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Estudio revela efectos positivos de la meditación en el cerebro

La meditación tiene efectos positivos en el cerebro que pueden contribuir a una mejor salud mental y emocional.

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  • Francisco María
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Un estudio publicado en 2016 en la revista Biological Psychiatry aportó evidencia científica robusta sobre los efectos de la meditación consciente. Este estudio fue el primero en demostrar que la meditación consciente puede modificar el cerebro de personas comunes.

El estudio fue liderado por J. David Creswell, profesor adjunto de psicología y director del Laboratorio de Desempeño Humano y Salud en la Universidad Carnegie Mellon. Veamos de qué se trata.

La investigación de Carnegie Mellon

El estudio involucró a 35 hombres y mujeres desempleados que experimentaban altos niveles de estrés. Los participantes fueron divididos en dos grupos: uno recibió entrenamiento formal en meditación consciente en un centro de retiro. El otro realizó una práctica falsa de la meditación, enfocada en la relajación y la distracción de las preocupaciones.

Ambos grupos realizaron actividades similares, como ejercicios de estiramiento, pero con enfoques distintos. Después de tres días, los dos grupos informaron sentirse renovados y más capacitados para manejar el estrés del desempleo.

No obstante, las tomografías cerebrales de seguimiento revelaron diferencias significativas únicamente en el grupo que practicó la meditación consciente. Estos participantes mostraron mayor actividad y comunicación entre las áreas del cerebro relacionadas con las reacciones al estrés, así como en las zonas asociadas con la concentración y la tranquilidad.

Cuatro meses después del estudio, aquellos que practicaron la meditación consciente presentaban niveles más bajos de un marcador inflamatorio en la sangre, en comparación con los integrantes del otro grupo.

Otro estudio llamativo

Un estudio llevado a cabo en 2023 reveló que la meditación tiene un impacto positivo en la conectividad funcional del cerebro. Este trabajo fue coordinado por profesores de la Universidad de La Laguna y la Universidad Jaume I de Castellón, en colaboración de investigadores de la Universidad de California y el King’s College de Londres.

El estudio demostró que alcanzar el estado de silencio mental con frecuencia fortalece las redes cerebrales asociadas a la atención y el control ejecutivo, mientras que debilita la divagación mental. Estos hallazgos fueron publicados en la revista Frontiers in Human Neuroscience.

El equipo de investigadores comparó la conectividad funcional en estado de reposo entre 23 expertos en meditación Sahaja Yoga y 23 personas sanas sin experiencia en meditación. El análisis se centró en regiones cerebrales que, en estudios previos, mostraron diferencias estructurales entre estos dos grupos.

Los mapas de conectividad funcional revelaron que los meditadores a largo plazo presentan un aumento en la conectividad funcional directa entre las regiones frontales ventrales y dorsales. Estas áreas se encuentran relacionadas con la atención y el control cognitivo.

Este estudio proporcionó evidencia de que la meditación a largo plazo puede inducir cambios tanto en la estructura como en la función cerebral.

La investigación clásica

En 2002 el monje tibetano Mingyur Rinpoché participó en un estudio científico sobre la meditación y su impacto en la actividad cerebral. Se sometió a una prueba que involucraba el uso de un electroencefalograma (EEG), con el uso de 236 sensores.

El protocolo consistía en que Mingyur meditara sobre la compasión durante un minuto, seguido de un descanso de 30 segundos. Esta secuencia se repitió cuatro veces para garantizar la fiabilidad de los resultados. John Dunne, un erudito budista que trabajaba en la Universidad de Wisconsin, actuó como intérprete, transmitiendo las instrucciones a Mingyur.

Cuando Mingyur comenzó a meditar, los monitores registraron un aumento súbito en la actividad cerebral. Inicialmente, se pensó que el incremento podría deberse a un movimiento que habría desplazado los sensores, pero, curiosamente, la actividad se mantuvo constante durante toda la meditación sin que Mingyur hiciera ningún cambio postural.

Durante los periodos de descanso, los picos de actividad se reducían, pero no desaparecían por completo. Esto sugería que la meditación estaba teniendo un impacto significativo en su actividad cerebral.

Este estudio fue dirigido por Richie y Antoine Lutz, del Centro de Investigación en Neurociencias de Lyon. Se le considera un clásico en el tema.

Beneficios clásicos de la meditación

Uno de los efectos más estudiados de la meditación en el cerebro es la disminución de la actividad en la amígdala, una región del cerebro relacionada con la respuesta al miedo y al estrés. Al meditar de forma regular, se reduce la activación de la amígdala, lo que disminuye la sensación de ansiedad y mejora la capacidad de manejar situaciones estresantes.

Además, la meditación puede aumentar la actividad en la corteza prefrontal, una región del cerebro asociada con la toma de decisiones, la concentración y la regulación emocional. Esto se traduce en una mejora de la atención, la memoria y la capacidad para controlar las emociones, lo que contribuye a una mayor estabilidad emocional y un mejor rendimiento cognitivo.

Otro efecto positivo de la meditación en el cerebro es el aumento de la materia gris en regiones como el hipocampo, que está involucrado en la memoria y el aprendizaje. Este incremento en la materia gris se ha asociado con una mejor capacidad para procesar la información y recordar con mayor facilidad, lo que puede ser beneficioso tanto en la vida cotidiana como en la prevención de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.

Procesando información

Por último, la meditación también puede favorecer la conectividad entre diferentes regiones del cerebro, lo que se traduce en una mayor integración y coordinación de la actividad cerebral. Esto puede mejorar la capacidad para procesar la información de manera más eficiente, favoreciendo la toma de decisiones y la resolución de problemas.

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