Economía

Alonso pregunta a Artur Mas si el dinero de las farmacias lo invirtió en «propaganda independentista»

El ministro de Sanidad y presidente del PP vasco, Alfonso Alonso, ha preguntado hoy al Gobierno de Cataluña «en qué se gastó el dinero que tenía para proteger la salud de los ciudadanos» y si lo invirtió «en su propaganda, en un ánimo de ruptura, en una división».

El Servicio Catalán de la Salud ha comunicado al Consejo del Colegio de Farmacéuticos de Cataluña que ya no dispone de más dinero para pagar medicamentos hasta que llegue alguna aportación extraordinaria, con lo que incrementará su deuda con las farmacias a más de 330 millones de euros

Alonso ha lanzado un mensaje de tranquilidad y ha asegurado que España «nunca va a dejar de lado a los catalanes» y que aunque un Ejecutivo autonómico «lleve a su comunidad a la bancarrota, detrás está España y este Gobierno para pagar los servicios públicos».

«Tenemos la obligación de ayudarles», ha dicho el ministro, pero también «tenemos el derecho a decirles que no puede ser, que se terminó, que los catalanes merecen otra cosa, que no se puede jugar con todo y que hay que unir España».

En un acto político de su partido en Vitoria, Alonso ha abogado por «trabajar para estar unidos y no crear disensiones» y ha considerado que el PP es el único partido que «ofrece garantía» para «sacar el país adelante».

Frente al desafío independentistas catalán, ha dicho, Rajoy «ha apelado a la unidad de todos, tendiendo la mano a todos aquellos que quieren defender a España por encima de diferencias ideológicas y elecciones».

«Por encima de todo está España» y cuando «amenazan con romperlo, el PP tiene la mano a los demás para buscar la unidad» en su defensa», ha afirmado

En el mismo acto ha participado el secretario sectorial del PP, Javier Maroto, ha considerado que el anuncio del Servicio Catalán de la Salud refleja «la Cataluña real con sus problemas reales».

«En Cataluña no tienen ni para pagar una aspirina», ha lamentado Maroto, quien ha contrapuesto esta situación con la de España, donde las pensiones están «garantizadas», los servicios públicos se pagan y se está creando empleo.