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Lucas Vázquez, madridismo por bandera

Lucas Vázquez es ese tipo de jugador que cualquier entrenador quiere tener a sus órdenes y con el que el Bernabéu disfruta. Calidad, trabajo y compromiso a partes iguales. Jamás da la nota. Aunque es consciente de que se merece gozar con más minutos de los que tiene. Pero juega en el Real Madrid, no hay mayor competencia que en la casa blanca, y el de Curtis sabe perfectamente cual es su papel. Zidane está en catando con él. Normal. En una de sus últimas ruedas el francés aseguró que Lucas le «encanta como jugador y como persona». Y eso que le costó convencerle.

Cuando Zizou cogió las riendas del primer equipo el pasado mes de enero el canterano desapareció. Hasta el cuarto partido de Zidane como entrenador ante el Espanyol el gallego no volvió a escena. Ese día disputó 16 minutos. Volvió a no jugar ante el Granada para después coger el papel de jugador número 12 y no soltarlo jamás. Participó en 17 de los últimos 22 partidos de temporada, final de Champions incluida.

En Milán se graduó

En Milán, en la tanda de penaltis, Lucas dio el salto definitivo comenzando el camino a la gloria en la tanda de penalti. Mientras el mundo se mordía las uñas, Lucas cogía el balón, jugueteó como si de un partido amistoso se tratase, puso el esférico en el punto de penalti, cogió distancia y batió a Oblak con total confianza. La Undécima estaba un poquito más cerca. Y Lucas era actor protagonista en ella.

Este año cogió el ’17’ de Arbeloa, uno de los hombres que más le han cuidado en el vestuario. Tiene enamorada a la afición del Santiago Bernabéu. Su garra, calidad y lucha son puro madridismo y la afición blanca se identifica como nadie con ese tipo de jugadores. El atacante siempre se dejará la cara por el escudo y el club se lo ha recompensado renovándole hasta 2021. Queda Lucas para rato.