Al Atlético le falla contra el Lille una de las cuatro patas de Simeone
La afición quedó dividida y los rojiblancos se desangraron
Los errores de Sorloth y un robo arbitral acaban con el Atlético
Simeone siempre ha defendido el alineamiento de lo que considera las cuatro patas que sostienen al Atlético, jugadores, cuerpo técnico, directiva y afición. «Necesitamos que estén fuertes, pero bien fuertes», ha deslizado en más de una y dos ocasiones. Ante el Lille, la última zozobró y la estructura se vino abajo.
Entre mecheros, cierres parciales de la grada y huelgas de animación se escapó el triunfo continental y todo ello desemboca en urgencias europeas. Porque sólo los ocho primeros se clasifican directamente a octavos de final. Y el Atlético, que recibía al Lille con el cinturón apretado por la debacle ante el Benfica, viajará a París con la soga al cuello.
La ola no llega a la orilla
Andaba el Atlético sumido en una relajación cuya índole estaba destinada a no fructificar. El inicio dominante del primer acto dio paso a una sosegada puesta de escena en el segundo que se trasladó del césped a la grada. O de la grada al césped, como quieran verlo. Sea como fuere, fue el principio del fin.
La presión adelantada del Lille coincidió en tiempo y forma con una pelea entre mismos aficionados cuya índole fue el mal común. Porque en la grada comenzaron a hacer la ola cuando el marcador reflejaba 1-0, ventaja mínima. Un gesto, tan pretencioso, que el karma actuó de inmediato. Gol de Zhegrova, diez minutos después de Jonathan David y partido complicado. La batalla entre sectores de la afición, silenciosa por un lado y jactancioso por otro, acabó con el Atlético cojo de un pie.
Julián da el paso
Simeone avisó. «Julián está cada vez mejor, encontrándose en la ciudad, con el equipo, con el grupo y empieza a mostrar todo lo diferencial que tiene. No tengo dudas de que en el lugar que juegue hará cosas diferentes». Y Julián, que ante el Lille jugó acostado a la izquierda, hizo cosas diferentes.
En realidad fue la segunda entrega de la serie que protagonizó contra el Leganés. Fue su partido con más recuperaciones (4) y duelos ganados (5) desde que viste la rojiblanca. Y únicamente disputó 33 minutos. Todos completó contra el Lille, en un ejercicio de entrega y fe que le valieron su primer gol en Champions con el Atlético. Dudó Toure entré conducir o ceder a su portero. Eligió la segunda y el que no zozobró fue Julián. De primeras, a la red.
Sorloth se estrella
Al noruego, que no es un virtuoso con el balón y carece de acierto goleador, le faltó la contundencia que hubiera impulsado a los rojiblancos. Tuvo una, dos y hasta tres oportunidades, pero Sorloth falló lo que parecía imposible. Es difícil de explicar para un futbolista que vive del gol. El encuentro hubiese sido otro. Noche aciaga del ariete noruego, noche trágica para el Atlético.
El nórdico estuvo tan cerca como lejos del gol. Griezmann le brindaba esos balones con música a los que únicamente les falta el instrumento final para sonar a gol. Pero Solorth estaba sordo de un pie. A medida que fue errando ocasiones, su confianza se minaba y el gol se escapaba. Tan cerca y tan lejos al mismo tiempo.
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