Rafa Nadal confiesa cómo fue su calvario de lesiones camino de su duodécimo Roland Garros
Tras conquistar su duodécimo Roland Garros, Rafa Nadal confiesa que ha vivido un año complicado en el que las lesiones le han impedido disfrutar de su juego y estar pendiente de cómo reaccionaba su cuerpo. Valoró parar un tiempo pero optó por cambiar su actitud y los frutos no tardaron en llegar. Primero Roma y ahora París, Rafa Nadal sigue siendo el rey de la tierra y todo un ejemplo dentro y fuera de la pista
Acaba de hacer historia al conquistar su duodécimo Roland Garros tras batir este domingo en la final de París a Dominic Thiem (6-3, 5-7, 6-1 y 6-1), sin embargo, la grandeza de Rafa Nadal no está en lo que consigue sobre la pista, sino en el ejemplo de cómo hay que tomarse la vida. Apenas unas horas después de volver a grabar su nombre en el palmarés del Grand Slam parisino, el mejor deportista español de todos los tiempos revela la razón de su más reciente éxito: un cambio de actitud.
Con 33 años recién cumplidos, Rafa Nadal acaba de conquistar su duodécimo Roland Garros para extender aún más su dominio sobre el Grand Slam francés. Pero el camino hasta lograrlo no ha sido fácil. Las lesiones, tan frecuentes en su carrera, también marcaron su camino en un curso en el que ha jugado menos de lo esperado y que le hicieron perder confianza y por momentos dejar de disfrutar en la pista y tenerlo más pendiente de su cuerpo que del juego.
«Es difícil cuando tienes varios problemas. Mentalmente, estaba en el fondo. Perdí esa energía un poco después de esas lesiones. Fue muy importante que el equipo, la familia, los amigos me ayudaran», confiesa Nadal poco después de conquistar Roland Garros en declaraciones a Le Parisien. «En Montecarlo, no disfruté. Estaba demasiado preocupado por mi salud, demasiado negativo. Pasé varias horas solo en el vestuario de Barcelona pensando en lo que debía hacer. Una posibilidad hubiera sido detenerse algún tiempo. El otro era cambiar la actitud, la mentalidad», confiesa Nadal.
Pudo haber parado, pero decidió seguir. Cambió de actitud, de mentalidad y su juego empezó a mejorar semana a semana. «No jugué mal en Barcelona, jugué mejor en Madrid e incluso mejor en Roma. Estos pequeños cambios, esa buena actitud, es la forma en que encontré estar de vuelta. Eso es lo que me hace más feliz», asegura Nadal, quien pese a las derrotas en los torneos españoles no se rindió y siguió luchando hasta conseguir sus frutos, primero en Roma y después en París.
«Alcanzar a Federer me motiva, pero no me obsesiona»
Con la última victoria en Roland Garros, Nadal suma ya 18 Grand Slams en su palmarés, a sólo dos de Roger Federer. Sin embargo, el tenista de Manacor confiesa que es una motivación para él pero no una obsesión acercarse al récord del de Basilea.
«Por supuesto que me motiva, pero eso no me obsesiona. Me gustaría pero no es un objetivo en mi carrera. No es por eso por lo que estoy entrenando. No es mi forma de pensar, de avanzar. Quiero avanzar, darme oportunidades, hacer las cosas de la mejor manera posible», dice Nadal, quien a día de hoy tiene siempre como principal rival a batir a sí mismo para mejorar continuamente y no caer en mirar sólo lo que el otro tiene o consigue.
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