peticiones de préstamos de cuadros» o, directamente, «el aumento del número de negativas a prestar obras».

El presunto delito de daños está sustentado por un detallado documento del Prado sobre «el ataque realizado por activistas de Futuro Vegetal a las dos Majas de Goya el 5 de noviembre de 2022». El Prado señala que los activistas que se pegaron a Las Majas de Goya ya fueron sorprendidos «al pasar los controles de seguridad», puesto que «el escáner comprobó que una de ellos lleva una bolsa con acuarelas, que dejó en la consigna acompañada por un vigilante». Sin embargo, posteriormente accedieron conjuntamente los dos activistas y dos amigas periodistas a la sala 38. La Fiscalía pide el archivo de la causa para esas dos informadoras.

Daños en Las Majas y pruebas previas.

«Dos de ellos saltan el cordón de seguridad que protege las obras La maja vestida y La maja desnuda, mientras las otras dos se colocan en extremos opuestos para grabar, pese a la expresa prohibición del Museo Nacional del Prado de tomar imágenes», se puntualiza. A continuación, se impregnaron las manos con pegamento tipo Loctite y se pegaron a los marcos. Además, con un rodillo y un bote lleno de pintura negra, mancha la pared con la inscripción «+1,5ºC» para, posteriormente, quitarse también el jersey para dejar visible la camiseta de su organización.

Los vigilantes reaccionan de inmediato «con el código Emergencia climática» a través de sus walkie talkie. Las semanas previas al ataque, la Jefatura de Seguridad diseñó un protocolo específico que incluía «estudiar los perfiles de posibles activistas para controlar su presencia en el Museo y sus inmediaciones», contacto permanente con la brigada de Policía Nacional destacada en El Prado, un sistema de alarma y la prohibición de introducir comida y bebida. «Si los ataques llegan a producirse, se ha indicado a los vigilantes que, sin poner en riesgo su integridad, impidan grabaciones que causen daños a la imagen del museo, interponiéndose entre activistas y cámaras», se detalla.

Ensayos con carne de cerdo

Además, los técnicos del Prado estaban preparados. Habían realizado «ensayos de intervención» ante posibles ataques vandálicos por parte activistas enfundados en el lema del ecologismo. Se realizaron pruebas con «materiales que simulan la piel humana», como «piel de cerdo fresca, cuero curtido y dedos humanos de voluntarios». Concluyeron que «la forma más efectiva de proceder era aplicar crema de manos con un pincel de dureza intermedia» y que «es importante la colaboración de la persona para evitar un arranque de pintura». Así fue en este caso.

Los cuadros en 1912, con los marcos históricos.

«Con la presencia de la doctora de guardia los restauradores explicaron a las personas pegadas cómo se iba a proceder y no mostraron oposición». Se tardaron 20 minutos en la separación. Pero hasta las 16:50 –tres horas después– las salas no reabrieron. Hubo que «descolgar los cuadros, lijar paredes, pintar, secar y volver a poner las obras en la pared».

Marcos fernandinos centenarios

Los marcos fueron los grandes perjudicados. Unas piezas de más de 100 años de antigüedad y de gran valor histórico: «Entre 1902 y 1912 se realizaron estos marcos fernandinos inspirados en el gusto mobiliario de los años de Goya». El informe detalla: «Abrasión y estrapo del oro con la consecuente pérdida total del dorado en esa zona en unos 6 y 15 centímetros en cada una de las piezas respectivamente».