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Esta es la cala de Galicia aparece y desaparece con la marea

En un país repleto de famosas playas y calas fotografiadas hasta la saciedad, todavía quedan rincones por descubrir. Lugares que no se anuncian con carteles ni aparecen en las guías turísticas tradicionales. Cala Sonreiras, en el municipio gallego de Cedeira (A Coruña), es uno de ellos. Su rareza y belleza natural han comenzado a atraer la atención de los más curiosos, y medios internacionales como National Geographic ya la han puesto en el mapa.

Pero, ¿qué hace tan especial a esta pequeña cala del norte de Galicia? No es únicamente su entorno virgen, su agua cristalina o su arena blanca, sino su comportamiento: Sonreiras aparece y desaparece cada día, envuelta por las mareas del Atlántico.

La playa que desaparece: una experiencia efímera y mágica

Cala Sonreiras no es una más. De hecho, durante buena parte del día ni siquiera parece una playa. El mar la cubre por completo hasta que la marea baja, dejando al descubierto una pequeña franja de arena escondida entre acantilados. Este fenómeno natural le da un carácter efímero, casi misterioso, que fascina a quienes logran verla en su momento justo.

Esta singularidad ha creado un ritual entre los visitantes: consultar las tablas de mareas antes de planear la visita. No hay improvisación posible. Si se llega demasiado tarde, solo se verá agua donde antes brillaba la arena. Pero quienes aciertan con el horario disfrutan de un paraíso íntimo y sereno, sin aglomeraciones ni bullicio.

Naturaleza accesible: llegar es fácil, pero se siente lejano

Una de las grandes ventajas de esta cala de Galicia es que, pese a su aspecto salvaje, no requiere grandes esfuerzos para acceder. Se encuentra cerca de Punta Sarridal, una zona poco transitada incluso en pleno verano. Tras dejar el coche en un aparcamiento cercano, basta con seguir una pasarela de madera que lleva directamente a la cala.

El camino es corto, cómodo y apto para todos los públicos, pero se recomienda llevar calzado cerrado para evitar resbalones en la bajada. Y aunque llegar no es difícil, la sensación que se tiene una vez abajo es la de haber descubierto un lugar remoto, íntimo y privilegiado. No hay servicios ni infraestructuras turísticas, y eso es parte de su encanto: aquí la única protagonista es la naturaleza.

Un entorno cargado de historia y paisajes sobrecogedores

Más allá de la playa, el entorno que rodea a Sonreiras es un regalo para los sentidos y la memoria. A pocos minutos se alzan los acantilados de Herbeira, con más de 600 metros de altura, considerados de los más impresionantes de Europa. También destaca el Faro de Robaleira, desde donde se pueden contemplar atardeceres espectaculares con vistas infinitas al Atlántico.

Además, la zona guarda un importante legado histórico. En Punta Sarridal se ha descubierto recientemente un castro celta del siglo V a.C., que añade un valor arqueológico al paseo. Y no muy lejos, se encuentra el Castillo de la Concepción, construido en 1747 tras un ataque inglés, hoy convertido en centro de interpretación. Este entorno combina mar, cultura y paisaje en una propuesta turística completa y sin artificios.

Cedeira: el sabor de lo auténtico a un paso del paraíso

A escasa distancia de la cala, la villa marinera de Cedeira ofrece el complemento perfecto a una jornada de desconexión. Aquí abundan los bares de toda la vida, las tabernas familiares y los restaurantes donde se sirve pescado fresco, marisco gallego y empanadas caseras.

El municipio ha sabido conservar su esencia sin renunciar a buenos servicios. Tiene encanto, ritmo local y una atmósfera amable que invita a quedarse.