Economía
Fiscalidad

El Gobierno justifica el impuestazo a la banca por lo que gana en todo el mundo y su alta productividad

  • Eduardo Segovia
  • Corresponsal de banca y empresas. Doctor y Master en Información Económica. Pasó por El Confidencial y dirigió Bolsamanía. Autor de ‘De los Borbones a los Botines’.

El Gobierno tira de todo un catálogo de tópicos izquierdistas, confusiones interesadas y críticas que rozan el disparate para justificar los nuevos impuestos a las empresas energéticas y, sobre todo, a la banca. Así, toma los beneficios en todo el mundo en vez de los obtenidos en España, miente sobre la diferencia entre la evolución de salarios y resultados, y justifica el tributo porque estos sectores son los más productivos… cuando la falta de productividad es uno de los principales problemas de España.

Así, en la exposición de motivos de la Ley 38/2022 que crea estos tributos y el de las grandes fortunas, el Ejecutivo insiste una y otra vez en que «el capital» se está enriqueciendo en un entorno de alta inflación que está perjudicando a los trabajadores: «Hay que considerar que los salarios están creciendo por debajo de la inflación lastrando la capacidad de compra de los hogares, mientras que los beneficios empresariales en los sectores cuyos márgenes se ven más favorecidos por el aumento de los precios se están incrementando o existen claras perspectivas de que lo hagan», señala este texto y aprovecha para pedir subidas salariales en la negociación colectiva.

Respecto a los beneficios de la banca, recurre a la confusión interesada típica de Podemos entre el resultado en todos los países en que están presentes las entidades y el obtenido únicamente en España, que es sobre el que recae el impuesto (hacerlo sobre el resultado total sería doble imposición, ya que ya pagan impuestos en los diferentes países): «En el sector de las entidades de crédito, la CNMV ha publicado que los cinco grupos del sector que forman parte del IBEX 35 consiguieron casi 20.000 millones de beneficios en 2021. Morgan Stanley, con anterioridad al anuncio de subida de tipos del Banco Central Europeo, calcula en 26.000 millones los beneficios de los grandes grupos del sector en 2023».

Pero es que, además, la dicotomía entre salarios estancados y beneficios disparados es falsa. Como ha informado OKDIARIO, los márgenes empresariales están creciendo por debajo de los costes laborales, según los últimos datos disponibles del INE.

Castigar la productividad

Pero quizá lo más llamativo e ilustrativo de la ignorancia del Gobierno sobre cómo funciona la economía es la justificación del tributo porque estos sectores son más productivos que el resto: «Adicionalmente, ambos sectores se caracterizan por un menor peso de sus gastos de personal respecto del valor añadido que generan respecto de otros sectores económicos. Así, frente a un 52,73 % que representan los gastos de personal sobre el valor añadido de las grandes empresas en el ámbito de las sociedades no financieras en su conjunto, en el caso de las grandes empresas del sector extractivo y de la energía el porcentaje se sitúa tan solo en el 25,1 % y en el caso de las grandes entidades de crédito en el 30,1 % de su margen bruto».

Es decir, como estas empresas lo han hecho bien y son más productivas que la media, en vez de ponerlas como modelo y tratar de imitarlas en el conjunto de la economía para solucionar el grave problema de falta de productividad, lo que hace María Jesús Montero es ponerles otro impuesto nuevo.

Compensar que no pagan IVA

Pero ya donde riza el rizo la norma es en otra justificación: que la actividad bancaria no paga IVA. Primero reconoce que es un problema estructural que no se puede solucionar con estos tributos temporales: «Aunque el déficit de tributación en el Impuesto sobre el Valor Añadido del sector financiero es un problema estructural del sistema tributario que no se debe resolver con medidas coyunturales y menos fuera del propio sistema tributario, como sucede con la creación de la presente prestación patrimonial de carácter público temporal de naturaleza no tributaria» (esto es la forma de no llamarlo impuesto para tratar de que no lo tumbe el Constitucional).

Pero, acto seguido, reconoce que es justo eso lo que pretende: «En consecuencia, el problema estructural del déficit de tributación en el Impuesto sobre el Valor Añadido del sector está provocando unas consecuencias recaudatorias especialmente negativas en los períodos más afectados por la inflación, restando recursos para la realización de las políticas públicas compensatorias de refuerzo del pacto de rentas. Es otro factor a considerar en el establecimiento de la prestación patrimonial temporal».