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Paro registrado en enero: las tres señales del cambio de tendencia

El paro registrado, en sentido estricto, bajó hasta 2,91 millones de personas, 6,9% menos que un año antes. Pero si tenemos en cuenta todos los grupos de parados que el Gobierno deja de lado en su cuenta, alcanzamos una definición de paro global con 3,68 millones de personas, que es 2,2% menos que hace un año. Entonces, el problema es doble: hay más parados de los que comunica oficialmente el gobierno (dejan de contar a 1 de cada 5) y el paro real cae menos de la mitad que el paro registrado.

Hay que explicarlo de nuevo porque es difícil que quede claro con solo una o dos veces. Los parados son las personas que no trabajan, buscan activamente un empleo y están disponibles para trabajar. En el caso del paro registrado, además, tiene que estar en las listas oficiales de parados.
Siguiendo esa definición de modo estricto, tenemos los 2,91 millones de parados registrados. Entre ellos hay 247.500 personas que no han trabajado nunca, grupo que crece 0,5% interanual, tras 18 meses consecutivos de caídas. Esa es la primera señal de un muy probable cambio de tendencia.

El caso es que, fuera del paro registrado hay 290.800 parados con “disponibilidad limitada”. Por ejemplo, buscan un empleo para dentro de dos meses o uno con características particulares (como que sea teletrabajo). Así, pese a que buscan empleo, el Gobierno aprovecha que su disponibilidad no sea total para contarlos por separado. Además, hay 208.300 que el Gobierno llama “otros no ocupados”. Aquí hay, por ejemplo, personas que buscan empleos de menos de 20 horas semanales o que cursan Formación Profesional. Estos dos grupos suman 499.100 personas y han subido 0,3% interanual, tras haber descendido 17 meses seguidos. Una segunda señal de probable cambio de tendencia.

Finalmente, el Gobierno tampoco cuenta como parados a los 15.000 asalariados que están en ERTE ni a los fijos-discontinuos que no están trabajando. El Ejecutivo sigue sin publicar cuántos son (¿por qué será?), pero que yo estimo que suman 260.800 personas. Los fijos discontinuos que no trabajan están incluidos dentro de los “demandantes ocupados”, es decir, están contados junto con las personas que trabajan, pero están buscando un trabajo mejor (por ejemplo, uno que esté más cerca de donde viven). La tercera señal de cambio de tendencia es que el número de “demandantes ocupados” también crece: +3,7% interanual, cortando una serie de 21 meses seguidos de caídas.

Si sumamos los parados registrados (2,91 millones), con los parados con “disponibilidad limitada” (290.800), los “otros no ocupados (208.300), los asalariados en ERTE (15.000) y los fijos discontinuos que no trabajan (unos 260.800), llegamos a la cifra global de parados de 3,68 millones de personas que mencioné al comienzo. Cifra global que es solo 2,2% más baja que un año antes.

De por sí, la fase de “mini-crecimiento” en la que ya entró la economía nos perite anticipar que la situación del paro no tenderá a mejorar en los próximos meses. Pero es que además, el gobierno ha tomado decisiones en materia económica que tienen un punto común: de manera directa o indirecta, dificultan la contratación de personal.

En enero comenzaron a regir ocho incrementos o nuevos impuestos y acaba de decidirse un nuevo aumento del salario mínimo interprofesional a € 1.080, cuando el de España ya era, en comparación con el salario medio, el más caro de Europa. Cuando lo indicado sería aliviar la carga tributaria para alentar la inversión y, con ella, la creación de empleo, el gobierno no hace más que hacer más caro el producir en España.

Tenemos tres señales de cambio de tendencia en el paro y el gobierno hace lo contrario de lo que resultaría razonable. Parece evidente cuál será la consecuencia. Pero seguro que después culparán a Putin, tal como Zapatero culpaba a Bush. Y habrá quién se lo crea.

Por Diego Barceló Larran, director de Barceló & asociados (@diebarcelo)