Economía

Ron Santa Teresa, estrategia empresarial para pacificar Venezuela

Tener el poder en las manos pone delante de la persona que lo porta dos caminos, uno de ellos que va en beneficio únicamente de uno mismo y de sus intereses. Y una segunda senda, más generosa, que es la de ostentar la fuerza transformadora que provoque que acontecimientos maravillosos ocurran. Este último es el caso de Santa Teresa, la compañía posee en su ADN el compromiso con la sociedad, una responsabilidad que cristalizó en el conocido “Proyecto Alcatraz”. Un plan gestado con la filosofía de transformar el escenario en el que se vive a través del respeto, nacido de un asalto a la hacienda de trabajo en 2003 por una banda de delincuentes de la zona a los que la compañía dio trabajo y con los que formó un equipo de rugby. Hoy la tasa de homicidios de Revenga, el municipio donde se ubica la empresa, ha descendido un 90%. Están trabajando en el proyecto “Casas Blancas”, en cuatro cárceles del país y quieren reclutar a la banda más buscada de Venezuela.

La compañía Santa Teresa, liderada por Alberto Vollmer, no entregó a los asaltantes a la policía, sino que decidió darles trabajo para resarcir su falta y comenzar la metamorfosis, pero no solamente la de estos chicos, sino también la de la propia empresa. Todos, sumergidos en un proceso de aprendizaje, han seguido unos pasos nunca pensaron que tendrían tanto impacto en la sociedad. “Inicialmente comenzó como una reacción para defendernos, y esto, como fue constructivo generó un cambió en nosotros, en nuestro ADN. Nos modificó”, explica el propio Vollmer a OKDIARIO.

“Cuando sucedió el asalto, a mí me vinieron a la mente varias reacciones, la primera pedir ayuda a la policía, pero en nuestro país, en ese momento y también ahora, no lo iba a resolver”, relata el empresario. La solución fue menos cotidiana y ahora es parte estratégica de Santa Teresa, forma parte de su genética y también de su posicionamiento de marca, “es una historia que nos encanta contar porque es apasionante. El alcance de Alcatraz ha ido mucho más allá, jamás nos lo hubiéramos imaginado”, concluye el empresario. Además, explica que una de las que cosas que más le obsesionan es que las decisiones que toma la compañía se mantengan en el tiempo, “queremos que la solución no sea a corto plazo, sino en los próximos cien años la solución que tú des hoy no venga a generarte un problema en el futuro”.

Obviamente hubo un antes y un después en la percepción que tenían los ciudadanos de Revenga, al norte del país, sobre la empresa. “Lo primero que ganamos fue el respeto de estos muchachos que antes nos veían como un ente distante, como uno más a quien no les importaba su vida”, cuenta Vollmer. Por primera vez entraba en la cancha de juego un player insólito, la empresa, una organización privada que “por fin les brindaba esa atención, por eso se creó una reciprocidad de respeto, e incluso, de cariño”, comentan desde la compañía.

La empresa como herramienta de transformación

Santa Teresa, tiene a sus espaldas dos siglos de historia. Nace en 1796 y posee una extensión de 3.000 hectáreas de superficie dedicadas fundamentalmente a la plantación de caña de azúcar para elaborar el ron. Vollmer explica que el hecho de ayudar a la comunidad siempre ha estado presente en su familia, pero apunta que, quizá ahora la diferencia es que ha pasado de ser una responsabilidad de la familia, a ser de la compañía”.

El directivo venezolano relata que una de las cosas que comentan en Santa Teresa es que gracias a esta mutación de “Alcatraz”, entienden la compañía como “una herramienta de transformación donde la marca se convierte en una fuente de inspiración para consumidores y otras empresas”. Y aquí viene uno de los aspectos más sorprendentes y fundamentales de cualquier proceso de transformación. “A medida que nosotros consolidamos esa manera de ver la compañía y la marca, hemos logrado atraer gente muy diferente a la que atraíamos antes, atraemos a personas que quieren hacer que el mundo sea mejor. Eso para mí es el mayor retorno sobre todo lo que hemos hecho”, dice Vollmer.

Alberto Vollmer, CEO de Santa Teresa en una intervención del Instituto de Empresa Familiar.

Y es curioso, ahora, el «Proyecto Alcatraz» es casi más conocido que la propia marca de ron y es que, como defienden los expertos más inusuales del branding, no es marca si no pasa por el corazón. Pues vean, aquí tienen Santa Teresa. El directivo dice que parece mentira, pero el ser inspiración para los demás “te da una energía muy diferente para ir al trabajo, es un vínculo emocional que tiene que ver con el sentido de la vida, más que simplemente salir a vender una botella de ron”.

Estrategia empresarial para la pacificación

Hugo Chávez dijo en vida que “empresarios como Vollmer es lo que necesita Venezuela”. Al ser preguntado por esta cuestión, el venezolano responde que Maduro debe pensar lo mismo que su antecesor. “A pesar de cualquier diferencia en materia ideológica, hay mucho respeto. De hecho, me ha pedido que estuviera en diferentes equipos de trabajo donde se expresan las diferencias, pero siempre con respeto”, ataja el CEO.

Sin duda, es necesaria la presencia del poder transformador de la compañía teniendo en cuenta que la tasa de homicidios en Revenga ha descendido un 90%. En los primeros diez años del proyecto lograron bajar de 114 homicidios por cada 100 mil habitantes a 12 homicidios, “no hay otra parte del país donde se vea esta tendencia”, apostilla el empresario. No son para nada cifras baladíes, si contamos con la variable de que hasta hace poco la banda más buscada del país estaba en la zona. El municipio no cuenta con más de 65.000 habitantes, pero, como apunta Vollmer, “es una zona peligrosa, es un destino donde se esconden bandas criminales. Es pequeño, pero de alta intensidad”.

Actualmente Santa Teresa trabaja en cuatro prisiones de Venezuela

¿Podríamos señalar el Proyecto Alcatraz como un pacificador más efectivo que los entes gubernamentales? Vollmer responde que no puede decir que ellos sean más efectivos porque Alcatraz se enfoca solamente en Revenga. Eso sí, explica a OKDIARIO, “si nos comparamos con los órganos gubernamentales que operan, o han operado, en misiones especificas en nuestro municipio vemos que sí hemos conseguido mayor efectividad”.

El directivo comenta que existen dos planos diferenciados en la actuación de la compañía, por un lado el reclutar a las bandas y bajar el índice de delincuencia. Y por el otro, el trabajo de fondo para cambiar la cultura y que sean estos mismos delincuentes quienes transmitan el mensaje a los demás niños que quieren entrar en la banda criminal. “A corto plazo, el reclutamiento tiene efecto, pero luego queda el vacío para que otras personas entren a formar parte de la banda viniendo de otras regiones a alojarse en Revenga o los chicos de 12 años que están en edad de sumergirse en este mundo”, apunta. Actualmente está activo un programa de más de 2.000 chicos que son reclutados por los mismos que están en el “Proyecto Alcatraz. “El reto es cuando vienen de otras regiones, debemos conseguir regarles con esa nueva filosofía y es algo que se está extendiendo como una gran mancha de aceite”, según el empresario venezolano.

Las intenciones de la compañía venezolana son inspiradoras, pues tiene la intención de contagiar su armonía transformadora por los municipios vecinos y también por las cárceles. Actualmente Santa Teresa trabaja en cuatro prisiones diferentes, se han metido en contacto con los líderes de las bandas con el objetivo de “poder enseñarles los mismos valores del rugby, estamos sembrando y es un terreno que se riega muy fácilmente”

Reclutar a la banda más buscada de Venezuela

Alberto Vollmer confirma emocionado que toda esta evolución y respeto entre los diferentes agentes de una sociedad ha sido realmente espectacular. “La idea es que Revenga sea un territorio neutral en un país polarizado y construir algo que sea bueno para el futuro. En Venezuela es muy complicado que el sector privado trabaje con el Gobierno”, explica el empresario. Al municipio lo llaman “El laboratorio de los sueños”, tratan que los más de 100 mil turistas que van a la hacienda al año se contagien de la filosofía de Alcatraz, “no importa la etiqueta de tu adversario, la idea es que trabajen juntos para hacer algo constructivo para el país”.

Ahora tienen un nuevo proyecto entre las manos, se trata de “Casas Blancas”. Están tomando los barrios más marginales y los quieren convertir en “algo tan bonito como los pueblos del sur de España”, comentan desde Santa Teresa. De hecho, la compañía cuenta con el apoyo de Microsoft y de varios arquitectos muy prestigiosos trabajando en el proyecto.

A Revenga lo llaman el “El laboratorio de los sueños”

Entre los próximos propósitos está el reclutar a la banda más buscada del país. “Queremos hacerlo, hemos interactuando con ellos pero vamos a necesitar que el Gobierno nos permita hacerlo porque es una banda muy solicitada”, explica Vollmer. Para que esto llegue a buen puerto, deben conseguir ciertos acuerdos y condiciones, tanto por parte de la banda como del Estado. “Es una situación atípica que puede ser muy emocionante, es una banda con tanto renombre que si lo logramos hacer bien va a mandar un mensaje muy fuerte al submundo del delito”, explica

Las negociaciones y el contacto con los miembros de la banda ya están en marcha, “están ya avanzados, ellos están abiertos y lo están pidiendo, ahora estamos demandando permiso del Estado para tomarlos”. Ambas partes están interesadas, pero “necesitamos las garantías. No queremos cogerlos, que luego entre un órgano del Estado y haya una desgracia”, insiste Vollmer.

El rugby, un bálsamo reconciliador

No olvidemos el rugby, el deporte que en este escenario funciona con efecto reconciliador y calmante entre partes permanentemente enfrentadas. A través del rugby la compañía quiere transmitir cinco valores: el respeto, la disciplina, el trabajo en equipo, el espíritu deportivo y la humildad.

Alberto Vollmer, CEO de Ron Santa Teresa

Del 18 al 20 de noviembre se celebra un torneo de rugby internacional y “vamos a tener este año, si todo funciona bien, a cuatro cárceles jugando”, relata emocionado el CEO. Obviamente los presos están fuertemente custodiados para que no se escapen, pero juegan con equipos universitarios, de otras partes del mundo. Vollmer explica a OKDIARIO que “juegan con una limpieza y un sentido deportivo espectacular. Para los presos es un día en libertad donde ven a su familia y juegan con gente normal, siendo tratados como gente normal en la cancha”.

“Y no solamente eso”, prosigue, “los demás jugadores ven algo que para ellos es un paradigma negativo, viendo a presos que vienen de las peores cárceles de Venezuela portándose como caballeros en el terreno de juego”. Es el tercer año que hacen los juegos intercarcelarios, Vollmer relata que en la tribuna está “casi todo el mundo llorando, es muy emocionante porque es una forma de que el público pueda enfrentar sus temores. Todo el mundo en Venezuela ha tenido una tragedia en la familia, es un momento de liberación para ambas partes. Es emocionante”.

El modo de actuar de Santa Teresa le ha valido el reconocimiento de la Universidad de Harvard, de diversas escuelas de negocios y es un caso de estudio empresarial. La compañía optó por usar las herramientas a su alcance para la transformación de la sociedad, esa misma sociedad que hará que todos prosperemos. Si triunfa uno, triunfa el equipo.