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Extraordinario hallazgo sobre el origen de la vida: puede cambiar la historia de la Tierra para siempre

  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

La búsqueda del origen de la vida ha sido una de las preguntas más fascinantes que la humanidad se ha planteado a lo largo de la historia. Durante siglos, distintas teorías y creencias han intentado explicar cómo surgió la vida en la Tierra sin la intervención de un creador divino. Desde que Charles Darwin sentara las bases de la evolución biológica con su teoría de la selección natural, hemos avanzado mucho en comprender cómo las especies han cambiado y evolucionado a lo largo del tiempo. Sin embargo, la pregunta sobre cómo empezó la vida misma sigue siendo un misterio.

Recientemente, un estudio publicado en la revista Nature Chemistry ofrece una pista importante que podría acercarnos a entender ese primer paso crucial, sugiriendo que el ARN, una molécula genética, podría haberse replicado sin necesidad de estructuras complejas o intervención externa. Esta investigación es especialmente significativa porque desafía la idea de que ciertos procesos biológicos, como la replicación del material genético, requieren una complejidad que sólo podría surgir de un diseño inteligente. En cambio, demuestra que, bajo condiciones adecuadas y en un ambiente similar al de la Tierra primitiva, las moléculas de ARN se pueden replicar de forma espontánea y sin enzimas.

El origen natural de la vida en la Tierra

Desde que Darwin expuso la teoría de la selección natural en el siglo XIX, la idea de que la vida evoluciona a partir de formas más simples ha ganado un respaldo enorme dentro de la comunidad científica. Sin embargo, en cuanto al inicio de la vida, los científicos se han encontrado con grandes retos para explicar cómo se pudo originar un sistema tan complejo como el ADN. Mientras Darwin no conocía la estructura ni función del ADN, hoy sabemos que el material genético es fundamental para la evolución.

Esto llevó a la creación del neodarwinismo, que incorpora la genética para explicar mejor los procesos evolutivos. Pero pese a estos avances, persisten voces que defienden que la complejidad de la vida no se puede describir sólo por mecanismos naturales, y que debe existir un creador o diseñador inteligente.

Entre estos argumentos, destaca la idea de la complejidad irreductible, que sostiene que ciertos órganos o procesos biológicos, como el ojo o la replicación del ADN, son demasiado complejos para haberse formado por etapas graduales y requieren de un diseño previo. Sin embargo, la ciencia ha logrado desmontar muchas de estas afirmaciones mostrando, por ejemplo, cómo el ojo pudo evolucionar a partir de estructuras más simples.

Clave de ARN

Ahora, el foco se ha desplazado a los orígenes de la vida misma y, específicamente, a la capacidad de las moléculas genéticas para replicarse y autocopiarse. En este sentido, el nuevo estudio publicado en Nature Chemistry marca un gran avance porque reproduce, en laboratorio, condiciones que podrían haber existido en la Tierra primitiva y observa que el ARN puede replicarse sin necesidad de proteínas o enzimas, sino sólo con nucleótidos activados y un ambiente adecuado.

El ARN, ácido ribonucleico, es una molécula similar al ADN pero más simple, que algunos científicos consideran pudo ser el precursor del ADN en la evolución temprana. Se cree que el ARN no solo almacenaba información genética, sino que también pudo tener funciones catalíticas, es decir, pudo actuar como una enzima para acelerar reacciones químicas esenciales.

Esta dualidad hace que el ARN sea un candidato ideal para explicar el origen de la vida. El experimento de los investigadores consistió en crear una solución acuosa con sales de magnesio, un pH ligeramente alcalino y temperaturas suaves, condiciones que simulan el ambiente de la Tierra hace miles de millones de años.

En ese medio, añadieron nucleótidos activados, que son los bloques básicos para formar cadenas de ARN, y observaron que estas moléculas se ensamblaban guiadas por una hebra preexistente, formando nuevas cadenas sin ayuda de enzimas ni estructuras celulares.

Este hallazgo es muy importante porque hasta ahora se creía que la replicación del material genético requería de sistemas complejos y proteínas específicas. Sin embargo, demostrar que el ARN puede replicarse en un entorno simple y sin maquinaria celular abre la posibilidad de que la vida surgiera de manera gradual y natural, sin necesidad de saltos imposibles o intervenciones externas.

En otras palabras, la complejidad de la vida pudo haber evolucionado desde moléculas mucho más sencillas que lograron reproducirse y autoreplicarse, creando con el tiempo sistemas biológicos más complejos. Esto desacredita la idea de la complejidad irreductible y refuerza la teoría evolutiva que sostiene que la vida es producto de procesos naturales acumulativos.

Además, este avance tiene implicaciones para la búsqueda de vida en otros lugares del universo. Si el ARN puede replicarse en condiciones simples y naturales, entonces los ingredientes para la vida podrían no ser exclusivos de la Tierra, sino que podrían formarse en ambientes similares en otros planetas o lunas.