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La advertencia más dura de los expertos sobre el alquiler en España: hablan de un “punto de no retorno”

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Blanca Espada

El alquiler en España se ha convertido en un verdadero quebradero de cabeza para miles de personas tanto en lo que respecta a los inquilinos como para los propietarios. Lo que antes era una alternativa flexible y razonable frente a la compra de vivienda, ahora se está transformando en un laberinto con salida cada vez más complicada. De hecho, expertos en la materia, como el conocido economista Gonzalo Bernardos, están lanzando un mensaje de alarma: el mercado del alquiler podría estar acercándose a un «punto de no retorno»si no se corrigen a tiempo los errores acumulados en los últimos años.

Detrás de esta afirmación tan contundente hay una realidad que no se puede ignorar. El precio medio del alquiler ha alcanzado cifras históricas, especialmente en las grandes ciudades y sus áreas metropolitanas. A esto se suma la creciente dificultad para encontrar vivienda disponible, lo que ha generado un clima de tensión permanente entre inquilinos y propietarios. No se trata únicamente de una cuestión de oferta y demanda: hay medidas mal enfocadas y un miedo latente que ha hecho que muchos propietarios prefieran dejar sus pisos vacíos o ponerlos a la venta antes que arriesgarse a ofrecerlos de alquiler.  El escenario es tan complejo que ya no se trata únicamente de si se puede o no pagar un alquiler, sino de cómo este desequilibrio puede afectar al conjunto de la economía y a la cohesión social.

La advertencia más dura de los expertos sobre el alquiler en España

La situación actual del alquiler en España está marcada por una tendencia preocupante: la oferta ha caído en picado mientras los precios no dejan de subir. Gonzalo Bernardos, durante su participación en el podcast Monopoly Inmobiliario, señaló que este fenómeno no es fruto del azar. Según explica, buena parte de la responsabilidad recae en las medidas gubernamentales que, con la intención de proteger a los inquilinos, han terminado generando un efecto contrario al esperado.

La llamada fuga de propietarios del mercado del alquiler tiene mucho que ver con la inseguridad jurídica y las nuevas restricciones. Muchos dueños han optado por retirar sus viviendas del circuito, ya sea para venderlas, destinarlas a usos turísticos o simplemente dejarlas vacías, lo que ha agravado aún más la escasez. El resultado es que ahora hay menos pisos en alquiler, y los pocos que hay alcanzan precios desorbitados. Esto está provocando una situación límite para quienes necesitan alquilar: largas listas de espera, procesos de selección casi imposibles y condiciones económicas cada vez más restrictivas.

El miedo llega a los inquilinos 

En este contexto, los inquilinos también han cambiado su comportamiento. Uno de los efectos más llamativos del encarecimiento del alquiler es el efecto anclaje: muchas personas se resisten a dejar su piso actual, incluso aunque no cumpla con sus necesidades, por miedo a no encontrar una alternativa asumible. Esto genera un bloqueo dentro del propio mercado, ya que las viviendas no rotan con la naturalidad de antes y se produce una sensación general de parálisis.

Se produce así una especie de pánico racional en el que quedarse es la única opción viable para muchos, aunque eso implique renunciar a mejoras en calidad de vida o ubicación. Y esto no sólo afecta a las personas con menos recursos. Cada vez más clases medias sienten que la vivienda se está convirtiendo en un lujo al alcance de unos pocos. Con la inflación aún presente y los salarios que no crecen al mismo ritmo, el alquiler empieza a ser una carga insostenible para miles de familias.

Alquiler indefinido: una solución que podría empeorar el problema

En el debate actual sobre cómo mejorar el acceso a la vivienda, una de las propuestas que más ha dividido opiniones es la posibilidad de implantar contratos de alquiler indefinido. Desde algunos colectivos de inquilinos se plantea esta medida como una forma de garantizar estabilidad y evitar abusos. Sin embargo, Bernardos advierte de que se trata de una idea peligrosa que podría distorsionar aún más el mercado. Según él, un contrato de alquiler no puede equipararse a un usufructo permanente, y hacerlo podría espantar todavía más a los propietarios.

La compra de vivienda como refugio ante el caos del alquiler

Frente a este panorama, cada vez más personas están optando por comprar una vivienda como forma de protegerse del caos que vive el mercado del alquiler. Lo que antes era una decisión meditada y a largo plazo, ahora se presenta como una necesidad urgente para muchos. Si el alquiler no ofrece seguridad, la compra se percibe como la única forma de tener un techo estable sin estar a merced de la volatilidad del mercado o de las decisiones políticas.

Bernardos sostiene que este fenómeno va a ir a más, sobre todo si no se produce una corrección rápida del mercado del alquiler. Comprar se convierte así en una inversión más atractiva, no sólo por el valor del inmueble, sino por la tranquilidad que proporciona. Esto, sin embargo, no está al alcance de todos, y puede ampliar aún más la brecha entre quienes tienen capacidad de acceder a una hipoteca y quienes quedan atrapados en un mercado de alquiler cada vez más cerrado y excluyente.

El mensaje de Gonzalo Bernardos es claro: si no se cambia el rumbo, España podría entrar en una dinámica de deterioro estructural del mercado del alquiler. Y llegar a ese «punto de no retorno» significaría aceptar que alquilar ya no es una opción razonable para gran parte de la población. La consecuencia directa sería una sociedad aún más dividida, donde el acceso a la vivienda marque una línea roja entre quienes pueden y quienes no.