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La razón por la que nos gusta tanto el picante

Algo ocurre con el picante en la comida que hace que sean muchas las personas que no pueden vivir sin echar algo de pimienta negra o un poco de guindilla a todo aquello que comen. Incluso sin ser demasiado aficionado a la comida picante, siempre sorprende y apetece comer algo que nos haga sentir «algo» en las papilas gustativas. Una sensación que a pesar de ser del todo desagradable en la mayoría de ocasiones, o para la mayoría de personas, para otras en cambio es prácticamente una necesidad. Descubramos a continuación, la razón por la que nos gusta tanto el picante.

La razón por la que nos gusta el picante

En el mundo existen culturas donde la comida picante es la protagonista de la cocina. Hay límites claramente diferentes para cada persona, principalmente dependiendo de los hábitos alimenticios, pero ¿por qué la comida picante es cada vez más popular?.

Cuando degustamos un alimento especialmente picante, toda la boca es tocada por una sensación de calor muy fuerte. ¡Casi parece que nuestra lengua está en llamas! Algunas personas pueden manejar mejor este sentimiento, otras simplemente no pueden y eliminan los alimentos más picantes de su dieta. ¿La boca está realmente en llamas? Por supuesto que no, la respuesta está en la ciencia.

El ardor que siempre se asocia al consumo de alimentos picantes proviene de unos compuestos presentes en estos alimentos, los capsaicinoides . En realidad, cuando decimos que un plato tiene un sabor picante , estamos diciendo que la sensación que experimentamos es la de un alimento picante. La lengua no tiene papilas gustativas capaces de identificar los capsaicinoides y por tanto no podemos hablar de un sabor real.

Los capsaicinoides contenidos en los alimentos picantes llegan a la lengua e interactúan con una proteína ubicada en la superficie de las células de la lengua, la proteína TRPV1 . Es una proteína que se activa gracias al calor físico por encima de los 43°; es gracias a su activación si nuestro cuerpo es capaz de detectar el peligro con temperaturas muy altas. Los capsaicinoides activan la proteína y hacen que se transmita la misma señal a nuestro cerebro. Por eso, incluso en ausencia de altas temperaturas nos parece que nuestra boca arde y nuestro cerebro percibe una señal similar al dolor.

¿Comer comidas picantes nos hace masoquistas?

Aunque nuestro cerebro recibe una señal similar a la del dolor, la comida picante no es peligrosa para nuestro cuerpo, si se toma en las dosis adecuadas. Además, hay que recordar que algunas culturas basan su cocina en las especias más picantes y hoy en día existen multitud de concursos para degustar la comida más picante. ¿Por qué entonces, aunque parezca doloroso, tanta gente continúa comiendo estos alimentos hoy en día?

El psicólogo Paul Rozin ha dado una respuesta muy sencilla a la pregunta; su teoría también se aplica a actividades extremas, como hacer puenting o subirse a la montaña rusa. Estas situaciones se clasifican legítimamente como peligrosas a las señales que recibe nuestro cuerpo. Según Rozin, el ser humano se siente atraído por ellas, sobre todo por que sabe muy bien que en realidad es algo seguro. El picante gusta precisamente por la sensación de engaño que envía a nuestro cerebro : el dolor implica la liberación de endorfinas, que conducen a una sensación de euforia y bienestar.

Rozin cree sin embargo que no todo puede reducirse únicamente a la liberación de endorfinas. De hecho, dentro del cerebro humano existen dos zonas muy diferentes pero igualmente cercanas: la zona que entra en funcionamiento cuando sentimos placer y la que entra en funcionamiento si percibimos dolor. Según Rozin, el amor por la comida picante proviene de una interacción entre estas dos áreas del cerebro, donde la sensación de dolor se confunde con la de placer . El ser humano es consciente de que la sensación de ardor en la boca no está ligada a un peligro real: nuestra boca no está en llamas. Esto también es posible gracias a que la sensación de ardor desaparece al cabo de unos minutos y todo vuelve a la normalidad, por lo que se agradece aún más la comida picante.