El Black Friday
La globalización ha facilitado la importación de costumbres de otros países. Una de las más recientes pero que más acogida han tenido es el Black Friday. El fin de semana pasado (y, de hecho, desde unos días antes) comercios físicos y electrónicos promocionaban grandes descuentos para fomentar el consumo. La cercanía de esta fecha con Navidad y Fin de Año, época tradicional de regalos, otorga un valor añadido a esta idea, que ha conseguido asentarse.
Es así, pues, como los negocios se preparan para este día que consideran especial. Con todo, es importante no intentar engañar al cliente. Es habitual encontrar ofertas señaladas como “grandes descuentos” que, finalmente, no son tales. El consumidor, que cada día se informa más antes de realizar la compra, percibe este tipo de acciones, que generan una gran desafección.
¿Cómo encarar el Black Friday?
La idea general de los negocios es, en los establecimientos, poner grandes carteles de oferta con la finalidad de atraer el consumidor. Ahora bien, hay que tener en cuenta que un precio demasiado bajo implica también una sustancial reducción del margen que impacta negativamente sobre el resultado de la empresa. Así pues, para aprovechar tal día y, a la vez, no tener que sostener una gran caída en los ingresos, se recomienda lo siguiente:
- No rebajar de forma importante los precios de los productos actuales: si una empresa quiere mantener una determinada imagen de solvencia, no puede ofrecer grandes descuentos sobre los productos que vende. Si se opta por esta estrategia, se está devaluando la propia marca y puede crear en el cliente una falsa imagen de empresa con problemas y de baja calidad que precisa de grandes descuentos para poder sacar a la venta sus productos. Por ese motivo, los descuentos sobre los productos habituales de venta y que son los “santo y seña” de la compañía deben de ser muy reducidos, si es que se opta por alguna rebaja.
- Ofrecer descuentos relevantes solamente sobre los productos con poca salida: días como el Black Friday pueden ser una oportunidad por sacarse de encima productos que se consideran desfasados o que, desde un punto de vista de la innovación, ya han quedado obsoletos. Es importante limitar las rebajas a este tipo de productos y anunciarlo de esta manera para delimitar claramente que el descuento es sobre aquello que ya no es actual.
- No promocionar falsos descuentos: en los últimos años se ha comprobado que algunas empresas promocionan descuentos que, después, a la hora de la realidad, no son tales. El cliente, que antes de entrar en nuestro establecimiento o web habrá comparado precios con otras compañías, detectará el engaño.
- No exagerar en la decoración y la publicidad: tampoco hay que decorar el espacio web o el establecimiento de una forma excesivamente cargada para este día. En relación con el primer punto, se transmite imagen de mala calidad.
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