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MALESTAR EN EL BARCELONA

La directiva permite a Messi ir con Argentina, pese a que Luis Enrique se lo prohibió

  • Francisco Rabadán
  • Redactor jefe de deportes. He tenido la oportunidad de cubrir dos Juegos Olímpicos, varios Mundiales de distintas disciplinas y algún que otro All-Star de la NBA con los Gasol. De Córdoba y sin acento.

Luis Enrique está que trina con la directiva del Barcelona y más concretamente con el presidente Josep María Bartomeu. El técnico considera que el club se muestra excesivamente permisivo con sus estrellas en las últimas fechas. El caso Neymar y sus más de 100 días sin aparecer por la Ciudad Condal fueron el detonante de su enfado, pero la negativa de Messi a quedarse en Barcelona para recuperarse de sus dolores en el abductor izquierdo ha terminado por desatar su ira.

El entrenador considera que el club le está dejando en evidencia con su permisibilidad con sus dos cracks y que le han puesto a los pies de los caballos. Luis Enrique no quiere ser el malo de la película ni verse en la obligación de castigar a sus jugadores, como le reclaman desde la directiva si tan mal le parece la marcha de Messi con su selección.

En el club se temen que Messi pueda recaer de sus dolores en el abductor en los dos complicados compromisos que disputará –y muy probablemente como titular– con su selección ante Uruguay y Venezuela, válidos para la clasificación para el Mundial de Rusia 2018.

Argentina, a diferencia de Brasil, no se encuentra fuera de los puestos que dan acceso al máximo evento del fútbol mundial y no tiene la necesidad de alinear a Messi. Sin embargo, el especial empeño del delantero en reaparecer tras las críticas recibidas por su fugaz retirada de la selección albiceleste hacen obligada su presencia en el primer once que presentará el nuevo seleccionador Edgardo Bauza.

La Uruguay de Luis Súarez lidera el grupo que da acceso al Mundial y el duelo será cuanto menos tenso por la rivalidad entre ambos países. Defensas expeditivos como Godin, Lugano, Giménez o Cáceres esperan poder detener a una albiceleste que en caso de triunfo les arrebataría el liderato. A Luis Enrique se le pone la piel de gallina sólo de oír los nombres a los que su gran estrella se tendrá que medir. Ni el fichaje de Paco Alcácer puede compensar una posible caída de Leo.