Manhattan, ese lugar que llaman la jungla de asfalto, donde el sueño americano se cumple y la exclusividad toma forma con los millonarios que habitan los ostentosos rascacielos y esas casas de la postguerra del Upper East Side, donde una sola construcción cuenta con las amenidades completas que genera una experiencia de lo más exclusiva. Las grandes fortunas del mundo pisan sus calles y una de las grandes históricas, los Rockefeller, una muy adinerada familia estadounidense que lidera el mundo de los negocios con compañías de referencia mundial. Sus propiedades en la gran ciudad se contabilizan en múltiples, pero hay una que tiene el gran esplendor histórico, mezclado con un interior actual y unas amenidades que no te hace falta salir de casa. Hablamos de la venta de la casa de David Rockefeller, el filántropo multimillonario, fallecido en 2017, cuya mansión cumple las expectativas de todo sibarita.
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El apellido del magnate es sonado y sonoro, puesto que se interpreta bajo clave de poder, el hijo del magnate John D. Rockefeller tuvo una gran carrera de éxito, hasta que finalmente tomó las riendas de un imperio cuyo apellido reinaba en las más altas esferas. El que fue uno de los financiadores privados de la CIA, poseía un inmueble en el corazón de las mayores riquezas de la ciudad, el Upper East Side, la cual busca un adinerado sibarita que sepa valorar esta pequeña mansión de 57 millones de euros.
Historia
La mansión Rockefeller en Manhattan (Nueva York) tiene alrededor de 100 años de antigüedad y en 2018 fue adquirida por Doug y Lily Band por 20 millones de euros. Hay muchas razones para que el costo se haya elevado a poco más del doble, una de ellas es que se contrató al arquitecto Steven Harris y el diseñador Miles Redd para que hicieran una renovación completa y eso implicó hacer excavaciones para elevar algunos techos.
Dicha propiedad tiene un estilo renacentista colonial, ocupa 1.100 metros cuadrados en el interior, con ocho habitaciones en cinco niveles y 325 metros cuadrados al aire libre, divididos en un patio delantero y un trasero.
El interior
El salón principal aún mantiene un papel tapiz amarillo que está desde que la pareja Rockefeller aún residía ahí. También hay una sala de estar con paneles de madera, un comedor con espejos y tres cocinas, una para la familia y dos más para el servicio.
En el exterior se encuentra una sauna, gimnasio, simulador deportivo y en el interior, una sala de 100 metros cuadrados lo que permite que quienes hacen ejercicio se sientan como si estuviera a mitad de un estadio.
Aunque todo sigue conservando su aire clásico, hay algunos detalles modernos como un ascensor que se mueve por los cinco pisos y sistema A/V, mecánicos y calefacción, ventilación y aire acondicionado, de última tecnología.
Todo un espacio con las amenidades necesarias para vivir una vida de opulencia, sin salir de las cuatro magníficas paredes que visten la exclusividad en esta mansión Rockefeller.
