Inventan unas flores robóticas capaces de dispensar el polen
La naturaleza y las nuevas tecnologías se unen de la mano por medio de un invento que ha conseguido revolucionar el mundo. Hablamos de unas especies de flores robóticas que son capaces de dispensar polen con la finalidad de hacerle la vida más fácil a las abejas. Se trata de un dispositivo único que basa sus esfuerzos en mejorar la población de unos insectos que han visto disminuido su número a causa de la acción del ser humano. A continuación te contamos todos los detalles de estas curiosas flores robóticas que han despertado la curiosidad de la comunidad científica.
Polen tecnológico
Muchos dicen que el arte es el inicio de todo, una afirmación que no siempre se cumple, sobre todo en los casos científicos pero que, sin embargo, puede aplicarse en este novedoso invento. Para hablar de este espectacular proyecto tenemos que centrarnos en Michael Candy, un artista australiano que ha logrado captar la atención de todo el mundo con su nueva obra: las flores robóticas. Se trata de un novedoso dispositivo con que el artista ha querido demostrar la capacidad que puede llegar a tener la tecnología para integrarse en la naturaleza, un proceso conocido como biomimetismo.
La clave de este dispositivo reside en mimetizarse con el entorno natural para pasar a ser una sección más del sistema de polinización biótico de la naturaleza. Hablamos de un proceso en el que intervienen una gran cantidad de seres vivos en el que las abejas tienen el papel protagonista. Para ello, estas flores robóticas cuentan con un sistema de servos y actuadores que tiene la función esencial de dispensar y distribuir polen y néctar sintético que, a su vez, pasa a formar parte del cuerpo de las abejas. Un proceso que está dando muy buenos resultados y que puede llegar a salvar la vida de muchas abejas.
El aspecto más difícil de este proyecto artístico-científico se ha basado en la capacidad de los científicos para conseguir que las abejas se vieran atraídas por este tipo de flores. La gran variedad floral que existe en el mundo ha dificultado un proceso que finalmente ha alcanzado el éxito gracias a al duro trabajo del equipo de Candy. «El concepto inicial era crear una herramienta que nos ayudase a monitorizar el vuelo de las abejas – señala Candy en Digital Trends- gracias a un poco de tinte que se dispensaba en estas flores y pintaba sus espaldas. De esta manera, podíamos conocer qué abejas visitaban qué zonas y cuándo lo hacían: una técnica no invasiva para hacernos con información cuantitativa útil y poder así fotografiarlas. Este proyecto ha demostrado que la tecnología y la naturaleza pueden vivir en armonía».
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