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Sabes con certeza que eres de clase media-baja cuando haces alguna de estas 5 cosas antes de ir al trabajo

En España, las dinámicas de la clase media-baja están marcadas por un ritmo acelerado y una constante búsqueda de equilibrio entre trabajo, familia y presupuesto. Las primeras horas del día concentran múltiples responsabilidades: preparar a los hijos, desplazarse largas distancias o intentar desayunar algo rápido antes de salir.

Lejos de ser simples hábitos, las acciones que se repiten cada mañana funcionan como un termómetro de desigualdad. El tiempo limitado, los horarios laborales tempranos y los recursos justos hacen que muchas personas adopten costumbres funcionales pero poco saludables.

Las 5 costumbres típicas de la clase media-baja previas a salir al trabajo

Estas conductas detalladas a continuación, comunes dentro de la clase media-baja, evidencian las presiones estructurales de un modelo laboral que deja poco espacio para la pausa o la organización personal.

1. Saltarse el desayuno o comer algo rápido y poco nutritivo

El desayuno sigue siendo la comida más afectada por las rutinas de la clase media-baja. En España, una serie de estudios de la Universidad Oberta de Cataluña señalan que los adolescentes y adultos de entornos con menos recursos tienen hasta un 30% más de probabilidades de no desayunar.

En otros países, como Estados Unidos, uno de cada cuatro trabajadores afirma no tener tiempo para preparar algo antes de salir de casa.

La causa suele ser estructural. Quienes viven lejos de su lugar de trabajo o combinan empleo y tareas domésticas tienden a sacrificar el desayuno en favor de dormir unos minutos más o evitar el tráfico. La falta de planificación, producto del cansancio o de los turnos cambiantes, contribuye a que esa primera comida del día se posponga o se reemplace por un simple café.

Este hábito puede generar efectos visibles: menor concentración, fatiga temprana y un aumento del estrés. A nivel económico, también implica depender de alimentos ultraprocesados o de cafeterías, lo que acaba afectando el presupuesto.

2. Hacer varias tareas a la vez para ahorrar tiempo

El llamado multitasking matinal es otra práctica característica. En la clase media-baja, las mañanas suelen transcurrir entre vestirse, preparar la mochila de los hijos, desayunar de pie y revisar el teléfono.

En este marco, un estudio de Cambridge sobre rutinas laborales apuntan a que las personas con largas jornadas y desplazamientos tienden a aprovechar cada minuto para realizar múltiples actividades antes de salir.

La causa principal está en los horarios comprimidos. Con menos apoyo externo (niñeras, servicios domésticos o transporte propio), muchas familias deben combinar tareas personales con las del hogar. El tiempo se convierte en un recurso escaso, y cada acción se calcula en función del reloj. Sin embargo, la multitarea incrementa el nivel de estrés y reduce la calidad del descanso.

3. Revisar el móvil o las noticias nada más levantarse

Un informe de la consultora Deloitte revela que casi ocho de cada diez personas consultan el móvil en los primeros 15 minutos tras despertarse. En los grupos de clase media-baja, esta costumbre aparece con más frecuencia, sobre todo por la necesidad de controlar el transporte, responder mensajes laborales o revisar el estado del trabajo.

El móvil actúa como herramienta y obligación. Quienes comienzan el día con la alarma del teléfono acaban revisando notificaciones, correos o noticias incluso antes de levantarse. Este hábito puede parecer inofensivo, pero tiene efectos directos sobre la salud mental: la exposición temprana a información negativa o a demandas laborales genera ansiedad y sensación de urgencia.

En contextos de recursos limitados, la dependencia del móvil es funcional: se utiliza para planificar el transporte, coordinar tareas o calcular horarios. Sin embargo, cuando se convierte en el primer acto del día, refleja cómo la frontera entre la vida personal y el trabajo se ha difuminado. Un estudio publicado en ArXiv profundiza en esa cuestión.

4. Salir de casa sin preparar la comida del día

Preparar el almuerzo antes de salir exige tiempo, espacio y planificación. Por eso, en muchos hogares de clase media-baja, se opta por no hacerlo. Al madrugar o tener turnos extensos, se prioriza llegar a tiempo al trabajo, aunque eso signifique depender de comidas improvisadas o de máquinas expendedoras.

Llevar comida desde casa puede suponer un ahorro notable, pero no siempre es viable. Además, quienes deben atender múltiples obligaciones o salir de casa antes del amanecer rara vez disponen de ese margen.

5. Usar el trayecto al trabajo para «ponerse al día»

Para buena parte de la clase media-baja, el viaje hacia el trabajo no es un momento de descanso, sino una extensión de las tareas diarias. Se revisan mensajes, se hacen gestiones personales o se planifica el día mientras se viaja en transporte público o inclusive mientras se conduce, una conducta completamente irresponsable.

Un estudio del Centre for Economic Performance apuntó que el 95% de los trabajadores deja de hacer cualquier otra actividad no laboral para desplazarse, y comienza a trabajar inmediatamente al llegar. Definitivamente, este comportamiento demuestra cómo las fronteras entre vida laboral y personal se han reducido y cada vez son más difusas.