Fórmula E: la única competición 100% ecológica con un presupuesto de 100 millones de euros anuales
La Fórmula E (F-E), carreras con monoplazas 100% eléctricos en el centro de las ciudades, aún está demasiado en pañales para hablar de grandes cifras pero el negocio es floreciente. Esta modalidad, organizada por la Federación Internacional del automóvil (FIA), se estrenó de manera oficial en 2014 en Pekín y finalizó en junio de 2015. Una primera temporada en la que fue McLaren suministró los motores y los sistemas electrónicos de todos los vehículos que competían. Ahora la organización busca nuevos lugares en los que poner la pista efímera para que los monoplazas corran, de momento la carrera más inmediata se hará en el circuito de Puerto Madero, en Buenos Aires.
La licencia para promover durante 25 años este campeonato fue comprada por Formula E Holding Limited, la empresa de Alejandro Agag, por 18 millones de euros, según la prensa británica. Entre los inversores iniciales de la Fórmula E ha estado el empresario valenciano, Enrique Bañuelos, usual en la lista Forbes de los más ricos de España, que desembolsó en la aventura ecológica alrededor de 25 millones de euros. Hoy, dos años después de la inauguración la Fórmula E es la segunda competición más importante tras la clásica Fórmula 1, también organizada por la FIA.
El valenciano está ya fuera del negocio, vendió el 25% de sus acciones a Liberty Media en septiembre de 2016, una operación que ha convertido al fondo norteamericano de John Malone en el líder de la Fórmula E. Liberty Media ya era inversor de referencia con un 33% cuando en marzo de 2015 inyectó 100 millones de dólares. Una ampliación de capital en la que Bañuelos decidió no entrar. Los mentideros automovilísticos hablan de desencuentros entre Agag y el valenciano como el desencadenante de esta venta de acciones.
Bañuelos explica que apostar por la F-E es una inversión rentable, “ha sido una experiencia exitosa e interesante con la que se puede ganar dinero”, explica a Vanity Fair. Sobre la mesa hay dos factores que previsiblemente empujarán a esta F-1 Ecológica al éxito. Por un lado, la seria lucha contra el cambio climático de todos los gobiernos, a excepción de Donald Trump que piensa que las emisiones son un cuento chino, para frenar las emisiones de CO2. Por el otro lado, tras el escándalo del dieselgate de Volkswagen las compañías automovilísticas se han tomado más en serio la inversión en coches ecológicos.
Recién estrenado el 2017, en el accionariado de Fórmula E Holding ha entrado con una pequeña participación Motorsport Newtwork, un grupo de portales digitales que gestiona contenidos y venta de entradas. Zak Brown, el CEO del nuevo socio, ha asegurado que este nuevo formato de carreras “ha atraído la atención de inversores, fabricantes de coches y empresas de tecnología, queremos que el contenido de las carreras de F-E se convierta en una atracción para nuestra audiencia”. Los grandes patrocinadores de la Fórmula E son Julius Baer, DHL, Visa, Qualcomm, BMW y Tag Heuer, así como Renault, 1st Round o Michelin como proveedores.
La temporada 2016/17 ya ha empezado, la F-E cuenta con el beneplácito y aplauso de ciudades tan importantes como Nueva York, París o Berlín. En el mes de febrero las calles de Buenos Aires se van a convertir en las protagonistas de la primera carrera ecológica de 2017, más tarde seguirán en México, Mónaco, París, Bruselas y terminará la temporada en Montreal a finales de julio. Los precios de las entradas para la ciudad argentina oscilan entre los 300 dólares (tribuna general) hasta los 3.500 dólares para la zona VIP con acceso a una terraza donde se sirva catering y se incluye el aparcamiento sin cargo, así como el acceso a la e-village.
Agag declaraba el primer año de vida de la F-E que el éxito radica en la carrera en sí misma, «se la ponemos a la gente a la puerta de su casa, lo que motiva un gran éxito de público». Organizar una de estas carreras por el centro de la ciudad cuesta alrededor de 10 millones de euros, un coste que asumen los patrocinadores y el promotor . La primera temporada tenía un presupuestos de 100 millones de euros, aunque en la temporada siguiente descendió alrededor de 50 millones de euros ya que no hubo inversión en vallas publicitarias, según el empresario.
El futuro de estos monoplazas respetuosos con el medio ambiente parece prometedor. Grandes pilotos de la F-1 han manifestado su deseo de competir en la F-E, ha sido el caso de Felipe Massa esta misma semana que probará el Fórmula E de Jaguar antes de tomar la decisión de volver a los clásicos circuitos.
Incluso, hay quienes especulan con la posibilidad de que Bernie Ecclestone, el patrón de la Fórmula 1, meta mano en el negocio de las carreras 100% ecológicas tras haber sido apartado de su cargo como CEO del Mundial automovilístico. Una opción que antoja poco probable, a pesar de su lógica, teniendo en cuenta que la Fórmula E está controlada por el holding Liberty Media, el mismo fondo que ha decidido desposeerle de sus funciones. La compañía de Malone se hizo con la F-1 por casi 4.000 millones de euros en 2016.
Las cifras de Formula E Holding no están disponibles, pero sí las de la matriz con sede en Hong Kong que reflejan unos ingresos de más de 17 millones de euros y un salario de 300.000 euros para sus directores, entre ellos el propio Agag. Incluso se ha hablado de sacar la empresa a Bolsa, un rumor que levantó el propio empresario, aunque desde 2015 el runrún se ha silenciado.
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