Puigdemont diseñó para Cataluña unas aduanas copiadas de países que hacen la vista gorda con el blanqueo

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Carlos Cuesta

El partido del 3% diseñó unas aduanas para Cataluña copiadas de países con bajo control del blanqueo. Las negociaciones de los golpistas, interceptadas por la Guardia Civil, han desvelado que el PDeCAT -partido en el que se centra el caso 3% y toda la historia de la familia Pujol- y ERC -partido que se unió a ellos en el Govern golpista- no querían unas “aduanas como las españolas”. Ellos querían unas aduanas “capaces de favorecer más el comercio internacional”.

Pero no pensaron en las aduanas alemanas o británicas -totalmente acostumbradas a las exportaciones masivas sin prescindir de un potente control fiscal y del blanqueo-. Pensaron en las de Singapur o Nueva Zelanda, casualmente dos países que han recibido serios reproches por su bajo nivel de protección frente al blanqueo de capitales.

El estudio base para el diseño de las futuras aduanas que debería haber tenido una Cataluña independiente recogía las líneas maestras del esquema de control de las fronteras. Ese documento -al que ha tenido acceso OKDIARIO- incluía un apartado que llevaba por título “Análisis relativo a la dependencia regional de Cataluña”. Y el resumen del informe era que no se podía seguir el modelo de aduanas españolas. No por falta de seguridad de las aduanas nacionales. En absoluto. Era porque ellos querían uno más dinamizador del “comercio internacional”. La pauta no tenía que ser obligatoriamente incorrecta. Salvo por un pequeño detalle: los modelos que se propusieron imitar.

“Este informe sostiene la oportunidad y necesidad de un modelo de aduanas catalanas diferentes al de las aduanas españolas” señala literalmente el documento. “De cara la formulación de recomendaciones, la dependencia regional de Cataluña en el supuesto de un proceso hacia un estado propio dentro de Europa”, ha de tomarse como referencia, añadía el texto. Porque, como afirmaban los golpistas, había que dinamizar la cantidad operaciones aduaneras para contar con un comercio más rápido y fluido.

“Con esta premisa la recomendaciones estratégicas son: Diseñar una estructura de aduanas que no tenga como referencia el modelo español”, remarcaba. Y señalaba a continuación que había que «valorar una estrategia que, sin reducir ni limitar el control, favorezca la actividad productiva, el comercio internacional y que permita el reforzamiento de la posición de Cataluña en la logística internacional”. ¿Pero cuáles eran los modelos de referencia que propusieron imitar?

No se habló del modelo alemán, ni del británico -expertos en la dinamización de las exportaciones sin renunciar al control de capitales. De hecho, hablaron del modelo estadounidense, pero no para la actividad comercial o económica: sólo para el control de seguridad pura y dura -entrada de inmigración o control de seguridad nacional-.

Porque su modelo de aduana comercial o monetaria era otro: el de Singapur y el de Nueva Zelanda. “Tomar referencias internacionales para la definición de la visión, misión y valores de la aduana catalana con carácter previo a la definición de su estructura. Se propone para el marco de seguridad la aduana de Estados Unidos y la aduana mexicana” y, para el resto, “el marco de facilidad de las aduanas de Nueva Zelanda y Singapur”.

Estos dos países no son, ni mucho menos, el mejor ejemplo de control de capitales. Singapur, de hecho, se ha comprometido recientemente a elevar su régimen antiblanqueo ante la reiteración de las críticas del GAFI (el organismo antiblanqueo internacional) por la falta de controles efectivos.
Y, en el caso de Nueva Zelanda, se trata de una economía que ha sido identificada en diversas ocasiones por el Basel Institute on Governance (Instituto de Gobernanza de Basilea) -especializado en prevención de la corrupción y el lavado de dinero, y en la promoción de políticas de buen gobierno- como una de las más vulnerables a este tipo de prácticas delictivas.

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