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En Indiana

El All Star de la NBA se consagra como la gran pachanga mundial con récord de puntos

La Conferencia Este ganó en Indiana después de anotar 211 puntos

El All Star de la NBA, el partido que reúne anualmente a las mejores estrellas mundiales del baloncesto, se ha consagrado como la gran pachanga en Indiana. En una ciudad que respira baloncesto por los cuatro costados, la Conferencia Este se impuso a la Conferencia Oeste por el asombroso resultado de 211-186. Damian Lillard fue nombrado el MVP, aunque el premio podía haber recaído en cualquier otro. Por ejemplo en Karl-Anthony Towns, máximo anotador con 50 puntos…

La NBA es la gran competición del mundo, un espejo donde casi todas las grandes organizaciones deportivas, incluso las que no tienen nada que ver con el baloncesto, se miran para hacer las cosas bien a muchos niveles. Pero cada año topa con un pequeño lunar que no consigue quitarse por muchas fórmulas que aplique: el partido de las estrellas.

Este duelo, que en tiempos de Michael Jordan o Kobe Bryant se disputaba con intensidad, donde la victoria tenía un pequeño valor moral para los jugadores que la disputaban, hace tiempo que degeneró hacia una fastuosa pachanga. Es que no hay una palabra mejor para definirla. Los jugadores no defienden, trotan todo el tiempo y el juego queda reducido a un concurso de triples y mates donde la enchufa el jugador al que le da por ponerse a correr unos metros.

Otro buena muestra de lo que el partido es que LeBron James, jugador competitivo como pocos, pasó de puntillas por el parqué, jugando 13 minutos en los que sumó 8 puntos. La estrella de los Lakers se convirtió en el primer jugador que alcanza 20 presencias en el partido de las estrellas, pero hizo su aparición y poco más.

Adam Silver, el comisionado de la NBA, no pudo ocultar su mueca de contrariedad cuando le entregó a Lillard su trofeo de jugador más valioso de la noche. La liga ha probado diversas fórmulas para reanimar el partido de las estrellas durante los últimos años y esta vez había retomado la tradicional, pero tampoco funcionó. Toca seguir dándole vueltas a la cabeza para encontrar un difícil equilibrio: un partido emocionante que los jugadores, exprimidos físicamente durante toda la temporada, no afronten como un oasis de paz.