El Real Madrid silencia el Buesa Arena y se mete en la final (99-103)
El Real Madrid silenció al Buesa Arena en un partido sencillamente brutal. Era una final de Copa adelantada y los protagonistas no decepcionaron. El choque parecía decantado en el tercer cuarto para los blancos tras una primera mitad memorable de Luka Doncic. Baskonia se relamió las heridas, remontó y se puso ocho por delante a tres minutos del final. Los visitantes, sin embargo, se agarraron a Llull para alcanzar la prórroga y a Gustavo Ayón en el tiempo añadido para conseguir su cuarta final consecutiva en el torneo del K.O. Los locales hicieron todo lo posible para que el partido fuese un infierno para el vigente campeón, pero en esta ocasión no pudieron con la profundidad de plantilla de Pablo Laso.
El choque se caracterizó desde el principio por la intensidad. Sito Alonso quería cortocircuitar desde el primer momento el ataque blanco introduciendo en su quinteto a un intimidador de la envergadura de Ilimane Diop. Si unimos eso a que los locales impidieron cualquier contragolpe blanco, el partido parecía destinado a un guarismo corto.
Baskonia ejecutó ese plan a las mil maravillas durante el primer cuarto hasta el punto que todo se les puso de cara con la segunda personal de Llull. O eso pensaban ellos. En su lugar irrumpió un Luka Doncic que cambió el destino del partido en un segundo periodo memorable.
El niño maravilla comenzó a correr implicando a Randolph y Taylor con varios alley-oop, mientras los anfitriones se encomendaban al talento individual de Beaubois y Larkin. Los bajitos de Baskonia se aprovechaban de los intercambios defensivos continuos del Madrid para imponer su chispa y llegar hasta la cocina.
Los blancos, sin embargo, conseguían contrarrestar cada acción con un punto y otro más de Doncic. El esloveno –13 en el segundo periodo– hizo que Sito Alonso tuviese que recurrir al especialista defensivo Rafa Luz para tratar de frenarle sin éxito. Porque el nivel del jugador de 17 años supera ya todo lo que le pongan en Europa. Su inteligencia, capacidad de lectura de juego y determinación fueron fundamentales para encabezar un parcial final de 15-29 antes del descanso enfriando cualquier ánimo en el Buesa Arena.
Mención aparte merece la aportación de un Randolph que le hizo un traje a Bargnani –ex número uno del Draft de la NBA– aprovechando sus escasas ganas de defender. El fichaje estrella del Real Madrid está cuajando una Copa del Rey al nivel que se esperaba cuando aterrizó en la capital de España.
La reacción de los locales
El Baskonia, sin embargo, ni mucho menos iba a dar su brazo a torcer. El Madrid colocó la máxima en el marcador con 13 de ventaja al inicio del tercer cuarto. Los pupilos de Laso se encontraron con la intensidad al máximo de los locales y liderados por los rebotes ofensivos de Diop comenzaron a recuperar la confianza los puntales vitorianos. Hanga inició un parcial de 11-0 que directamente reenganchó al equipo local al partido.
El Madrid no sabía cómo responder ante la frescura de piernas de Baskonia. Laso recurría al regreso de Doncic para intentar calmar las cosas, pero Sito Alonso ya había trazado un plan para detenerle haciendo constantes ayudas sobre el jugador esloveno. Hasta sacrificó la presencia de un Bargnani sospechoso de no defender.
El Madrid encallaba entrando en el último cuarto, mientras los locales sumaban de tres en tres con una tremenda racha de Beaubois. A 7:30 para el final, Baskonia había culminado lo que nadie creía posible 10 minutos antes: la remontada estableciendo el 73-72. Los blancos decidieron jugar a la ruleta rusa de los triples contra los vascos y en esa suerte salieron escaldados llegando a perder por ocho puntos a tres minutos del final.
Fue entonces cuando Laso decidió jugársela a la defensa sacando al Chapu Nocioni por primera vez en el partido. La consigna estaba claro: bajar el culo y balones a Llull. El menorquín no falló a su cita con los minutos decisivos al estilo Sergio Ramos echándose el equipo a la espalda con siete puntos consecutivos empatando el duelo a 89 a 36 segundos del final y enviando el duelo a la prórroga.
En el tiempo extra, apareció el hombre de los títulos, ese por el que el Real Madrid peleó hasta la extenuación en verano para que se quedase: Gustavo Ayón. El mexicano demostró que es un factor diferencial cuando el balón quema en las manos siendo el socio perfecto de las continuaciones tras bloqueo y firmando dos canastas con adicional incluido que fueron como una daga para las esperanzas de Baskonia.
El Real Madrid vuelve a una final de Copa, la cuarta consecutiva, con las piernas cargadas tras dos auténticas batallas contra Andorra y Baskonia, pero con la confianza por las nubes tras superar dos situaciones extremas. El equipo de Laso no es recomendable para taquicárdicos, pero no hay quien le iguale a espectacularidad. A priori, los campeones llegan cansados a la final, pero sin duda son lo que mejor se conocen tras haber visto el abismo a milímetros.
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