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Si usas estas palabras no estás hablando en castellano sino en valenciano

  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

¿A qué edad descubriste que, al llevar un pantalón a arreglar, no debes decir «subir el camal» sino «subir la pernera»? No hay por qué avergonzarse si acabas de darte cuenta de que «camal» es un término valenciano. Si necesitas un arreglo fuera de la Comunidad Valenciana, es probable que no te entiendan. Sin embargo, éste no es el único valencianismo que delata a un habitante de la región cuando interactúa con otros hablantes de castellano.

El valenciano, una lengua con una rica historia, se deriva del latín. Existen tres teorías sobre su origen. La primera es la teoría mozárabe, que sostiene que el valenciano es un idioma independiente que evolucionó del latín de forma aislada, incorporando elementos árabes y castellanos.

La segunda teoría, que recibe el nombre de la teoría de la repoblación, señala que el valenciano es una variante del catalán. La tercera, y menos popular, es la teoría occitanista, que plantea que el valenciano es parte de un grupo de lenguas occitanas interrelacionadas que comparten similitudes.

Palabras que son valencianismos

Los valencianismos son parte de la identidad regional. Cuando pides que ajusten la «pernera» de tus pantalones, fuera de la Comunidad Valenciana, es probable que no te entiendan. De la misma manera, el término «mocho» se utiliza en lugar de «fregona» en la región. Además, la «carlota» es como se llama la «zanahoria», una palabra que puede confundir a los foráneos.

Para pedir un café con hielo, lo habitual es pedir un «café del tiempo». Asimismo, cuando llueve en Valencia y terminas empapado, los locales dicen que están «chopados». Asimismo, el término «finca» se utiliza para referirse a los edificios en la ciudad, aunque para otros puede implicar tener un terreno en una zona rural.

En la Comunidad Valenciana, el término «chaflán» se refiere a la técnica de cortar una esquina formando un plano entre dos ángulos. Por otro lado, «festear» es una adaptación al castellano del valenciano y se utiliza para describir el acto de ligar.

Cuando el sol está fuerte, se dice que alguien se va a «torrar», como si estuviera expuesto a las brasas. Si la exposición al sol es extrema y da lugar a quemaduras en el cuerpo, se utiliza el término «socarrao», que proviene de las piezas típicas de cerámica valenciana llamadas «els socarrats».

Origen del valenciano

De acuerdo con la teoría mozarabista, el origen del valenciano se encuentra en la continuidad poblacional y lingüística durante el período de dominio musulmán en Valencia. Según esta perspectiva, el romance hablado en la región no desapareció, sino que experimentó una evolución hacia lo que se conoce como parla romanç. Evidencias como la toponimia y el testimonio de arabistas indican que, al tiempo de la conquista de Valencia por Jaime I, el romance local tenía una gran vitalidad.

Mozárabes y muladíes, que practicaban el bilingüismo diglósico, fueron los responsables de mantener el romance valenciano durante la dominación musulmana. La proximidad de las raíces del valenciano al latín sugiere que se deriva del latín hablado en la Península Ibérica antes de la invasión musulmana en el siglo VIII, con influencias árabes, provenzales (catalán), aragonesas, lemosinas y castellanas tras la Conquista en el siglo XIII.

La teoría de la repoblación argumenta que el Reino de Valencia fue colonizado por catalanes en las áreas costeras y por aragoneses en las comarcas interiores. Esta teoría postula que la invasión islámica en el siglo VII produjo una ruptura cultural y política tan significativa que la población valenciana perdió sus raíces y su lengua.

Según esta perspectiva, con la conquista de Jaime I, Valencia fue repoblada por aragoneses, catalanes y castellanos, creando una discontinuidad lingüística. El valenciano sería, según esta teoría, una variedad del catalán traída por los nuevos pobladores. Esta teoría se contrapone con evidencias de la permanencia de mozárabes y sus prácticas lingüísticas durante y después de la Edad Media.

La teoría occitanista propone que el valenciano es parte de un grupo de lenguas occitano-románicas, que incluye el gascón, provenzal, catalán, mallorquín, lemosín y languedociano. Según esta teoría, la lengua impuesta en Valencia no fue la de los pobladores, sino la de la Corte de Jaime I, que hablaba provenzal lemosina. Esta postura sugiere que la cultura de los trovadores de la Edad Media tuvo una gran influencia en la lengua valenciana.

Probablemente, el origen del valenciano sea una combinación de estas tres teorías. Es evidente que los mozárabes no desaparecieron tras la reconquista, y las lenguas romances del este peninsular y del sur de Francia estaban en continua interacción. Los repobladores del norte de la Corona de Aragón y Francia, aunque minoritarios, aportaron préstamos lingüísticos.

Estos repobladores no hablaban catalán, sino provenzal y occitano. Por lo tanto, una visión más realista del valenciano lo describiría como un dialecto del mozárabe con influencias del provenzal y del occitano, todas lenguas romances derivadas del latín.