Andrés Iniesta, el futbolista que elevó a España al éxtasis

Iniesta metió el gol más importante en la historia del fútbol español hace 14 años

Iniesta, España
Iniesta con la Copa del Mundo 2010. (Getty)
Guillermo Sáez

El 11 de julio de 2010, Andrés Iniesta provocó que toda España gritara de euforia al unísono. Corría el minuto 116 de la final del Mundial de Suráfrica cuando el centrocampista recibió un pase filtrado por Cesc Fábregas y descargó con rabia todo su talento contra aquel balón que el portero de Holanda sólo pudo ver pasar. La Selección española ganaba la primera y única Copa del Mundo de su historia y el albaceteño ingresaba en el olimpo del fútbol por la puerta grande.

Aquella final coronó a la mejor generación que el fútbol español ha dado en toda su historia. Ya había ganado la Eurocopa 2008 y repetiría éxito continental en 2012, pero, sin quitar importancia a aquellos títulos, nada como ese Mundial ganado a Holanda en el estadio Soccer City de Johannesburgo.

«¡Iniesta de mi vida!», gritaba Juan Antonio Camacho por el micrófono de la retransmisión televisiva, mientras el jugador del Barcelona se quitaba la camiseta, mostraba su emocionado recuerdo al fallecido Dani Jarque y corría a abrazarse junto con sus compañeros en uno de los córners del campo. España ya podía sentarse en la mesa de las otras campeonas mundiales: Brasil, Alemania, Italia, Argentina, Uruguay, Francia e Inglaterra.

A pesar de que aquel año no ganó el Balón de Oro por una votación que sólo entenderán quienes participaron en ella, Iniesta confirmó con aquel zapatazo ante Stekelenburg que su nombre siempre caminaría parejo a la historia del fútbol mundial. Su importancia en el mejor Barcelona de Pep Guardiola, ese equipo que también lo ganó todo a nivel de clubes, no hizo más que engrosar su inagotable lista de méritos.

Catorce años después de aquella final inolvidable de Sudáfrica, Iniesta todavía no ha colgado las botas. Tras abandonar el Barcelona, club al que llegó siendo un niño y del que se marchó como una leyenda, probó suerte en el fútbol japonés y allí también logró convertirse en un ídolo para la afición del Vissel Kobe. Hace poco más de un mes, alcanzó la friolera de 1.000 partidos disputados en el fútbol profesional.

«Alcanzar esta cifra supone algo muy especial para mí. Cuando jugaba en la pista de Fuentealbilla o en el Albacete, mi sueño era ser futbolista, pero nunca pude imaginar que podría disfrutar de una carrera tan larga y tan bonita. Me siento un privilegiado por todo lo que he podido vivir y por todo el cariño recibido durante estos años. Mil gracias a todos los que me habéis apoyado, especialmente a mis padres y a mi familia, por su apoyo incondicional», se sinceró al convertirse en milenario.

A punto de cumplir 40 años, Iniesta apura sus últimos días de fútbol en Emiratos Árabes Unidos, hasta donde llegó el año pasado después de cerrar su etapa en el fútbol japonés. El centrocampista sabe que el final de su carrera se acerca. Cómo no iba a saberlo quien inscribió su nombre en la eternidad aquel 11 de julio de 2010.

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