¿Se está recuperando la economía española?
Francisco Coll Morales es economista y coordinador del servicio de estudios de la Fundación Civismo.
Dejamos atrás una semana en la que los sucesos económicos no han permitido darse ni un respiro a los economistas. La celebración anual del Foro Económico Mundial, la actualización de las perspectivas para la economía mundial en el informe WEO del Fondo Monetario Internacional, la publicación de una EPA que sigue acusando el daño del Covid-19 en la economía o la reciente publicación del indicador compuesto de la OCDE son algunos de los debates que han ocupado la tribuna pública a lo largo de estos días.
Tras la euforia que desató la victoria de Joe Biden, así como la salida de Donald Trump de la Casa Blanca, el foco ha vuelto a centrarse en lo que verdaderamente ocupa a la ciudadanía, tanto en nuestro país como en tantos otros.
Una incierta situación económica en la que los riesgos se cuentan por decenas, y donde, aún habiendo llegado las vacunas, se desconoce el comportamiento futuro de este virus que hoy nos acecha. De no gestionarse correctamente la situación se podría seguir ensanchando el deterioro que ya de por sí registran estas economías en los indicadores anteriormente citados.
En este sentido, y por seguir un orden cronológico, conocíamos un indicador compuesto de la OCDE que, aún mostrando una mejoría respecto a la publicación anterior, presenta un comportamiento de la economía española, que atendiendo a los precedentes con los que cuenta el país, preocupa mucho a los economistas. En el análisis se observa un claro descuelgue en la recuperación de la economía española que, por el contrario, no muestran otros países. Un descuelgue que amenaza con una nueva recuperación más tardía, como ya ocurrió en 2008.
Aunque también mejoran los datos de empleo, tras una reactivación parcial de la economía y una temporada navideña que nos consuela con un, también parcial, plus a fin de año, seguimos dando por hecho el idílico desenlace de una situación que muestra muchos riesgos.
ERTE y ceses de actividad
En este contexto, nos referimos a unos ERTE, así como unos ceses de actividad que, no computando en los registros de desempleo a nivel nacional, no están exentos de serlo en un futuro. Así pues, la situación que muestra el conglomerado empresarial es muy delicada, y con informes del Banco de España que vaticinan la quiebra técnica del 30% de las empresas en nuestro país, el futuro es más incierto de lo que parece.
En esta misma línea se pronunciaba el Fondo Monetario Internacional, que esta semana publicaba la actualización de su famoso informe WEO. Las proyecciones de la entidad monetaria respecto al comportamiento de la economía mundial -como un elemento agregado-, mostraban que, en medio de esta excepcional incertidumbre, se proyecta que la economía mundial crecerá a un ritmo del 5,5% en 2021, mientras que dicho ritmo se moderará hasta situarse en el 4,2% en 2022.
Las proyecciones para 2021 se han revisado al alza en 0,3 puntos porcentuales con respecto al pronóstico anterior, en vista de las expectativas de un fortalecimiento de la actividad más adelante gracias a las vacunas y al respaldo adicional de las políticas en algunas grandes economías. Sin embargo, de la misma forma, el propio organismo reconoce que estos pronósticos están condicionados a un gran número de variables que, en función de su comportamiento, podrían desviar la proyección del escenario final.
Como muestra de ello tenemos avisos a lo largo del informe que hablan de que la solidez de la recuperación varía considerablemente entre países, dependiendo del acceso a intervenciones médicas y la rapidez en la vacunación, la eficacia del apoyo de las políticas y las características estructurales de cada economía al inicio de la crisis.
En definitiva, hablamos de que la situación en España es peor de lo que se podía esperar. Aunque las consecuencias sean menos drásticas, hablamos de la mayor contracción registrada, después de la economía argentina, en todo el planeta.
Intensificar la labor de la recuperación económica
Por ello, debemos seguir trabajando en intensificar las tareas de recuperación, así como preparar planes de contención para enfrentar los distintos escenarios ante la posibilidad de que se activen determinados riesgos que harían sufrir todavía más a la economía española, además de seguir ensanchando esa consolidación de pérdidas que nos alejaría del objetivo.
En conclusión, hablamos de unas previsiones que presentan muchos condicionantes y riesgos que podrían generar variaciones. Asimismo, dejarnos llevar por una autocomplacencia más que injustificada, en un escenario de tanta incertidumbre como el que hoy se muestra, es la peor de las estrategias para situarnos al nivel de las potencias económicas del bloque económico europeo.
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