Ni se te ocurra comer sandía si estás en esta lista: los expertos lo explican todo
La sandía tiene propiedades diuréticas y antioxidantes
Esta es la cantidad de sandía que debes comer para no engordar
No vuelvas a hacer esto con la sandía porque estás perdiendo dinero
La sandía, cuyo origen se encuentra en las riberas del Nilo hace más de 5.000 años, ha evolucionado significativamente desde su versión inicial amarga y poco apetecible. Introducida en España durante la dominación árabe en el siglo VIII con el nombre sindiyah, este fruto redondo, intensamente encarnado en su interior, crujiente, dulce y acuoso, se ha convertido en una de las frutas más consumidas en todo el mundo. Además de su delicioso sabor y textura, la sandía ofrece una serie de beneficios para la salud que la hacen aún más atractiva. Es diurética debido a su alto contenido de agua (93%), lo que favorece la eliminación de ácidos dañinos para el organismo.
La sandía también es beneficiosa para el cerebro debido a sus niveles de potasio y magnesio, esencial para la función nerviosa y muscular. El licopeno presente en su característico color rojo actúa como antioxidante, protegiendo contra enfermedades cardiovasculares e inflamaciones. Asimismo, su contenido en citrulina ayuda a la producción de arginina, beneficiando al corazón, el sistema circulatorio y el sistema inmunitario. Con su bajo aporte calórico, alto contenido en agua y nutrientes como minerales y vitaminas, esta fruta se convierte en un alimento ideal para los niños y adultos por igual.
Todo lo que debes saber sobre la sandía
La sandía es una fruta que ofrece un amplio abanico de nutrientes. Además de su delicioso sabor, esta fruta es una fuente notable de vitaminas A y C, potasio, licopeno, magnesio y betacaroteno. Cabe destacar que la concentración de licopeno y betacaroteno aumenta a medida que la sandía madura, lo que maximiza sus beneficios para la salud.
Uno de los principales beneficios de la sandía es su capacidad para cuidar la salud cardiovascular. Contiene citrulina, que se convierte en arginina en el cuerpo. Estos aminoácidos son esenciales para mantener la elasticidad de las arterias y los vasos sanguíneos, facilitando así un adecuado flujo sanguíneo.
Además, la sandía es una gran aliada en la pérdida de peso. Con su bajo contenido calórico (30 calorías por cada 100 gramos) y su ausencia de grasas, es una opción perfecta para comer en cualquier momento del día. Para la salud ocular, esta fruta proporciona una generosa dosis de betacarotenos, que en el organismo se convierten en vitamina A, crucial para prevenir la degeneración asociada con la edad y reducir el riesgo de desarrollar cataratas.
En términos de bienestar general, la sandía destaca por su capacidad para reducir la inflamación gracias a su alto contenido de antioxidantes. Estos compuestos ayudan a combatir la inflamación en el cuerpo, lo que puede beneficiar a personas que sufren de enfermedades como la artritis y el asma . Además, la sandía es conocida por aumentar los niveles de energía debido a su contenido de vitamina B6 y magnesio, nutrientes que son fundamentales para mantener un buen rendimiento durante todo el día.
Personas diabéticas
A pesar de sus múltiples beneficios para la salud, las personas con diabetes no deben comer mucha sandía por una sencilla razón: el azúcar que contiene esta fruta de manera natural. En este caso, lo mejor es consumir la sandía entera en lugar de licuarla como zumo, ya que de esta manera se conserva la fibra y el cuerpo absorbe el azúcar de manera más gradual, reduciendo el riesgo de que se produzcan picos de glucosa.
Además, las personas alérgicas a la sandía deben evitar completamente su consumo en cualquier forma. Los síntomas habituales de una alergia aliemntaria pueden incluir urticaria, picor en la lengua, los labios o la garganta, tos, dolor abdominal, vómitos y diarrea. Los síntomas suelen aparecer poco después de ingerir la fruta, aunque en algunos casos pueden manifestarse varias horas después.
Consejos de compra
Seleccionar la mejor sandía perfecta es clave para disfrutar de su dulzura y frescura. Para ello, hay varios trucos que pueden ayudarte a hacer la elección correcta.
- En primer lugar, observa cuidadosamente la cáscara de la sandía. Debe ser firme, lisa y libre de magulladuras. Una superficie uniforme y sin manchas blandas es indicativo de que la fruta está en buen estado.
- Además del aspecto externo, el tamaño y el peso son también factores importantes. Independientemente del tamaño, una sandía que sea más pesada de lo que parece probablemente esté llena de jugo y sea más dulce al gusto.
- Al tocar la sandía, dale un golpecito suave con los nudillos. Si suena hueca, es una buena señal, ya que significa que está jugosa y madura por dentro. Este sonido característico es una señal de que la fruta está en su punto óptimo de maduración. Evita las sandías que suenen opacas, ya que podrían estar demasiado maduras o incluso pasadas.
- Otro indicio de madurez es la mancha amarilla en la base de la fruta. Una mancha amarilla indica que la sandía ha madurado adecuadamente en el campo. Por el contrario, si la mancha es verde o blanca, la fruta aún necesita tiempo para madurar completamente antes de consumirla.
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