La caída en el consumo de energía, la industria y la construcción anticipan la crisis que Sánchez niega
Pedro Sánchez sigue celebrando su continuidad en Moncloa. Pero la economía, abandonada desde que España entró en la senda de inestabilidad política, también sigue su rumbo. Y no es el de celebración. Mientras el presidente del Gobierno insiste -como ya hiciera Zapatero- en negar la llegada de una crisis, los principales indicadores que anticipan la caída económica no dejan de pasar a negativo y sumar alertas. Las últimas: el consumo de energía eléctrica, la industria y la construcción.
Los últimos datos son preocupantes. Tal y como refleja la recopilación de datos anticipados que sigue de cerca el propio Ministerio de Economía, el consumo de energía eléctrica ha registrado en abril una caída del 1,7%, un dato que se suma al definitivo del primer trimestre de este mismo año (-2,1%). En 2017 este mismo dato crecía a ritmos del 1,8% y en 2018 del 0,3%.
Otra de las alertas de gran intensidad es el deterioro del indicador de confianza industrial: mostró en abril un desplome del 4,1% y acumula en el último trimestre cerrado una bajada del 4,1%. Hace sólo dos años, ese indicador recogía un cierre anual con crecimiento de un punto.
El indicador de producción industrial, uno de los más relevantes a efectos de creación de puestos de trabajo, marca por su parte también una clara tendencia negativa: su último dato mensual muestra un -0,2%, cuando hace un año crecía un 0,3% y hace dos lo hacía a ritmos del 3,2%.
La producción de la industria de la construcción no es una salvedad a esta tendencia de entrada en negativo: ahora se desploma a ritmos del 4,7% mientras que el primer trimestre del año registró una caída del 3,5% y el ejercicio 2018 lo cerró con avances del 2,5%.
Los indicadores avanzados señalan que llega una crisis e indican que lo conveniente sería ir frenando el gasto en dádivas políticas
El indicador de confianza del consumidor, sólo por poner otro ejemplo, refleja igualmente la posición precrisis: caída del 6,1% en abril, con un trimestre previo también en negativo (-5,1%).
Se trata de algunos de los principales indicadores avanzados, tal y como se les conoce técnicamente. Y es que son precisamente los que tienen una capacidad de anticipar la tendencia por la composición del modelo económico del país y su rapidez en la captación de los movimientos económicos, en este caso, de clara desaceleración.
Y ni uno sólo de ellos da la razón, ni al presidente del Gobierno ni a la ministra Calviño. Más bien dicen todo lo contrario: que llega una crisis y que lo conveniente sería ir frenando el gasto en dádivas políticas y en partidas que no repercutan en la creación de empleo, atracción de inversión o captación de empresas, porque, en caso contrario, las partidas de impacto social se verán sin los fondos necesarios en plena crisis.
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