Adiós al agua: éste es el sustituto que recomiendan los expertos
Existen multitud de falsos mitos sobre el agua con gas
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El agua con gas es una gran alternativa para hidratarse, acompañar las comidas o simplemente disfrutar de su sabor burbujeante, especialmente cuando se quiere sustituir bebidas carbonatadas pocosaludables. Este tipo de agua contiene dióxido de carbono, el cual es responsable de las burbujas que caracterizan su textura y, a pesar de su creciente popularidad, persisten varios mitos sobre sus efectos en la salud. Según Marian García, doctora en Farmacia y conocida como Boticaria García, el agua con gas puede ser natural, proveniente de manantiales que la contienen de manera inherente, o artificial, cuando se añade gas a presión durante el embotellado.
En comparación con el agua sin gas, el agua con gas tiene una composición alto diferente, ya que suele contener más minerales como magnesio, calcio, hierro y sodio, además de bicarbonato. Sin embargo, sus funciones básicas siguen siendo las mismas: proporcionar hidratación al cuerpo y ofrecer una parte de las sales minerales esenciales para el adecuado funcionamiento del organismo. Boticaria García destaca que el agua con gas es una muy buena opción para mantenerse hidratado, reafirmando su valor en una dieta saludable y equilibrada.
Beneficios del agua con gas
El debate sobre los refrescos es muy amplio: algunos los consideran adictivos, mientras que otros los ven como una fuente de componentes dañinos para la salud. Sin embargo, una experta en nutrición como Boticaria García, reconocida por su labor en medios y redes sociales, ofrece una perspectiva diferente sobre el agua con gas, desafiando varios mitos comunes.
En sus recientes publicaciones, la experta defiende el agua con gas como una opción saludable, desmintiendo las creencias erróneas que lo rodean. Uno de los mitos más extendidos es que esta bebida puede dañar los dientes. García aclara que el ácido carbónico del agua con gas no es dañino para el esmalte dental, ya que carece de azúcares y ácidos erosivos, a diferencia de los refrescos azucarados y otros alimentos ácidos.
Otro mito popular es que el agua con gas afecta negativamente la salud ósea. Boticaria García afirma que no hay evidencia científica que apoye esta idea, a diferencia de ciertos refrescos de cola que sí presentan riesgos para los huesos. Además, se ha rumoreado que el agua con gas puede provocar aumento de peso, pero García desmiente esto al explicar que no aporta calorías. Las burbujas pueden incluso ayudar a reducir el apetito, ofreciendo una alternativa a los refrescos azucarados.
También se ha cuestionado si el agua con gas puede elevar la presión arterial debido a su contenido de sodio. No obstante, diversos estudios indican que su consumo no afecta la presión arterial y puede ser seguro incluso para personas con hipertensión.
Por otro lado, resalta que el agua con gas es una excelente opción para la hidratación, igual que el agua normal. Además, puede facilitar la digestión al estimular la producción de jugos gástricos y aliviar la sensación de pesadez después de las comidas. Las burbujas pueden contribuir a una sensación de saciedad, ayudando a controlar el apetito y las ingestas excesivas.
El agua con gas también se distingue por su mayor contenido en minerales como magnesio, calcio y bicarbonato, que son esenciales para la salud ósea, muscular y nerviosa. Un estudio del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) sugiere que tanto el agua con gas como la sin gas pueden mejorar el perfil lipídico y reducir la glucemia en personas con hipercolesterolemia moderada, lo que podría ser beneficioso para quienes padecen diabetes.
En conclusión, beber agua con gas, no sólo durante el verano, es una excelente manera de mantenerse hidratado y cuiudar el buen funcionamiento del organismo.
Etiquetado
Para identificar correctamente el tipo de agua con gas que estamos bebiendo, es esencial prestar atención al etiquetado. Aquí se describen las distintas denominaciones.
Primero, el término «agua mineral natural naturalmente gaseosa» o «agua mineral natural carbónica natural» se refiere a un agua cuyo contenido en dióxido de carbono, después del envasado, es igual al que tenía en su origen. Si se añade gas para reemplazar el liberado durante el proceso de embotellado, este debe provenir del mismo manantial.
En segundo lugar, «agua mineral natural reforzada con gas del mismo manantial» se refiere a un agua cuyo contenido de dióxido de carbono, una vez envasada, es mayor que en su estado natural en el manantial. El gas adicional debe proceder del mismo manantial que el agua.
Finalmente, «agua mineral natural con gas carbónico añadido» se utiliza para el agua a la que se ha añadido dióxido de carbono que no proviene del mismo manantial del que se extrae el agua.
Estas definiciones ayudan a los consumidores a comprender mejor la procedencia y el tratamiento del agua con gas que están consumiendo, lo que les permite hacer una elección informada basada en sus preferencias y necesidades. Conociendo estas diferencias, pueden seleccionar el tipo de agua que más les guste.
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