Deportes
Arabia Saudí tiene intereses en Uruguay

La geopolítica entra en el fichaje de Darwin Núñez por el Al Hilal

El fichaje de Darwin Núñez por Al Hilal responde, además de a una cuestión deportiva, a una geopolítica

Arabia Saudí ha incrementado su presencia en Sudamérica, de ahí el fichaje del Uruguayo

Oficial: Íñigo Martínez deja el Barcelona y ficha por el Al Nassr de Cristiano

Con el fichaje de Darwin Núñez al club Al Hilal de Arabia Saudí, se va una estrella más de Sudamérica a la Península Arábiga. Seguro que dentro del club se encontraron muchas razones deportivas para ficharle, pero para los que toman la decisión de abrir la caja para estas inversiones desde el estado saudí, hay otros factores importantes también para autorizarlo.

Uruguay, el país de Darwin Núñez, es uno de los países identificados por los saudíes desde hace unos años dentro de su estrategia internacional, pero especialmente en el aspecto de su food security. También para los países vecinos como Qatar y Emiratos Árabes Unidos, Uruguay y Sur América en general es una región clave en sectores como alimentación, transporte y energía. Un dato poco conocido es que Sudamérica alberga la mayor diáspora árabe fuera del mundo árabe.

Arabia se enfrenta un desafío persistente: solo 1% de su tierra es cultivable. Países como Qatar, Emiratos y Arabia Saudí están ubicados en una región extremadamente árida y, por lo tanto, dependen en gran medida de las importaciones de alimentos. Bajo el refrán «podemos elegir nuestros amigos, pero no nuestros vecinos», la casa real saudí está rodeada de países en conflicto y con un vecino en el norte, Irán, que es su rival principal para la hegemonía en la región.

Por cuestiones políticas y de seguridad no puede hacer allí el tipo de negocio que sí hace en Sudamérica para su seguridad alimentaria. Qatar lo vivió de primera mano durante el boicot y bloqueo de sus fronteras en 2017 por los países vecinos, lo que causo serios problemas para importar alimentos.  El boicot causó serios problemas de cumplir las necesidades alimentarias en el país y los jeques tuvieron desarrollar un Plan de Seguridad Alimentario, como la estrategia de EAU.

Por ejemplo, hace algunos años, Emiratos Árabes Unidos importó 4.500 vacas lecheras desde Uruguay, como parte de una iniciativa para fortalecer su seguridad alimentaria. Al igual que EAU y Qatar, que dependen de las importaciones para su abastecimiento diario, Arabia Saudí busca fortalecer su producción de alimentos, especialmente en agricultura,  y diversificar sus fuentes de importación. En este contexto, países como Uruguay se vuelven estratégicos para garantizar su seguridad alimentaria.

Uruguay, con su reputación sólida y su producción agroindustrial de alta calidad, aparece como uno de los socios más estables y confiables para el Golfo. Ya en 2010 Uruguay y Arabia Saudí firmaron un acuerdo de cooperación en esta materia, centrando en inversiones agrícolas directas.

Este plan marcó uno de los primeros acercamientos saudíes a esta región en esta materia. El mismo año la empresa saudí Almarai adquirió 12,14 hectáreas en Argentina con un objetivo: producir forraje para animales en Medio Oriente, sin agotar los recursos hídricos del Reino. Hace unos años, en 2023, los saudís anunciaron además una inversión de 460 millones en energía y salud alimentaria en el país de Messi.

Qatar, al través de su fondo de inversión, tiene en 25% en propiedad a Adecoagro, empresa con tierras y operaciones agrícolas en Uruguay. Esta empresa produce azúcar, café, maíz, arroz, leche y biocombustibles, productos cada vez más atractivos para los fondos soberanos del Golfo. Las empresas uruguayas también exportaron 4.500 vacas lecheras durante la pandemia a Emiratos Árabes.

Arabia Saudí habilitó el ingreso de carne a su mercado desde Uruguay también desde hace años. La casa real saudí quiere convertir el país en el número uno mundial a nivel de food security. Mientras que aviación y turismo son las otras vías de influencia para los saudíes en Uruguay. Especialmente, poder participar en el desarrollo de infraestructura aeronáutica en Sudamérica.

En enero de este año, Uruguay anunció oficialmente la creación de SUA (Sociedad Uruguaya de Aviación), una nueva aerolínea de bandera nacional con base en Montevideo pero financiado por capital saudí. Invertir en una aerolínea nacional en Sudamérica le permite a Arabia Saudí establecer un nodo logístico y comercial en esta parte del mundo, donde, hasta hace poco, ha tenido una presencia limitada.

Bajo este Proyecto operarán seis aviones Airbus A220 y se establece un centro de mantenimiento regional de Airbus A220  en Montevideo. Esta inversión no es sólo en transporte aéreo, también refuerza la logística para exportación de alimentos perecederos (como carne y lácteos) desde Uruguay al Golfo.

El famoso Saudi Vision 2030, del que se ha hablado ya mucho, tiene todo este tipo inversiones como objetivo para diversificar la economía saudí, porque como dicen ellos, «Alá nos ha dado un regalo desde el cielo abajo del desierto (petróleo)». Este recurso se está acabando poco a poco. Y los directivos y decision-makers de los clubes de fútbol entienden que para poder ir «del desierto a cielo deportivo» necesitaran, entre otros jugadores top, alinear la nacionalidad y perfil de un jugador con otros proyectos estratégicos del Estado, para poder conseguir el dinero para ficharles.

Seguramente durante ese momento muchos aficionados españoles, uruguayos o argentinos han oído por primera vez nombres de clubes como Al Hilal de Riad, Al Saad de Doha o Al Ain de Abu Dabi, y se preguntan por qué estos gobiernos tenían tanto interés en países como Uruguay o Argentina.

Para los aficionados que viven cerca del centro de Buenos Aires, los que caminan diariamente pasándose sobre Patio Bullrich o el Museo de Arte Hispanoamericano Isaac Fernández Blanco la respuesta a su pregunta  era incluso tangible de encontrar en un edificio en el barrio exclusivo de Recoleta: el Hotel Four Season de Buenos Aires. Fue comprado hace más de una década por un grupo de inversión de Emiratos Árabes Unidos.

No solo lo compraron, también hicieron una potente inversión para remodelarlo en 2017. No es el único hotel icónico en la tierra argentina que esta propiedad de un país de la Península Arábiga. En el norte del país, en uno de los parques naturales más bonitos del mundo,  el Parque Nacional Iguazú, está el Sheraton Cataratas Hotel, que también está en propiedad emiratí.

Los turistas que alojan en este hotel, en el parque considerado como una de las siete maravillas del mundo, tiene a la vista la Garganta del Diablo, unas cataratas con un abismo de más de ochenta metros y setecientos metros de ancho, una vista impresionante. El tiempo dirá si Darwin ha elegido bien fichando a esta edad por un club en el Golfo, que le llevará al cielo futbolístico o le meterá en la Garganta del Diablo deportivo.