Deportes
COPA DEL REY: CELTA 2-2 REAL MADRID

Faltó puntería, sobraron meigas

  • Miguel Serrano
  • Me confundieron con un joven prodigio pero acabé de periodista. Escribo cosas de deportes y del Real Madrid en OKDIARIO, igual que antes las escribía en Marca. También a veces hablo por la radio y casi siempre sin decir palabrotas. Soy bastante tocapelotas. Perdonen las molestias.

No hubo remontada. Quizá porque este Real Madrid no pinta en copas. Lo intentaron los de Zidane, eso sí, pero les faltó puntería para poder seguir bebiendo de esta Copa. Y les sobraron meigas. Danilo se hizo un autogol que adelantó al Celta y después Cristiano igualó el duelo con un misil de falta en la segunda parte. Los blancos tuvieron ocasiones claras, desde Ronaldo hasta Ramos, pero esta vez la pelotita no quiso entrar. Wass sentenció el duelo con el 2-1 cuando el Madrid estaba ya desesperadamente lanzado al ataque. Aun así, Lucas Vázquez hizo el 2-2 en el 90, pero esta vez no hubo milagro.

Zidane resolvía el sudoku de las bajas con la osadía de Luke Skywalker corriendo a enfrentarse a Darth Vader. La alineación del Real Madrid era atrevida y escotada como los trajes de Nochevieja de la Pedroche. Casemiro de central. Toma. Con un par. Tampoco era cuestión de poner de inicio a Coentrao –ni está ni se le espera– o de echar a los celtas al joven Achraf.

Recompuso Zidane su defensa con Danilo y Nacho en los laterales, mientras que el brasileño acompañaba a Sergio Ramos en el centro de la defensa. Por delante, al menos en el dibujo de la pizarra, Kroos, Kovacic e Isco. Dicho de otro modo: toque, despliegue e imaginación. Sonaba bien. Arriba, Marco Asensio para la ida y vuelta, junto a Cristiano Ronaldo y Benzema con libertad de movimientos como quien tiene un pase VIP para atacar.

El Real Madrid salió enfurecido y mandón como un tertuliano del Sálvame. Dos córners a favor en los dos primeros minutos y una sensación de que los vikingos asediaban a los celtas. A los cinco, Isco hizo lucirse a Sergio con un disparo que se envenenó con el bote como un cóctel de los Borgia. Jugaban bien los de Zidane y dominaban a un Celta que apenas podía capear el temporal.

Danilo era casi un extremo, mientras Kroos e Isco se mostraban ubicuos en el centro del campo como controladores de la ORA. Benzema era un dolor de cabeza para la zaga de Berizzo. El francés caía a las bandas y se convertía en un delantero indetectable como un policía de la secreta. Kovacic se multiplicaba en tareas defensivas y Nacho guardaba su lado con solvencia. Al Real Madrid le funcionaba todo menos la definición final.

Cristiano, dos palos

Un cabezazo de Cristiano Ronaldo en el 17 fue el primer aviso de que el portugués había comparecido en Balaídos. Y esa no era una buena noticia para el Celta. El crono, en cambio, sí jugaba a favor de los de Berizzo. El Madrid seguía acosando a su rival, pero les costaba encontrar caminos en los últimos metros.

Y en el 25 Cristiano Ronaldo volvió a tener una doble ocasión para abrir el marcador. Primero con un cabezazo a bocajarro que desvió al travesaño Sergio con un paradón. Después en el rechazo la tuvo con el pie, de nuevo a bocajarro, y la estrelló contra el poste. Desde luego esta temporada a CR7 le ha mirado un tuerto con los palos.

Sólo la falta de puntería (o las meigas) evitaban que el Real Madrid fuera por delante en la primera media hora del partido. En el 34 perdonó Aspas la primera ocasión del Celta después de un mal despeje de Casemiro. Zidane había aprendido la lección del Bernabéu y todos sus jugadores cambiaban de posición para hacer inútiles los marcajes al hombre dispuestos por Berizzo.

A Danilo le mira un tuerto

Pero el tiempo pasaba a favor del Celta, que tuvo su segunda ocasión clara en un paradón de Casilla en el mano a mano con Guidetti. Los locales empezaban a dar susto tras susto al Real Madrid. Pero el susto de muerte lo dio Danilo –sí, otra vez Danilo– en su portería. Fue tras una sucesión de errores en defensa y una buena combinación en ataque del Celta. Guidetti se plantó solo ante Casilla, que sacó su disparo con los pies, pero la pelota rebotó en Danilo y se coló en la meta madridista.

Al Madrid le tocaba tocar a rebato en el segundo tiempo. Dos goles en 45 minutos necesitaban los blancos si querían llevar al menos el duelo a la prórroga y seguir soñando con dar otro traguito a esta Copa. Pintaba feo, vive Dios. Lo intentaban los de Zidane con más ahínco que acierto. El Celta intentaba embarrar el partido con faltas que cortaran el ritmo de los blancos.

Misil de CR7

Un par de jugadas a balón parado daban fe de que el Real Madrid iba, pero no terminaba de llegar. Y fue precisamente a balón parado como los de Zidane igualaron el marcador. Un misil teledirigido de Cristiano Ronaldo, como en los viejos tiempos –como siempre– dio esperanzas a los madridistas, que se quedaban a un gol de la prórroga con casi media hora por delante.

Al Celta empezaban a pesarle las piernas y el partido se les estaba haciendo eterno. En el 66 Sergio Ramos tuvo en su cabeza el 1-2, pero su remate lamió por fuera el poste de Sergio. El capitán no se lo podía creer. Son de los cabezazos que lleva metiendo toda su vida y que han cimentado su leyenda de superhéroe del madridismo. Un minuto después Benzema también rondaba el gol. Los de Berizzo necesitaban tiempo muerto y el Real Madrid un gol.

Zidane metió a Lucas por Asensio para intentar buscar más velocidad y amplitud por fuera. Al Madrid le quedaba un cuarto de hora raspado para hacer un gol que llevara el partido a la prórroga. Morata por Isco era el segundo cambio de Zizou. Los blancos ya iban con todo, pero apenas con diez minutos por delante. Molto longos también en Balaídos.

Morata la tuvo en el 82. Paró Sergio. Y en el 84 el Celta no perdonó. Con el Madrid volcado al ataque, los de Berizzo hicieron el segundo. Lo logró Wass después de una buena jugada coral de su equipo que inició el siempre peligroso Aspas. Los blancos necesitaban dos goles en cinco minutos más el alargue. Lucas Vázquez hizo el 2-2 en el 90 después de una jugada a balón parado. Lo intentaron hasta el final, pero la falta de puntería y las meigas echaron a los de Zidane de la Copa del Rey.