Liga Santander

Memphis amansa al Athletic

Athletic y Barcelona empataron 1-1 en San Mamés en el partido correspondiente a la jornada 2 de la Liga Santander. Íñigo Martínez y Memphis Depay hicieron los tantos del encuentro

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Memphis
Memphis Depay celebra su gol en el Athletic-Barcelona.

El Barcelona logró sacar un empate (1-1) de San Mamés en un partido en el que sufrieron y que se puso cuesta arriba. El Athletic dominó y asfixió al conjunto que entrena Ronald Koeman, pero en este duelo de leones hubo empate gracias a Memphis. Íñigo Martínez adelantó al cuadro de Bilbao, pero Depay apareció para salvar los muebles y dejar claro que todavía hay mucho camino por recorrer para adaptarse a la vida post Messi. 

Volvía el fútbol a San Mamés y no podía haber un mejor encuentro. Los discípulos de Messi visitaban la Catedral. Un león, Memphis, contra toda una manada de leones. Pero lo más importante, había público en las gradas. En el campo, Raúl García se quedaba en el banquillo y Agirrezabala ocupaba el puesto en la portería de Unai Simón. En cuanto al Barcelona, Ronald Koeman repetía el once que, por si algún lector estaba en la playa en la primera jornada, reproduzco: Neto; Dest, Piqué, Eric, Jordi Alba; Busquets, De Jong, Pedri; Memphis, Griezmann, Braithwaite.

Rodó el balón en el templo del fútbol de Bilbao y ni hubo respeto ni tanteo ni nada. El Athletic se lanzó rápidamente a presionar a un Barcelona que suspiraba cuando vio que Iñaki Williams mandaba a las gradas el primer disparo que llegó a los 30 segundos. Minutos después, en el 6, una jugada individual preciosa de Memphis Depay acabó con un pase atrás desde la línea de fondo que Martin Braithwaite, uno de los héroes en la victoria ante la Real Sociedad, mandaba a las nubes.

El partido tenía un ritmo frenético y con las dudas de Eric García en defensa llegó una gran parada de Neto a Williams. Instantes después fue el larguero el que repelió un disparo de Sancet desde dentro del área. Le costaba la vida al Barcelona enlazar varios pases seguidos debido a la gran presión planteada por Marcelino. Pedri, De Jong y compañía no se sentían cómodos y es por ello que el Athletic iba teniendo las mejores y las únicas ocasiones. Neto se lió más que el ‘caso Mbappé’, Iñaki tardó demasiado en chutar a portería, Jordi Alba cortaba una ocasión manifiesta de gol… todo eran ataques de los bilbaínos que hacían contener la respiración a sus aficionados y a los defensas del Barça.

El Athletic, un rodillo

El que suspiró, de desesperación, fue Ronald Koeman al ver que Piqué, al que los médicos le recomendaban descansar, pidió el cambio a la media hora. Entraba Araújo en su lugar y el uruguayo tuvo que seguir achicando balones junto a sus compañeros, entre los que se encontraba un Eric García que minutos antes había visto una cartulina amarilla. Era increíble el planteamiento del Athletic, que estaba pasando por encima de los culés, pero eso no impidió que el partido se fuera al intermedio por 0-0, justo después de un gol de chilena anulado a Araújo por una falta previa de Braithwaite.

A la vuelta del intermedio el guion continuó siendo el mismo. Si en el primer acto la primera ocasión llegó a los 30 segundos, en esta ocasión fue a los 20. Berenguer aprovechó que Neto había salido a tapar un disparo a Williams, que volvía a comerle la tostada a Eric García, para rozar el gol si no llega a producirse una aparición milagrosa de Araújo para evitar el tanto. A la siguiente no perdonarían los pupilos de Marcelino. Córner que bota el Athletic en el que Íñigo Martínez aparece como un F16 para cabecear el cuero y mandarlo al fondo de la red. Gol totalmente merecido para los locales, que eran claros superiores ante el juego infumable del Barcelona.

Llegó el tanto y el Barcelona pareció que despertaba, pero todavía seguían noqueados, como el que se despierta desubicado después de una siesta de dos horas. Del que no había ni rastro era de Antoine Griezmann. El francés, que tenía que coger los galones de Leo Messi y poder disfrutar de una vez en su zona favorita, ni compareció en San Mamés. A estas Koeman comenzaba a mover el banquillo: entraban Demir y Sergi Roberto y se marchaban Pedri y Braithwaite. El canario comenzaba así sus vacaciones, dos meses más tarde que cualquier pibe de su edad.

Memphis ruge en la Catedral

Aitor Elizegi debería darle una prima a sus jugadores porque el esfuerzo y la pasión que le estaban poniendo durante el partido no podía ser pasada por alto. El Athletic estaba dejando inoperante a un Barça que veía el transcurrir de los minutos y mil dudas: Griezmann, desaparecido, Jordi Alba ya no tiene un socio como Messi, De Jong superado, Memphis, sólo unas pinceladas individuales… En definitiva, tienen que aprender a vivir sin Messi. Y es que sin Leo en casa hace más frío, aunque hay que ver también qué tal lo pasa el rosarino lejos de su hábitat.

Pero el Barça es el Barça y el despliegue físico del Athletic costaba aguantarlo durante todo el encuentro. La primera para los azulgranas llegó con un sutil disparo de De Jong con el interior que se estrelló en el travesaño. La segunda ya fue para adentro. Una pérdida de Dani García generó una ocasión trabada en la que Busquets, De Jong y Sergi Roberto necesitaron de rechaces para llevarse el cuero. El último dio un pase alto en profundidad a Memphis, que corrió y fusiló por el palo corto al guardameta rojiblanco para hacer un golazo que ponía las tablas en el marcador en un choque que se les había puesto cuesta arriba. Restaba un cuarto de hora para el pitido final.

Agotó las sustituciones Koeman dando entrada a Emerson por Sergiño Dest buscando dar más profundidad por la banda derecha, pero fue por el otro costado desde donde llegó otra gran ocasión. De quién si no que de Memphis. El holandés tuvo una parecida a la del gol, pero esta vez, más en carrera, optó por el palo largo con tan mala fortuna que cruzó en exceso su disparo. Y en los tres de añadido, Eric García recibió la roja directa por derribar a Nico Williams como último hombre. Cartulina que era un fiel reflejo de su partido. La falta se estrelló en la barrera y se escuchó el pitido del colegiado, que certificaba el reparto de puntos entre ambos conjuntos.

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