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Lo llaman el ‘Paraíso Azul’ y está en España: el destino que obsesiona a todos los franceses

  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

En un momento en el que los viajeros europeos buscan algo más que sol y playa, Francia ha puesto el foco en un destino español que parece tenerlo todo: Tossa de Mar. Situado en plena Costa Brava, este rincón catalán ha captado la atención de medios y turistas franceses por igual, quienes lo señalan como una escapada ideal por su belleza paisajística, su riqueza histórica y una gastronomía que mezcla tradición y modernidad. Y no es para menos: el «Paraíso Azul» es una postal viva donde el pasado medieval se funde con playas de aguas turquesas y callejuelas que invitan a perderse sin rumbo.

A diferencia de otros destinos saturados, esta localidad conserva un ritmo más tranquilo, casi íntimo. Quienes lo visitan no sólo encuentran paisajes que cortan la respiración, sino también una forma de vida pausada, amable y auténtica. Francia, que siempre ha sabido apreciar los lugares con alma, ha reconocido en este rincón catalán un verdadero «Paraíso Azul». Y ahora, más que una recomendación turística, Tossa se convierte en una invitación abierta a reconectar con lo esencial.

El ‘Paraíso Azul’ para unas vacaciones de ensueño

Uno de los aspectos más destacados de Tossa de Mar es su fisonomía. Dominando el paisaje desde un promontorio sobre el Mediterráneo, se encuentra la Vila Vella, una ciudadela amurallada declarada Monumento Histórico-Artístico Nacional. Este recinto fortificado del siglo XII es único en Cataluña por conservar su estructura original junto al mar. Pasear por sus callejuelas empedradas es viajar al pasado: torres de vigilancia, casas de piedra, antiguos cañones, muros gruesos que alguna vez protegieron a sus habitantes de corsarios y amenazas marítimas.

Desde sus miradores, como el de la Torre de Joanás, las vistas son espectaculares: acantilados que se desploman sobre el mar, calas escondidas entre rocas, y el azul profundo del Mediterráneo que da nombre al apelativo francés: el «Paraíso Azul». No es extraño ver a pintores tratando de capturar esa luz, esa atmósfera serena que combina la fuerza de la historia con la suavidad del paisaje costero.

La Iglesia de Sant Vicente, construida en el siglo XVIII, es un templo de estilo neoclásico ubicado en el centro del pueblo nuevo de Tossa de Mar. Su estructura sobria e imponente destaca por su amplitud. Fue edificada para sustituir la antigua iglesia medieval situada en la Vila Vella.

Tradición gastronómica con sabor a mar

Otro de los grandes atractivos de Tossa es su gastronomía, que hunde sus raíces en la vida marinera del pueblo. El plato más emblemático es sin duda el Cim i Tomba, un guiso típico de los pescadores locales, preparado con pescado fresco, patatas y una salsa de alioli que lo convierte en una experiencia inolvidable. Se trata de una receta sencilla, nacida en las barcas y transmitida de generación en generación, que hoy se presenta en las mesas de los restaurantes con un equilibrio perfecto entre lo rústico y lo refinado.

Playas de postal y calas secretas

Más allá del casco antiguo y su patrimonio, Tossa de Mar alberga playas de aguas cristalinas que invitan a detenerse, sumergirse y simplemente disfrutar del Mediterráneo. La más popular es la Playa Grande, situada justo al pie de la muralla medieval, lo que la convierte en una de las playas más fotografiadas de España. Su arena dorada y su ubicación privilegiada la hacen perfecta tanto para familias como para viajeros solitarios que buscan leer, descansar o simplemente escuchar el rumor de las olas.

Un entorno que invita a explorar

El encanto de Tossa no termina en sus murallas ni en sus playas. El entorno natural que la rodea ofrece un sinfín de posibilidades para los amantes del senderismo, la fotografía o simplemente del contacto directo con la naturaleza. Existen rutas señalizadas que recorren los caminos de ronda, antiguas sendas utilizadas por los pescadores, que bordean la costa y ofrecen vistas espectaculares del litoral.

También se pueden realizar excursiones en kayak, salidas en barco, o bucear en sus aguas limpias para descubrir la vida marina que habita sus fondos rocosos. Para los más curiosos, hay opciones culturales como el Museo Municipal de Tossa de Mar, que alberga obras de artistas como Marc Chagall, quien quedó tan impresionado por el lugar que lo llamó el «Paraíso Azul». Una expresión que, décadas después, sigue resonando con más fuerza que nunca.

Que Francia recomiende Tossa de Mar no es casualidad. El «Paraíso Azul» no es un eslogan publicitario: es una definición nacida del asombro genuino, de la emoción que despierta un lugar capaz de reconciliar al viajero con lo esencial. Así que, si estás pensando en hacer las maletas, si sientes que necesitas un respiro de verdad, si buscas un destino donde el mar y la historia se den la mano… no lo dudes. Tossa te espera. Y como muchos franceses ya han descubierto, basta una visita para entender que, a veces, el paraíso está más cerca de lo que imaginamos.