Las energías renovables basadas en los océanos son la opción más prometedora contra el cambio climático
El cambio climático es una realidad que se puede acelerar mucho en los próximos diez años si no se toman medidas urgentes e inmediatas, incluso más de las que ya se están tomando. Así pues, algunos expertos consideran que el futuro debería pasar por las energías renovables basadas en los océanos como la posibilidad a corto y medio plazo que pueda ser más eficiente y provechosa.
Sin duda, la fuerza del mar y de los océanos es enorme. Si aprendemos a manejarla en nuestro provecho, podremos hacer frente a la necesidad de la energía del mundo actual a la vez que no aceleramos el cambio climático y hacemos frente a su desafío, tal como se ha visto en un nuevo estudio publicado en la revista Frontiers in Marine Science.
Según los expertos del CNRS, el Centro Nacional de Investigación Científica de Francia, encabezados por el doctor Jean-Pierre Gattuso, se ha prestado poca atención a día de hoy a los océanos como opción interesante para desarrollar energías renovables no perjudiciales para el planeta en comparación con las terrestres.
Sin embargo, el mayor problema y la frontera más peligrosa con la que se topan los investigadores no está en la naturaleza, sino en las leyes y fronteras. Existen inconvenientes de gobernabilidad, aunque los beneficios a nivel local y global serían muy beneficiosos si existiese verdadero interés y cooperación política.
Los beneficios de las energías renovables basadas en los océanos
Según el grupo de investigadores, la energía basada en el océano permitiría eliminar hasta un 25% de las emisiones de CO2, llamadas emisiones antropogénicas de dióxido de carbono. Es decir, suficiente para reducir el impacto de la actividad humana en la evolución del cambio climático, cada día más veloz e irreversible.
Para llegar a esta conclusión, se evaluaron más de una docena de medidas locales y globales de diversas categorías, como la concentración de CO2 en la atmósfera, el crecimiento de la radiación solar que se refleja en el espacio, los impactos del propio cambio climático y la protección de los ecosistemas marinos.
Así se dedujo que la energía de las olas y otras categorías como los parques eólicos marinos tendían un potencial espléndido para reducir las emisiones de CO2, además de que serían mucho más rentables si se implementaran a gran escala.
Curiosamente, para llevar a cabo este proyecto, tan solo haría falta un acuerdo entre gobiernos y una apuesta clara y decidida. Así se podría reducir la acidez del océano e incluso mejoraría la recuperación y conservación de vegetación costera y pastos marinos.
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