El Museu Picasso expone «una película de la vida» del artista por medio de 156 grabados
La exposición tiene un gran valor porque enseña los últimos grabados de Pablo Picasso con un «lucimiento técnico impresionante», ya que el artista los realizó sobre la plancha directamente con una gran variedad de técnicas, con el aguafuerte como dominante, lo que ensalza totalmente su faceta como genio creativo, ha dicho.
«Dominó la técnica de manera magistral», ha explicado la comisaria, que a nivel temático ha celebrado la presencia de las grandes obsesiones de Picasso: mujeres desnudas que se enseñan de manera exhibicionista; el pintor y la modelo; sus antepasados; él mismo en autorretratos; sus contemporáneos; sus mujeres, escondidas; prostitutas; su padre, y obras suyas como ‘Las señoritas de Avignon’.
UNIVERSO DE REFERENTES
Los grabados también recorren un universo de referentes importantes para el pintor, como Rembrandt, Francisco de Goya, Eugène Delacroix, Édouard Manet y, sobre todo, Edgar Degas, que aparece en 38 escenas, así como referencias literarias, por ejemplo a ‘La Celestina’, de Fernando de Rojas, o a ‘La Maison Teller’, de Guy de Maupaussant lo hace a través de recreaciones, deconstrucciones y personajes escondidos, como alcahuetas y burdeles llenos de prostitutas.
Realizada entre octubre de 1968 y marzo de 1972, la edición de la serie es de la Galerie Louise Leiris de París, donde el conjunto se expuso por primera vez en 1973, y en 1980 pasó a formar parte de los fondos del museo barcelonés gracias a la donación de sus herederos.
Esa donación motivó una muestra en 1980, y desde entonces la serie no ha vuelto a exponerse de forma conjunta, sino que ha salido a piezas con motivo de otras exposiciones, pero su lectura en conjunto es ahora la que ofrece esta mirada «como de película de su vida».
Aunque ésta tenía originalmente 156 grabados, la serie expuesta tiene 155 en total, porque del grabado número 7 no se hizo edición, se perdió la plancha y solamente se conservan tres muestras en el mundo, una de ellas en el Museo Picasso de París.
«WORK IN PROGRESS»
La muestra sigue el orden cronológico, y contiene estampas, pruebas de impresor y pruebas de artista, que sorprenden al espectador con una especie de «work in progress» porque a veces sólo se modifican detalles y en otras ocasiones cambia el dibujo.
Picasso trabajó esta serie en su casa en Notre-Dame-de-Vie, en Mougins, hacia el final de su vida, que es cuando regresó al grabado en metal, y fueron los hermanos impresores Aldo y Piero Crommelynck con quienes trabajó esta obra, y que, precisamente, son los protagonistas del primer grabado de la serie.
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