Economía
política monetaria

La inflación no dará tregua: el mercado prevé otra subida de tipos de la Fed de 75 puntos básicos en julio

Se puede decir que habido un antes y un después en el endurecimiento de la política monetaria de la Fed tras el dato de inflación de mayo conocido la semana pasada. Los miembros del banco central se han asustado más de la cuenta y han pisado el acelerador con un aumento de los tipos de 75 puntos básicos en la reunión de junio -el mayor desde 1994-, por encima de los 50 a los que se había comprometido. Y el mercado ha entendido esta señal como que la Fed está dispuesta a apagar el fuego con la máxima diligencia y ya descuenta otra subida de la misma magnitud que la del miércoles en la reunión de la entidad que se celebrará el 26 y el 27 de julio.

La cifra del 8,6% de mayo, tres décimas por encima de la tasa de inflación de abril y un nuevo récord en más de 40 años, no han dejado abierta otra opción. La presión de unos precios que suben de forma galopante en un contexto de taponamientos en la cadena de suministro y de escasez de materias primas por la guerra de Ucrania ha levantado muchas voces que al final han movido a actuar a la Fed con más presteza.

Por ejemplo, la del fundador y consejero delegado de la gestora de fondos de cobertura Pershing Square, Bill Ackman, que ya venía advirtiendo de que el banco central estadounidense debería incrementar los tipos en 75 puntos básicos después de la reunión mantenida el martes y el miércoles, y que veía con buenos ojos una subida idéntica en julio. A su juicio, la confianza del mercado solo puede restablecerse con medidas agresivas por parte de la Fed para atajar la inflación. Y fue más lejos aún al pronosticar que al final elevará los tipos a una horquilla entre el 5% y el 6%, descartando que sea suficiente llevarlos solo a un nivel en torno al 4%.

Mensaje contundente de la Fed

Para Roberto Scholtes, el director de estrategia de UBS en España, la última decisión del banco «es una muestra de la contundencia de su mensaje de contención de la inflación, para que los agentes económicos eviten una espiral salarial». En este sentido, espera que la Fed y el Banco Central Europeo irán ajustando sus pasos en función de los indicadores de actividad e inflación, y de los riesgos externos relacionados con las materias primas y la geopolítica.

En su comparecencia ante los medios después de la reunión de política monetaria, el presidente del banco central, Jerome Powell, apuntó que este organismo aprobará posiblemente otra subida de tipos de interés de 0,5 o 0,75 puntos en su reunión de julio. En esta ocasión ya fue más flexible que en el anterior encuentro y contempla un rango más amplio, lo que para muchos es una confirmación velada de que la Fed incrementará el mes que viene el precio del dinero en la misma cuantía que en junio. Todo parece en línea con el objetivo de la institución de que los tipos alcancen el 3,8% a finales de 2023

«Parece cada vez más probable otra subida de 75 puntos básicos en julio, ya que los datos de inflación simplemente no marchan en la dirección deseada. Los mercados están descontando esto casi por completo», señaló Craig Erlam, analista de Oanda.

Chris Beauchamp, analista jefe de mercados de la plataforma IG, también piensa que los tipos «tendrán que ir a ese ritmo» de alzas, aunque cree que también dependerá de las próximas cifras del IPC estadounidense.

Scholtes, no obstante, opina que “lo realmente importante» es que la Fed, como el BCE, está determinada a volver a una política monetaria neutral – con unos tipos algo inferior al 3% ya que a la vez está reduciendo su balance- lo antes posible, más que el calendario concreto de subidas. «Pero, una vez alcanzada esa neutralidad a final de año, creemos que parará o espaciará más las subidas de tipos en 2023, ya que la economía se estará frenando al disiparse los impulsos de la reapertura y de la expansión fiscal, y la inflación estará probablemente en una clara senda descendente», agrega.

ING coincide al señalar que se empiezan a ver «signos claros de desaceleración en el sector de la vivienda y en algunos componentes de la inflación, como vehículos, semiconductores o transporte», por lo que cree que «para el otoño los signos de debilidad atemperarán la energía de la Fed para subir» el precio del dinero. Pero eso ya será otro cantar.