Ciencia

Urano, el planeta que huele a podrido

Tal vez lo observamos en telescopios y fotografías con su tono verde azulado y nos resulta armonioso y pacífico, casi como un Dios perfecto. Sin embargo, Urano es un gigante gaseoso que, según nuevas investigaciones, huele a podrido.

Este planeta, uno de los más grandes del Sistema Solar, es sin duda uno de los lugares más hostiles para la vida humana. A su atmósfera irrespirable ahora se suma un nuevo descubrimiento. Al parecer, las partes más altas contienen abundante sulfuro de hidrógeno. Para que te hagas una idea, este es el gas responsable del clásico olor a huevos podridos.

El estudio ha sido publicado en la revista Nature Astronomy. No obstante, no debe ser algo que nos preocupe, ya que este nocivo gas no va a ser olido por ningún humano probablemente nunca. De hecho, si alguien lo hace, seguramente será lo último que haga en su vida.

Aunque varias sondas han visitado Urano, sigue siendo uno de los grandes desconocidos del Sistema Solar. De hecho, los cúmulos que se arremolinan en la parte alta de la atmósfera del planeta formando densas nubes, nos eran un misterio hasta ahora que este grupo de investigadores ha descifrado su composición.

Urano, un planeta difícil

Urano, al igual que cualquier planeta gaseoso, es de difícil estudio para la tecnología humana. En este caso, este mundo atrapa en depósitos internos los gases formadores, por lo que quedan en niveles muy bajos, a los que no podemos acceder y que nos hacen muy difícil su detección con los instrumentos de que disponemos hoy en día.

Sea como fuere, la ciencia no deja de evolucionar y ahora podemos saber un poco más de este misterioso y alejado mundo que, pese a su imagen, es pura violencia contra la vida tal como la conocemos.

Urano, junto a Neptuno, forma parte del grupo de gigantes de hielo, como se conocen, de nuestro Sistema Solar. Se ubican justo después de la órbita de Saturno, que, en conjunción con Júpiter, son célebres como los gigantes gaseosos.

A diferencia de los gigantes gaseosos, donde se detecta gran cantidad de amoniaco en sus nubes, en Urano, y se cree que Neptuno debe ser parecido, es el sulfuro de hidrógeno el predominante.

Es posible que su origen tenga lugar en la formación del Sistema Solar, cuando el balance se determinó por la localización y temperatura de los planetas. Así pues, los más alejados acabaron con predominio de sulfuro frente a los gigantes más cercanos al Sol y cálidos, donde ganó la batalla el amoniaco.