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COPA DEL REY: REAL MADRID 2-2 FUENLABRADA

‘Fuenlabrazo’ a pesar de Bale

  • Miguel Serrano
  • Me confundieron con un joven prodigio pero acabé de periodista. Escribo cosas de deportes y del Real Madrid en OKDIARIO, igual que antes las escribía en Marca. También a veces hablo por la radio y casi siempre sin decir palabrotas. Soy bastante tocapelotas. Perdonen las molestias.

Bale es el fichaje. Bueno, Bale y un portero, claro. El galés salió del banquillo para evitar el fantasma de un Fuenlabrazo que se paseó, con su sábana y sus cadenas, por el césped del Bernabéu. Gran primer tiempo del equipo de Antonio Calderón, que maniató al Real Madrid, le dominó, le hizo un gol y le pudo hacer otros dos. Vale que el gol se lo regaló Keylor Navas en una acción inexplicable para un portero de nivel, pero también la flor de Zidane apareció pegada al travesaño contra el que se estrelló el potencial 0-2 del Cata Díaz. Y luego, como les contaba, apareció Bale. Y Borja Mayoral, por cierto, que marcó los dos goles.

Zidane se llevaba a los chavales de copas. Bueno, a los chavales y a los convalecientes. Keylor y Kovacic regresaban tras superar unas lesiones que se han alargado más de lo esperado. Bale, no. Bale iba al banquillo quizá porque el galés es como una cristalería de Murano en una mudanza: por mucho que la envuelvas en papel burbuja, al primer toquecito se rompe.

Tres chicos del Castilla eran titulares ante el Fuenlabrada: Tejero, Óscar y Franchu. Junto a ellos, los jóvenes que llegaron al Real Madrid este verano menos el sancionado Vallejo: Achraf, Theo, Marcos Llorente, Ceballos y Borja Mayoral. Era un once para un entrenamiento con público, un partido de trámite en una eliminatoria (aparentemente) resuelta en la ida y ante un rival de Segunda B.

Entre eso, que en Madrid había hecho un día de perros y que el partido iba a acabar rondando la medianoche, los aficionados que fueron en el Bernabéu tenían el carnet de héroes. Bueno, en lo que uno iba escribiendo estas líneas, el partido comenzó. Con cierto aire de torneo de empresa o de solteros contra casados, pero comenzó.

Descarado Fuenlabrada

Los futbolistas del Fuenla trataban de tomar la medida al Bernabéu y lo hacía sin presión y con descaro. Tanto que tuvo un gol cantado, cantadísimo, Hugo Fraile en el minuto cuatro. Le sirvieron el pase de la muerte, pero el gol, a menos de cuatro metros de la portería y con Keylor destapando un poste, se le fue vivo.

El Real Madrid andaba más perdido que Carmen Lomana en el rastro. Perdía la pelota en dos o tres pases y le costaba un mundo llegar no ya al área, sino al campo contrario. El segundo aviso del Fuenla fue en el minuto 8. Otra vez un visitante solito ante Keylor, pero el disparo de Matheus fue al muñeco y Keylor lo despejó.

Un sentimiento de «pellízcame» recorría la grada del Bernabéu. Pero el Fuenlabrada empezó a levantar el pie y el Real Madrid a tomar el pulso al partido. Sin prisas, tampoco se vayan a creer. Kovacic se hizo con los mandos del duelo por jerarquía, aunque evidenciaba una lógica falta de ritmo.

Keylor canta

Y al tercer aviso llegó el gol del Fuenla. Fue a la salida de un córner. El despeje cayó a los pies de Luis Milla, a diez hectáreas de la portería. El hijo del que fuera jugador del Real Madrid disparó fuerte y al medio y ahí apareció Keylor. ¿Qué quiso hacer? Nadie lo sabe. La pelota iba al centro, bastaba con dejar los pies en el suelo, estirar los brazos y despejar. Pero Keylor no. Keylor intentó tirarse y acabó haciendo un escorzo raro y marcándose un autogol. Como dicen en los anuncios de pisos: MEJOR VER.

Pues sí, evidentemente el Real Madrid necesita un portero. Y lo necesita ya. Igual para enero es tarde. El gol, lejos de espolear al equipo blanco, insufló ánimos en un magnífico Fuenlabrada. Presionaba, replegaba, atacaba, todo lo hacía bien el equipo de Antonio Calderón. Los de Zidane tocaban sin ritmo y su fútbol transmitía tristeza y desánimo a partes iguales.

Los minutos pasaban y nos encaminábamos al descanso con un inquietante 0-1 en el marcador. Se estiró el Real Madrid con un disparo de Franchu en el 42 que despejó sin agobios Freixanet, que tiene nombre de cava pero que conoce el oficio. Y no miro a nadie. Con esa jugada y el susto en el cuerpo del madridismo el partido llegó al intermedio.

Bale entra y decide

En la reanudación apretó el Real Madrid con un arranque de vergüenza torera. Calentaba Bale y dominaban los de Zidane. Tejero volvió a probar a Freixanet, que respondió bien. No como otros. Perdía fuelle el Fuenlabrada y los de Zidane empezaban a encerrarles en su propia área. Pero no marcaban ni creaban demasiado peligro.

Pero en el 56 de nuevo rondó el 0-2 el Fuenla en un cabezazo en el primer palo que despejó con apuros Keylor tirándose otra vez en un remate que iba al centro. El Bernabéu contenía el aliento. Y en el 59 otra vez. De nuevo un balón parado y esta vez fue el Cata Díaz el que remató de cabeza. Afortunadamente para el Madrid, la pelota se estrelló contra el travesaño. El fantasma del Alcorconazo empezaba a aparecerse al madridismo.

Zidane metió a Bale a jugar. Y en diez segundos Bale sentenció al Fuenla. Puso un centro con el exterior de la zurda que cabeceó Borja Mayoral en el segundo palo. Respiraba el Bernabéu, respiraba Bale, respiraba Zidane y respiraba hasta yo. El Real Madrid regateaba el Fuenlabrazo.

Doblete de Borja

Y de nuevo Bale, en el 69, fue decisivo para el Real Madrid. El galés recogió una pelota en el área, fusiló a Freixanet y el rechace del portero cayó en los pies de Borja Mayoral, que no perdonó el 2-1. Con la eliminatoria resuelta, los blancos siguieron dominando. Entraron los cambios y el partido, perdida la incertidumbre, se cayó de golpe.

Al final discurrieron los minutos de la basura y el Real Madrid esquivó la tragedia como el que da un volantazo a tiempo en una curva peligrosa. Lo hizo después de encajar un 2-2 final en un mal rechace de Keylor y lo hizo gracias a Bale, que se presentó en el Bernabéu como el fichaje de invierno. Más el portero, que no se me olvida. Esperemos que la salud le aguante para ayudar a su equipo, porque a Bale (y al Madrid) le esperan batallas muy duras.