Liga Santander

Lewandowski calma las aguas

resumen
Guillermo Sáez

El Barcelona ha recuperado la sonrisa con una sólida victoria ante el Villarreal (3-0) que le permite olvidar los últimos malos resultados y seguir a tiro del Real Madrid en la pelea por el título de Liga. Dirigido por Robert Lewandowski, autor de un doblete, el equipo culé despachó a su rival en un suspiro donde le entraron tres goles. A Xavi le funcionaron los cambios: Frenkie de Jong mejoró al sacrificado Sergio Busquets y Ansu Fati volvió a marcar. El paciente azulgrana aún tiene pulso.

Hastiado por los malos resultados, Xavi agitó el árbol y le cayeron  cinco cambios. En todas las líneas salvo en la portería. Busquets y Eric García, tan criticados por el Clásico como defendidos por su técnico en rueda de prensa, se quedaban fuera. Sin piedad tampoco en los extremos, con Dembélé y Raphinha condenados a la silla de reflexionar. Si la revolución no funcionaba, al Barça no le quedaba plan C.

Para deleite del Camp Nou, un dato muy llamativo: Ansu Fati, Pedri y Gavi compartían titularidad por primera vez en su carrera. Los tres jóvenes llamados a liderar el Barça del futuro por fin espantaban las lesiones y coincidían de inicio. El 10 no esperó ni dos minutos para rondar el gol con un disparo que se marchó fuera por poco.

Nada de eso achicó a Unai Emery, que mantuvo su dibujo habitual con dos delanteros rápidos como flechas, Danjuma y Jackson. Con el Barça muy volcado sobre Rulli desde el inicio, empezaron un par de contraataques cara a cara contra Koundé y Marcos Alonso, el nuevo central azulgrana. Las dos veces cayó cara para los locales y Ter Stegen respiró tranquilo. Así transcurrió la primera media hora. Y de repente estalló la tormenta.

Pim, pam, pum

El Barça despedazó al Villarreal con tres goles en siete minutos. Pim, pam, pum. La traca empezó y continuó con Lewandowski, autor de los dos primeros. Ambos soberbios. El polaco recupera la sonrisa en el Camp Nou, donde ha celebrado 11 de sus 16 tantos como azulgrana. En el primero recibió un pase de la muerte de Jordi Alba, tumbó a los dos centrales con un sutil toque de tacón y batió a Rulli. En el segundo, se inventó un disparo con rosca espectacular.

Cuando el Villarreal aún no había digerido los dos primeros puñetazos, llegó el tercero, el que sirvió para la reivindicación simultánea de Ferran Torres y Ansu Fati. El primero firmó la jugada individual y el segundo anotó con algo de fortuna, después de recoger su propio remate estrellado contra el palo e introducirlo en la portería de tacón. A la hinchada culé se le acumulaban las alegrías, más ricas que nunca con tanto pesar acumulado.

La somanta de palos dejó al Villarreal descompuesto. El Submarino tampoco reaccionó en la segunda mitad y prácticamente ni se acercó a Ter Stegen. Quedó el duelo para poner la lupa en cuestiones menores: confirmar la importancia que tiene la velocidad de Koundé para su equipo, comprobar que a Jordi Alba no se le ha olvidado jugar el fútbol o escuchar la merecida ovación del Camp Nou a Frenkie de Jong. El holandés completó un partido excelente como pivote puro que, quién sabe, quizá acerca la jubilación de Busquets.

También hubo tiempo para que Raphinha fallara un gol increíble o para que Gerard Piqué volviera a escuchar aquel viejo cántico que lo apodaba ‘Piquenbauer’, apenas una semana después de su descalabro contra el Inter. El fútbol, siempre a la velocidad de la luz. Y lo bien que viene cuando toca olvidar penas.

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