INMOBILIARIA

El mercado asume la compra de Metrovacesa por FCC adelantada por OKDIARIO y empieza a acumular acciones

koplowitz, fcc
Carlos Slim, primer accionista de FCC.

Los inversores dan por sentada la compra de Metrovacesa por parte de FCC tal como adelantó OKDIARIO. Fuentes del mercado indican que inversores institucionales y fondos de inversión acumulan acciones de la inmobiliaria que preside Ignacio Moreno, «a la espera de que la compra se produzca». Analistas consultados reconocen que la operación «debe pasar algún día» por lo que las órdenes de compra se mantienen. No obstante, señalan también, «dada la cotización de Metrovacesa, el riesgo es bajo». Animada por ello, la negociación bursátil de la compañía ha recuperado pulso. En las últimas dos sesiones, más de 120.000 acciones de la compañía han cambiado de manos (ayer se negociaron 61.730 acciones); lo que supone duplicar el volumen de títulos intercambiados en las dos últimas semanas.

Mientras la negociación recupera niveles de mediados de mayo (el promedio de los últimos tres meses es de 39.791 acciones negociadas al día), el precio en Bolsa apunta a máximos. Metrovacesa cerró ayer con una subida del 0,18% que le sirvió para situarse en los 7,17 euros por acción. El máximo anual del valor ha sido de 7,7 euros por título que marcó el 8 de mayo; mientras el máximo de las últimas 52 semanas alcanza los 7,75 euros.

Tras la venta del 24,9% de su filial de Servicios por 965 millones de euros, FCC reconoció ante la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) que: «El principal destino de los fondos será atender las oportunidades estratégicas y las necesidades corporativas del grupo FCC».

En ese momento, analistas de CIMD señalaban que: «FCC no necesitaba esta infusión de caja -dice la casa de análisis- aunque es posible que posibilite mayores inversiones por parte del Grupo en el negocio inmobiliario, incluyendo una compra completa de Metrovacesa».

Cerrar el círculo

El interés por el negocio inmobiliario español del principal accionista de FCC, el inversor mexicano Carlos Slim, no es nuevo. La toma de control de Realia, la expansión de FCC Inmobiliaria o de su filial Jezzine son, hasta ahora, los grandes pasos que ha dado, tanto desde su plataforma inversora, Carso, como desde la propia FCC.

Tras ellos, una vez fortalecido el núcleo inmobiliario del grupo constructor y de servicios, Slim acometió la entrada en Metrovacesa a través de una OPA, lanzada hace ahora un año.

En ella, el empresario se hizo con cerca de 17,4 millones de acciones de la inmobiliaria que preside Ignacio Moreno, equivalentes al 11,47% del capital. Prácticamente, la mitad del objetivo de la oferta pública que estaba limitada a un máximo el 24% de las acciones de Metrovacesa para evitar superar el 30% (Slim ya controlaba el 5,5%), que le hubiera obligado a lanzar una OPA sobre la totalidad de la compañía.

La operación le supuso el desembolso de casi 125,3 millones de euros, dado que su oferta ascendía a 7,2 euros por acción, después de rebajar 0,6 euros su oferta debido a que Metrovacesa repartió un dividendo por esa cantidad. La OPA estuvo garantizada por un crédito puente concedido por el Santander por valor de 280 millones de euros.

Con ello, Slim se ha convertido en el tercer mayor accionista de la empresa de la que controla -sumadas sus participaciones anteriores- el 16,87%; por detrás del Santander (49,3%) y de BBVA (20,8%).

La (esperada) toma de control de Metrovacesa coloca al inversor mexicano en una posición privilegiada ante un eventual movimiento accionarial en la compañía dadas las públicas diferencias entre los dos accionistas principales.

No en vano, el Santander, con una participación algo superior a la de Slim en Metrovacesa, es el accionista de control en Merlin Properties (más del 22% con un segundo accionista que apenas supera el 3%) de la primera socimi española con una cartera de activos valorada en más de 13.000 millones según las cuentas aprobadas en su última junta general. Por lo que una eventual salida del accionariado de la empresa deberá pasar por el pago de una sustanciosa prima que compense al banco cántabro su pérdida de control.

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