El coronavirus congela el fútbol
La crisis del coronavirus ha sumergido al fútbol en una cuarenta que no se sabe cuándo acabará. La economía de los clubes sufre, no hay fecha de regreso y los futbolistas pierden una forma física que se tendrá que recuperar antes de volver a competir
La vida se ha parado. La pelota también. Y el fútbol ha entrado en una cuarentena sin fecha de salida. Aunque alguno se empeñe en encontrar el retorno, la realidad es que en estos momentos es muy incierto. Nadie puede asegurar que el balón vuelva a rodar a en abril, mayo, junio o, directamente, septiembre.
La Federación apuesta por terminar esta temporada sea como sea pero, por encima de todo, asegurando la salud de los futbolistas, mientras que la Liga quiere volver a jugar cuanto antes mejor. Lo de hacerlo con o sin público pasa a ser algo secundario, aunque parece una utopía volver a ver las gradas de los estadios llenas de aficionados en un corto tiempo.
La situación es muy compleja, para algunos clubes dramática. A pesar de que la RFEF ha puesto todo de su parte para tratar de que todos los equipos puedan resistir a esta crisis y sus jugadores sigan cobrando, los ERTE no dejan de sucederse. En Segunda B llega uno detrás de otro, algo que se podía esperar, aunque para lo que no estábamos preparados era para ver como entidades con el músculo económico de Barcelona y Atlético también se acogen a ellos para garantizar la viabilidad del club. Por el momento, el Real Madrid todavía no ha anunciado estas medidas. La economía de las entidades se tambalea y cuanto más dure esta situación más complejo será salir del pozo.
Dinero, fechas y futbolistas
Por otro lado, está el tema de las fechas. La realidad es que no hay día de vuelta. Nadie lo puede saber en estos momentos. Las hipótesis se acumulan, pero no pasan de eso. Meras hipótesis. Empezar en abril prácticamente se descarta. Comenzar en mayo sería lo ideal, aunque no se puede asegurar. Arrancar en junio llevaría el fútbol a finales de julio y, a partir de ese mes, todo es más complejo todavía.
Terminar la presente temporada empezaría a ser inviable antes de agosto, por lo que habría que prolongarla a septiembre, lo que significa retrasar el siguiente curso, donde se disputará en verano la Eurocopa. En fin, la situación es muy compleja y la incertidumbre muy grande.
Y luego están los artistas de esto. Los jugadores. Los preparadores físicos de los clubes no se cansan de repetir que cuando vuelvan a entrenar deberán realizar una pretemporada. Mínimo dos semanas de trabajo para recuperar una forma física totalmente perdida tras el confinamiento, a pesar de que todos los jugadores estén trabajando en sus domicilios. Unos hogares que no son todos iguales y en los que no todos pueden gozar de un gimnasio personal totalmente equipado para mantener el tono físico, ya que el competitivo se ha ido con la llegada de este maldito virus.
En definitiva, el fútbol está en una cuarentena que no se sabe cuánto durará. Igual que la de la vida de todos los ciudadanos. Esperar que esta pesadilla acabe y rezar para que sea lo más rápido posible es lo único que le queda a los clubes y los organizadores.
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