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El Atlético se despierta eufórico

La mayor goleada de su historia fuera de casa dispara las expectativas

Simeone rebaja la euforia: "Los favoritos son Madrid y Barça"

Atlético y Mónaco son los equipos más goleadores de Europa en este arranque

Preocupación ante la nueva lesión muscular de Memphis Depay

El Atlético se despierta eufórico tras la mayor goleada de su historia fuera de casa, aunque Simeone ya se encargó ayer de rebajar la euforia en la sala de prensa de Vallecas al recordar que «Madrid y Barcelona son los favoritos, nosotros sólo podemos estar ahí si ellos fallan». Con diez goles en tres jornadas, a pesar de no marcar en una de ellas, los rojiblancos son junto al Mónaco el equipo más anotador de Europa en este arranque de temporada, aunque esto no ha hecho más que empezar y hoy en el club lo que más preocupa es el alcance de la nueva lesión muscular de Memphis Depay.

El holandés no pudo ni siquiera acabar la primera parte, pero en los minutos que permaneció sobre el campo volvió a demostrar que es un delantero vital para el equipo. Suyo fue el origen del 0-1 y poco después apareció en el área para rematar un pase de Saúl y establecer el 0-2. Pese a que físicamente está muy lejos de sus compañeros está claro que su talento es descomunal, y por eso la posibilidad de que vuelva a pasarse un largo periodo en la enfermería sería una noticia pésima porque, además, dejaría a Simeone sólo con Correa y Morata como delanteros disponibles.

El 0-7 de Vallecas, eso sí, reforzó precisamente a Álvaro Morata, autor de dos goles y de una asistencia. El internacional lleva ya tres tantos y está más cerca del objetivo de 18 que se marcó con Simeone antes de que arrancara la temporada. Otro que salió por la puerta grande fue Saúl Ñíguez, cuya primera parte fue extraordinaria. El ilicitano ha opositado con éxito por la plaza que ayer dejó vacante por lesión el francés Lemar y parece que de momento ese puesto es suyo.

El Atlético tiene claro que cada empate o derrota le aleja del título porque el nivel de exigencia es máximo y se toma cada partido como si fuera una final. Esa es la mentalidad con la que el equipo volvió tras el Mundial y que ya marcó su final de temporada. Con ese objetivo afrontará el choque del próximo domingo ante un Sevilla que llegará colista al Metropolitano, y que el año pasado encajó seis goles, entre ellos el 1.000 de la era Simeone, marcado por un Memphis que parece descartado que pueda llegar a tiempo.