Economía

Pablo Isla: «El reto de Inditex es ganar profundidad de ventas pues ya somos bastante visibles»

Pablo Isla es el presidente de Inditex que tomó el relevo del fundador Amancio Ortega. No es habitual que se prodigue en los medios y menos para explicar el modelo de negocio de su compañía. Isla, abogado del Estado número uno de su promoción, recordó que tienen ocho líneas de producto con diferentes marcas que compiten entre sí

Los directores de cada una de sus tiendas son independientes entre sí y tienen la capacidad de ordenar sus pedidos, dos veces a la semana para cubrir la vuelta del finde y el desarrollo de la semana corriente, en función de las necesidades que perciben entre sus potenciales compradores. Sobre todo, lo importante es saber lo que la gente quiere y no hay en la tienda y por ello, realizan 50.000 modelos diferentes todos los años. La coordinación con sus proveedores, que tienen la capacidad de fabricar aquello que la gente pide, y la logística que lo pone en tiempo récord en cualquier parte del planeta, es lo que hace que esta compañía con sede en Arteixo, España tenga más de 150.000 empleados, una capitalización bursátil superior a los 100.000 millones de euros con presencia física en 92 países del mundo.

Esto se consigue, según el presidente de Inditex, invirtiendo siempre en el negocio (el año pasado destinaron 1.600 millones de euros en la apertura de nuevas tiendas) y otros 1.000 millones en tecnología en los últimos cinco ejercicios. 

Además se ofrece a los empleados promoción interna, el techo lo pones tú, para poder ocupar cualquier puesto en la empresa con programas de formación y un plan de bonus por objetivos en todas las escalas de la compañía para reforzar el compromiso de pertenencia. 

El objetivo actual, conseguida la visibilidad mundial aunque han destinado el dinero justo para publicidad, es profundizar en las ventas tanto en los mercados en los que ya están presentes como aquellos que se les escapan por la vía del comercio online.

Los economistas Fernando Fernández, del IE y Santiago Carbó, director del servicio de Estudios de Funcas, debatieron sobre cómo la política puede afectar a la economía en España. Tras conocer los resultados de la encuesta interactiva realizada por los 500 empresarios familiares presentes en el Congreso que apuntaban que la situación política actual la califican con un 1,79 en una lista del 1 al 9.

Fernández alertó de la alta capacidad destructiva que tienen los políticos y recordó que un país sin Gobierno es como una empresa sin CEO. «Claro que afecta, Italia lleva años padeciendo la inestabilidad política y no crecen y tienen una deuda pública disparatada».

Carbó por su parte también señaló que los vientos de cola que nos han beneficiado pueden dejar de hacerlo en breve y que la inversión privada se ha ralentizado, la pública se ha parado y si esto no se despeja pronto puede que desaparezca pues el dinero se irá allá donde le ofrezcan más seguridades.

Ambos coincidieron en destacar que la consolidación fiscal, el cumplimiento estricto de la ley de estabilidad y embridar a algunas Comunidades Autónomas son los grandes retos a los que se enfrenta España. 

Destacaron el Brexit como el peligro más cierto al que se enfrenta Europa desde su constitución y establecieron los riesgos que azotarán al Reino Unido como los mismos que pueden padecer algunas regiones separatistas que pretenden un horizonte parecido que siempre conlleva un empobrecimiento.

La escasa movilidad geográfica en España y la no existencia de penalizaciones a la hora de rechazar trabajos hacen, en opinión de Fernández, que en España se esté creando una suerte de parásitos laborales de más de 30 años que se sostienen por la generosidad de sus abuelos que perciben una de las pensiones más altas de toda Europa. «O cambiamos esto incentivando a la gente a que trabaje por bajos sueldos para ganar experiencia o deberemos acostumbrarnos a tener un paro secular», sentenció el Director de la Cátedra de Finanzas Internacionales del IE Business School.