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La crisis del Boeing 737 se salda con el traslado de 70 operarios de Airbus a Sevilla

La crisis del Boeing 737 se salda con el traslado de 70 operarios de Airbus a Sevilla
Boeing 737 MAX

Airbus trasladará a su factoría de San Pablo en la capital hispalense, a unos 70 empleados de sus plantas del Puerto de Santa María (Cádiz) y de la sevillana de Tablada, cuya carga de trabajo para la fabricación de componentes del Boeing 737-MAX se ha reducido notablemente tras la paralización de esta aeronave. Unos traslados que se efectuarán de manera progresiva en los próximos meses, según ha informado Efe.

Esta situación se produce después de la ralentización de la producción de los componentes para el 737-MAX en las factorías del Puerto de Santa María y de Tablada. Incluso, se ha recurrido a medidas de flexibilidad laboral para reducir la actividad en las fabricas españolas. Esto se debe a que casi un 60 % de la actividad de la planta de Airbus en el Puerto de Santa María depende del contrato suscrito con la empresa estadounidense en 2013. Boing contrató la fabricación de componentes del 737-MAX, en especial los «fan cowls» o las también denominadas carcasas exteriores de los motores y los timones de cola.

Una producción paralizada

La planta de Tablada en Sevilla produce también componentes de este modelo de Boeing. Una producción que se ha paralizado en Estados Unidos hasta que se reciba la autorización para que se pueda volver a operar comercialmente, lo que no se prevé, como mínimo hasta el próximo marzo. La empresa estadounidense anunció a final del pasado año la paralización de la producción de este modelo, después de que varias administraciones prohibieran volar a este tipo de aeronave, tras los dos accidentes mortales sufridos en octubre de 2018 y marzo de 2019. Accidentes que se han achacado a fallos del software en los aviones.

La factoría de San Pablo, que ahora asumirá a estos empleados, realiza el montaje final de dos de los modelos de avión de transporte militar de Airbus: el A400M y el C295. El primero de los cuales también tiene ralentizada su producción, a la espera de nuevos pedidos que se sumen a los encargos iniciales de este proyecto.  Mientras, el C295 sumó seis nuevos pedidos el año pasado: dos para las fuerzas armadas de Irlanda; otros dos para la República Checa y los dos restantes para Burkina Faso y Kazajistán, respectivamente.

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