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Lo hacemos todo el rato y es peligroso. 3 alimentos que nunca debes congelar

  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

La gran mayoría de alimentos se pueden congelar para prolongar su vida útil, pero hay algunos que por sus características o su composición no son aptos para el proceso de congelación. Por lo tanto, congelarlos implica no solo cambios en su textura y sabor, sino también posibles problemas de salud para nosotros y nuestra familia. Es de especial interés conocer cuáles son los alimentos que no se pueden congelar.

En primer lugar, los huevos con cáscara. El problema es que al congelarse, la yema y la clara se expanden, lo que puede provocar que la cáscara se rompa y, en consecuencia, tengan una textura gomosa al momento de descongelarlos. Si queremos congelar huevos, debemos separar las yemas de las claras y almacenarlas en bolsas aptas para congelar.

En segundo lugar, verduras crudas ricas en agua, como pepino y lechuga. En este caso, el problema es que no se congelan como es debido porque durante el proceso de congelación se daña la estructura celular. Por lo tanto, estas verduras se vuelven un poco blandas al descongelarse, lo que afecta a su textura.

Y, en tercer y último lugar, las patatas crudas. Las patatas no se deben congelar sin cocinar previamente por su alto contenido de agua y su estructura celular. Al congelarse, el agua dentro de las patatas se convierte en cristales de hielo, lo que puede romper las células y hacer que la patata tenga una textura desagradable y suave al descongelarse. La solución es tan sencilla como cocer las patatas antes de congelarlas.

Cómo congelarlas las patatas cocidas

Una vez cocidas, debemos dejar que las patatas se enfríen a temperatura ambiente durante un corto período de tiempo. Para evitar la proliferación de bacterias, no es recomendable dejarlas mucho tiempo fuera, sobre todo en los meses de verano. Luego, las metemos en la nevera para que estén bien frías antes de congelarlas.

Dividimos las patatas en porciones y las metemos en bolsas para congelar o recipientes herméticos. Es recomendable utilizar bolsas para congelar que permitan eliminar tanto aire como sea posible antes de sellarlas, ya que esto ayudará a mantener la calidad de las patatas congeladas.

Y, por último, colocamos las bolsas en el congelador. Debemos asegurarnos de que están colocadas planas para que las patatas se congelen de manera uniforme. Es importante no apilar las bolsas hasta que las patatas estén completamente congeladas para permitir que la congelación sea adecuada.