Esta es la localidad de la Comunidad de Madrid en la que podrás llegar puntual a todos lados: no hay ni un solo semáforo
Las ciudades, especialmente las de mayor población, enfrentan problemas de tráfico a diario, con restricciones como las Zonas de Bajas Emisiones (ZBE) y una gran cantidad de señales de tráfico. Los semáforos y las glorietas son formas comunes de regular el tráfico en intersecciones, pero hay una localidad en la Comunidad de Madrid con más de 55,000 habitantes que no tiene ni un solo semáforo, lo que puede resultar difícil de creer.
Pinto, una ciudad al sur de Madrid, ha prescindido de semáforos en sus calles desde finales de la década de 1970. A pesar de haberse votado y asignado un presupuesto para instalar semáforos en 1979, los responsables de la ciudad decidieron reemplazarlos por sistemas más eficientes después de su instalación.
La localidad de la Comunidad de Madrid en la que no hay ningún semáforo
Pinto es un municipio de la Comunidad de Madrid, ubicado aproximadamente a 20 km al sur de la capital. Con una población de 55.208 habitantes según el INE 2023, se sitúa en un paisaje típico de la meseta castellana. En el suroeste, se encuentra el humedal de Los Estragales, el único en Pinto, donde se han identificado hasta 130 especies de aves diferentes.
El Ayuntamiento de Pinto decidió retirar todos los semáforos de la ciudad para reemplazarlos por rotondas, consideradas más efectivas en la regulación del tráfico en las intersecciones. A partir de 2006, comenzaron a retirar los semáforos, siendo los últimos en desaparecer los ubicados en la calle Castilla. Se podría pensar que esta medida puede aumentar el riesgo de atropellos al no haber una señal específica que obligue a los vehículos a detenerse en las intersecciones o pasos de peatones.
Sin embargo, a pesar de la ausencia de semáforos en sus calles, la ciudad de Pinto registra pocos accidentes de tráfico. Esto se debe a que los conductores respetan la señalización existente y las normas de circulación, dando preferencia a los peatones en los pasos de cebra. Esto demuestra que los semáforos pueden ser innecesarios si los conductores cumplen con las normas de circulación, lo que contribuye a reducir el número de accidentes en las calles.
En el otro extremo del ranking se encuentra Valencia, la ciudad europea con más semáforos por habitante y la segunda a nivel mundial, solo superada por Nueva York. Con aproximadamente 1.100 semáforos y una población cercana a los 800.000 habitantes, hay un semáforo por cada 727 residentes en la ciudad. Esta proporción es el doble que en Zaragoza y cinco veces mayor que en Bilbao. Comparativamente, Madrid cuenta con un semáforo por cada 2.700 personas, mientras que Barcelona tiene uno por cada 2.000 habitantes.
Ciudades sin semáforos
La iniciativa de eliminar semáforos y señales de tráfico tuvo sus inicios en Holanda en 1983, en el pueblo de Oudehaske, con 2,000 habitantes. Además de quitar todas las señales, se estableció una velocidad máxima de 30 km/h.
Este enfoque de «espacio compartido» busca promover el respeto y reducir los accidentes de tráfico. Se ha extendido a otras poblaciones en Holanda, como Frisia y Drachten, y en el Reino Unido, como Ashford y Wiltshire. En todos estos lugares, la medida no solo redujo los accidentes, sino que también contribuyó al ahorro energético y a disminuir la circulación de automóviles.
En Drachten, no se ha registrado ningún incidente grave desde la implementación del sistema de espacio compartido. Otros ejemplos exitosos incluyen a Ashford en el Reino Unido, con solo seis accidentes desde 2008; Christianfield en Dinamarca, donde la media anual de accidentes ha bajado de tres a cero; y Wiltshire, nuevamente en el Reino Unido, con una disminución del 35% en los accidentes de carretera.
Historia
El semáforo, un elemento icónico del urbanismo urbano, ha sido fundamental en la regulación del tráfico y la prevención de accidentes desde su invención hace casi dos siglos. Su origen se remonta a 1868, cuando el ingeniero británico John Peake Knight diseñó el primer semáforo para controlar el tráfico de vehículos, inspirado en señales luminosas utilizadas en el ferrocarril. Sin embargo, el primer semáforo moderno con luces rojas y verdes fue instalado en 1914 por Garrett Augustus Morgan en Cleveland, Estados Unidos.
La introducción del color ámbar en 1920 por William Potts en Detroit marcó un avance importante al transmitir una señal de precaución. En España, el primer semáforo se colocó en 1926 en Madrid, en el cruce de la calle Alcalá con la Gran Vía. Inicialmente, los semáforos solo regulaban el tráfico de vehículos, y no fue hasta la década de 1950 cuando se incluyeron figuras humanas para regular tanto a vehículos como a peatones.
A lo largo del tiempo, los semáforos han evolucionado, incorporando tecnologías como luces LED para reducir el consumo de energía y mejorar la visibilidad. Hoy en día, la regulación del tráfico se realiza mediante algoritmos desde centros de control especializados. A pesar de su discreta presencia, los semáforos han sido clave en la seguridad vial y la gestión del tráfico en las ciudades modernas.
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